Paro en Argentina con claros tintes políticos
Buenos Aires, 10 abr (PL) Centrales sindicales opositoras en Argentina convocaron a un paro que afectará principalmente hoy a esta capital y al conurbano, y que por el comportamiento, declaraciones, intereses y manejos de sus principales convocantes tiene claros tintes políticos.
El paro asemeja una radiografía de cómo está dividido hoy el sindicalismo en Argentina, y los intereses personales que interactúan en él.
No son pocos los sindicatos aglutinados a uniones gremiales opositoras que respaldan la huelga de 24 horas, pero también hay muchas organizaciones de trabajadores que la rechazan, como las afiliadas a la Confederación General del Trabajo, que dirige el metalúrgico Antonio Caló, y la Central de Trabajadores de Argentina (CTA), de Hugo Yaski.
Para evitar que la gente, sindicalizada o no, asista al trabajo, los partidarios de la acción de fuerza planearon bloqueos de avenidas, autopistas y calles, interrumpir el servicio de combustible y, sobre todo, paralizar el transporte de ómnibus y trenes interurbanos y subterráneos.
Para Caló, dirigente del robusto sindicato de metalúrgicos, «no hay razones que justifiquen un paro, mientras el diputado Roberto Feletti consideró que «hay un bloque sindical que quiere restaurar un modelo conservador junto a fuerzas opositoras».
El legislador Martín Insaurralde describió la medida del sindicalismo opositor de extorsiva y que forma parte de una Argentina del pasado.
Lo convocaron en principio Hugo Moyano, aspirante desde hace tiempo a político y cabeza de la llamada CGT Azopardo, y Luis Barrionuevo, expolítico puntero de la denominada CGT Azul y Blanca, ambas opositoras. Son individuos que han combinado el sindicalismo con la política.
Barrionuevo, radicado en Mar del Plata, fue diputado y senador del Partido Justicialista (PJ) por la provincia de Catamarca; actualmente lidera el sindicato de trabajadores del turismo y gastronómicos, y según artículos periodísticos tiene estrechos nexos con corporaciones como el grupo Clarín.
Su esposa, Graciela Camaño, es en la actualidad diputada nacional por el bloque del opositor Peronismo Federal.
Moyano, residente igualmente en Mar del Plata, titular del gremio de los camioneros, fue diputado provincial en Buenos Aires (1987-1991), también por el PJ de cuyo segmento bonaerense fue su vicepresidente y titular interino, de 2009 a 2011.
El extinto presidente Néstor Kirchner le restituyó en 2003 la personalidad jurídica al sindicato de los camioneros que la dictadura cívico-militar (1976-1983) le retiró; sin embargo, discrepancias posteriores con el entonces mandatario convirtieron a Moyano en febril opositor.
En 2013 se alió para las elecciones legislativas de octubre al empresario millonario Francisco Narváez, a quien prometió el apoyo del gremio a cambio de ser incluido en su lista a diputados, entre otros aspirantes, pero sus planes sucumbieron al igual que las del defenestrado partido de Narváez.
Ahora busca apoyo y da respaldo a políticos en la oposición como Sergio Masa, cabeza del Frente Renovador, y se ha reunido con el socialista Hermes Binner, de Santa Fe, y Julio Cobos, quien retornó al radicalismo.
Tanto Masa como Cobos tienen el común denominador de haber ocupado altos puestos en la administración de la presidenta Cristina Fernández y ahora son sus rivales. El primero fue jefe de Gabinete y el segundo vicepresidente durante el primer mandato de la dignataria.
Moyano prometió paralizar al país al sacar de las calles a los principales medios de transporte, además de afectar servicios básicos. Los gremios de ese sector La Fraternidad y la Unión de Transportistas Automotores lo respaldan a medias.
También se sumaron al paro el sindicato de estaciones de servicio, que dirige Carlos Acuña, diputado provincial en Buenos Aires por el Frente Renovador y aliado de Masa, y el frente opositor de la CTA, que dirige Pablo Michelli, con fuerza en los gremios del sector estatal, cuyas reivindicaciones son más honestamente sindicalistas que políticas.
El Frente de Izquierda de Trabajadores, que aglutina a los partidos y grupos de la extrema izquierda, de tendencia trotskista, también respalda el paro y anunció que hará piquetes para bloquear el acceso a la capital.
Desde anoche miles de mensajes en las redes sociales condenan la huelga en la llamada campaña «Yo no paro», que apoyan trabajadores municipales, docentes y empleados a través de Twitter, Facebook y otras plataformas. El hashtag #YoNoQuieroParar fue tendencia en Argentina, reportó Infonews.
Mientras tanto, la presidenta Cristina Fernández minimizó el paro al ser inquirida por la prensa, a la que simplemente respondió: «Todos tienen derecho a hacer huelga y está bien».
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