No se puede erradicar

Por Guillermo Robles Ramírez

En pleno siglo XXI, todavía existe la cacería de brujas; pero ahora, en lugar de echarlos en la hoguera, son quemados con el pago de impuestos; ya que en Rumania existe el cobro de impuestos por los oficios de clarividentes, brujos, brujas, y toda aquella práctica fuera de una sola Iglesia Santa Católica y Apostólica, pero además serán acreedores de prisión si sus predicciones no resultan ciertas.

Las autoridades mexicanas todavía no reconocen ante el Senado de la República cambios en el rubro laboral para reconocer como una profesión a los hierberos y chamanes mexicanos. Como tampoco se ha hecho el intento eliminar u obligarlos a pagar algún tipo de impuestos, otro tipo de cultura religiosa que no sea la de la Santa Iglesia, aunque en teoría sí pagan, aunque en lo personal nunca he recibido una factura o ticket con valor fiscal cada vez que pago el diezmo o una limosna cada vez que voy a misa.

¿Pero en verdad existirá en nuestro país algún propósito como para eliminar o cobrar impuestos a chamanes y a lo que se conoce coloquialmente santería? La respuesta a ello se responde por sí sola, ya que existen muchos políticos que recurren a ellos para poder conservar sus puestos o para subir a otros, así que los funcionarios públicos del país es común que visiten a los santeros, adivinos, clarividentes, brujos, curanderos, parapsicólogos, etc., por lo tanto, queda descartada la posibilidad de que por parte del gobierno mexicano haga algo directamente.

Contrario a lo anterior, la Iglesia tiene esa continua lucha para terminar con esas prácticas o culturas que sean ajenas a la Santa Sede, argumentando que son demoniacas la recurrencia a todo lo esotérico y la magia.

Sin embargo, se les olvida que el concepto de la magia, si se entiende que es el uso de conocimiento y prácticas para producir resultados contrarios a una ley natural o científica, valiéndose de actos o palabras con la intervención de seres del más allá o fantásticos. Entonces, bajo este concepto, las bases de la Iglesia se sostienen sobre la práctica del esoterismo y la magia.

Existen muchos pasajes bíblicos que hablan de nuestro Señor Jesucristo haciendo actos milagrosos,  entre los más famosos está la boda de Caná de Galilea, donde Jesús y sus discípulos fueron también invitados a la celebración y cuando se acabó el vino Jesús convirtió unas tinajas de piedra usadas para cargar agua en vino, es decir, que hizo un acto contrario a las leyes naturales o científicas, por lo tanto, hizo magia, pero la iglesia le llama milagro y todo aquello inexplicable por la ciencia y sobre natural se le llamó “milagro”, pero no magia, para poder diferenciar o justificar como un acto de Dios.

La Iglesia, por su intento frustrado de no perder más feligreses, ha satanizado una imagen que, por su aspecto, en ocasiones causa temor a mucha gente; es llamada de muchas maneras: “blanquita, flaquis, niña blanca, etc.”, conocida así de cariño a la famosa imagen de la Santa Muerte. Una imagen a la que la relacionan con la maldad o con los narcotráficos, y siendo aún peor para la Iglesia católica que se refieran a esa imagen como “Santa”, argumentando que no lo es, por simbolizar la muerte. Sin embargo, para otras imágenes las cuales no han sido santificados no existe tal molestia, como es el caso de Santa Claus, o simplemente cuando se refiere uno a los  tres Santos Reyes (Melchor, Gaspar y Baltasar). Tampoco les molesta que se refieran a algunos de ellos como magos, o bien, ni reparan en ello porque en ningún momento hicieron algún acto de magia.

Aunque la Iglesia trate de satanizar a la Santa Muerte o relacionarla con el narcotráfico o crimen organizado, no podrá nunca acabar con sus seguidores, como tampoco erradicar su culto porque es parte de nuestra tradición. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023)www.intersip.org

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