Oficio que sobrevive

Por Guillermo Robles Ramírez

Las nuevas generaciones torreonenses desconocen lo que antes se le conocía como la zonguiririrongui, la zonaja, la zopa, zona roja o tolerancia, también conocido como el Sector Cuatro, porque estaba conformado por sus cuatro limitantes poniente Colon, norte la Bravo, oriente la Comofort y al sur la Allende.

Para los jóvenes laguneros que no llegaron a conocerlo pues su clausura representó el clandestinaje de la prostitución y la proliferación en todo el centro de la ciudad de Torreón.

La función de la zonguiririrongui, había cumplido su objetivo durante décadas que era concentrar en un solo lugar a todas aquellas mujeres que practicaran el oficio más antiguo del mundo que también se les conocía como «damas galantes», y no como ahora taiboleras o para los hombres jóvenes empresariales «escorts».

Pero aparte de tener un lugar en específico para que se ejerciera de manera legal la prostitución porque aparte de construirse un perímetro en su alrededor se llevaba un registro con sus generales incluyendo fotografía para que una vez a la semana acudieran a su chequeo médico para saber si no tenían alguna infección peligrosa de transmisión sexual y el municipio hacía sus rondines todas las noches al sector cuatro para checar que sus tarjetones estuvieran en orden y actualizado para que pudieran trabajar.

En ese glamur de los bajos mundos e instintos, siendo un mal necesario se concentraban cantinas abiertas durante toda la noche y madrugada sirviendo bebidas alcohólicas sin que ninguna autoridad interviniera, a excepción si se presentaba algún tipo de actos de violencia que no pasaba de los típicos pleitos de borrachos teporochos, y obviamente la cacería de los policías era saliendo de la zona de tolerancia, y por el delito de manejo en estado de ebriedad.

La zonguiririrongui se le decía así porque desde el momento que se entraba se escuchaba la música popular en donde no faltaba alguna noche las canciones de «Chico Che» donde la raza podía bailar ahí o simplemente aprender el baile de la cumbia tropiquera, y con unas cuantas copas encima se aprendía rápido y hasta la improvisación de nuevos pasitos.

Pero aparte de representar un control sanitario; precisamente ahí siempre iban a dar los raterillos comunes como los carteristas o los ladrones de domicilio que más tardaban en revenderlas para gastárselo en la zona roja, que en atraparlos ahí acompañado de alguna «dama galante».

Después de su existencia por más de noventa décadas fue necesario su clausura pues cada vez su degeneración en el interior del sector cuatro, en donde las autoridades se percataron que vivían  familias con menores de edad en su interior. También fue una temporada donde migraron muchos travestis y otros simplemente salieron del closet para darse la vida loca ofreciendo sus servicios al igual que una sexoservidora y compitiendo considerablemente con las «damas».       Su motivo de mayor importancia para la clausura fue la falta de planeación y urbanización de mantener resguardado los límites del «sector cuatro», pues la ciudad fue creciendo e invadiendo el perímetro de la zona de tolerancia y el descontrol poblacional en su interior, tomando la decisión de su cierre por el entonces presidente municipal Carlos Román Cepeda y desalojo de familias que vivían adentro.

Su decisión fue muy aplaudido por los torreonenses en un principio de su administración en el año del 91,  más nunca se pensó su proliferación en el centro de la ciudad donde se iba a dar no se podía mantener un control sanitario y con el tiempo causó molestia para la ciudadanía la mala imagen que se estaba dando en la ciudad siendo cada vez más común encontrarse prostitución de ambos sexos en las calles de Torreón.

Administraciones posteriores al de Carlos Román Cepeda, se hicieron propuestas para reabrir una zona de tolerancia ubicada fuera de la ciudad pero hasta ahorita no ha sido posible.

En la actualidad ya no se trata de un problema de reubicación sino de la modernidad porque de las calles pasaron a los diferentes grupos de redes sociales desde Facebook, y grupos de WhatsApp. El mercado de la prostitución en Torreón, no solo ha crecido sino se ha convertido en algo más complejo y organizado en donde se puede encontrar catálogos para todos gustos. Así como “chicas bien” o “fresas”, que ofrecen su servicio a cambio del patrocinio ya sea para el celular de moda, ropa o hasta operaciones, pero dicho oficio de prostitución se encuentra disfrazado y minorizado con un modismo conocido como “Sugar Daddy”.

Una profesión que gracias a la historia de Torreón, se concluye fácilmente que nunca se logrará acabar, sino simplemente se adapta, se reforma y se moderniza. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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