
No son tan malos como parecen
Por Guillermo Robles Ramírez
Es innegable que los vendedores ambulantes son una parte integral de las economías urbanas de todo el mundo, ofreciendo un fácil acceso a una amplia gama de bienes y servicios en los espacios públicos.
Se vende de todo, desde verduras frescas, hasta alimentos preparados. No siendo solo comida sino también materiales de prendas de vestir y artesanías, llegando a los materiales de construcción. Y tampoco se queda atrás el rubro de electrónica que abarca desde domésticos a consumo para la reparación de automóviles y también servicios como corte de cabello.
Por percepción de esta economía informal se encuentran bien localizados por toda la población; al igual que las autoridades saben en dónde se ubica cada uno.
Más no obstante bajo esa sombra existen muchos otros más que se consideran dentro de esta parte de la economía informal, al que sienten derecho a participar sin ser molestados por ninguna autoridad. Son los limpia brisas, payasitos, mariachis, acróbatas, malabaristas, vendedores de chucherías como lentes para el sol, relojes, porta celulares para el auto, entre otros y no puede faltar la venta de flores para contentar a la novia, esposa, amante cualquiera que sea la circunstancia de cada uno. No puede faltar alguno de los mencionados anteriormente en las principales calles, avenidas en donde existe un semáforo para ofrecer su servicio o mostrar su mejor destreza mientras esperan los automovilistas a que la luz verde cambie para continuar su camino.
En apariencia este último grupo puede verse de manera injusta, cada vez que alguna autoridad por medio de elementos de seguridad pública los desaloja de los cruceros por considerarse prohibido, y los quejosos “comerciantes ambulantes”, bajo el argumento “…estoy ganando la vida de manera honesta…”, siente que es el derecho valido para llevar unos cuantos pesos a sus hogares.
Esto pudiera tocar la sensibilidad para una parte de la población dependiendo de la localidad. Pero se ha comprobado por medio de varios reportajes de diferentes medios periodísticos que muchos de ellos, principalmente los que solo piden un peso como ayuda y limpian vidrios; terminan juntando en cuatro horas de jornada diarias no menos de 1000 pesos y muchos de ellos al final de un mes logran recaudar lo mismo o, hasta más que un profesionista al que le es descontado su respectivo impuesto a diferencia de los otros que ganan ese dinero en menos horas y sin declarar.
Usted lector ya sabrá si alguna vez siente tratarse de una injusticia o, considera que es una falta de sensibilidad por parte de las autoridades y que están actuando injustamente en contra de estas personas. Un grupo de personas que ni pertenecen a una economía informal como parte integral de la cadena de producción formal o, al igual si considera que las autoridades están actuando deshumanamente: piénselo dos veces.
Por otra parte, a quienes siempre han considerado como la parte negativa de la economía formal es al comercio informal a quien se le ha atacado con acciones de desalojo de sus puntos de venta. En donde autoridades fiscales están convencidos que recaudarán mucho dinero de un puesto de taquitos, hamburguesas, gorditas, así como también consideran que incorporándose a la formalidad pagando impuestos federales, así como en el IMSS, podrán continuar vendiendo una gordita entre 20 o 30 pesos mexicanos. ¿Cuánto tendría que aumentarle a las gorditas para la emisión de factura, timbradas por internet e inscrito en el Seguro Social, primero como patrón y luego a sus familiares?. Solo hagan cuentas en cuánto tendrían que vender sus gorditas en este sencillo ejemplo.
Pero así se encuentran la situación de muchos otros vendedores ambulantes que se les ha satanizado de alguna manera, pero no todo es tan malo como parece o al menos no todo se ve del color del cristal con el que se mira.
Los vendedores ambulantes también fortalecen a sus localidades porque la mayoría de ellos son la principal fuente de ingresos para sus hogares, llevando comida a sus familias y pagando gastos escolares de sus hijos.
También éstos trabajadores informales tienen fuertes vínculos con la economía formal. Solo por mencionar más de la mitad de ellos compran sus mercancías que venden a empresas formales y mejorando los precios a muchos de los clientes que trabajan en empleos formales.
Contrario a lo que se dice sobre la falta de higiene de sus espacios, los vendedores ambulantes tratan de mantener las calles limpias y seguras para sus clientes y proporcionarles un servicio amable y personalizado.
Como parte de la cadena de la formalidad los vendedores ambulantes crean puestos de trabajo, no solo para ellos sino para los porteros, veladores, guardias de seguridad, operadores de transporte, proveedores de almacenamiento, y otros.
Son generadores de ingresos para los municipios a través de los pagos por licencias y permisos, cuotas y multas y ciertos tipos de impuestos. Ahora sí no son tan malos como parece. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org
Deja un comentario