No los dejen solos
Por Guillermo Robles Ramírez
Si en alguna ocasión usted tiene oportunidad de platicar con algún elemento policiaco de cualesquiera de los niveles, su principal queja y amargura, es la falta de comprensión y apoyo de parte de la sociedad, pero lo peor, de sus propios superiores.
En todos los casos cuando ocurren denuncias contra policías por supuestas arbitrariedades o abusos, en especial cuando suceden detenciones de delincuentes, sometimientos de un individuo drogado, alcoholizado, rijoso, etc., sean ciertos o no esos señalamientos, quien lleva la peor parte es el agente de la policía, pues además de recibir la inmediata condena pública sin espera a que haya o no elementos para juzgar, de hecho queda a la deriva y, además, sin ninguna protección porque las corporaciones policiacas municipales, estatales y federales no cuentan con departamento jurídico que vele y defienda aquellos casos en los que en muchas de las ocasiones se cometen injusticias en contra de esos policías al achacárseles hechos que no cometieron.
Cuantas veces un pandillero en su afán de no ser aprehendido saca el arma blanca o de fuego y hiere al guardián del orden, no pasa nada. Las voces de apoyo no se escuchan, ni mucho menos de reconocimiento por el valor mostrado por el policía. Ah, pero que el delincuente no sea tocado con un pétalo de rosa, porque de inmediato es linchado con críticas severas e injustas.
Recuerdo hace algún tiempo, cuando en una localidad de Coahuila, vivió un trágico caso que los policías aún lo recuerdan como una amarga experiencia, pero sobre todo revela mucho y todo de su desaliento de parte de sus jefes inmediatos, cuando un sujeto dedicado a la cría de gallos de peleas y apuestas ilegales de esos animales y que además se dedicaba a vender droga, mató de un balazo a un policía en su momento de la detención.
Y cuando se cuestionó a las autoridades policiacas, el por qué el ¨gallero¨ no fue acribillado a balazos, si antes el sujeto ya había lesionado de bala a dos policías, además de que la persona con pistola en mano retó por largo tiempo a las autoridades locales, y la respuesta no se deja esperar e inmediatamente responden: “Se imagina, si por someter a un delincuente nos quieren linchar, se imagina si llegamos a herir o matar a uno de esos sujetos, pues nos queman en leña verde”, y agregaron al comentario, “los jefes no nos apoyan”, dicen con tristeza y desconsolados.
Lo anterior solo deja visualizar que se hace más caso a las quejas para defender a individuos que infringen la ley, aunque sean falsas. La única manera para salir adelante ante una acusación o queja es que los funcionarios públicos encargados de mantener el orden y la paz, es defenderse ellos mismos contratando un abogado particular o, de plano, renunciar, aunque pierdan los años que llevamos en la carrera policiaca.
Es lamentable, sinceramente, escuchar esas expresiones de los agentes policiacos y todo porque los dejan solos, ya que no tienen apoyo de sus jefes inmediatos y para acabarla el rechazo de la sociedad.
La profesión de policía es cada vez más difícil y dura, de ahí que hay menos jóvenes interesados en formar parte de pertenecer a los cuerpos policiacos y mientras más solos los dejen, más trabajo dará reclutar nuevas generaciones.
¿Por qué esa falta de apoyo?, ¿por qué no integrar una comisión por la dignidad del policía?, y que incluya dentro de sus funciones el de revisar las denuncias formales que se hagan por abusos cometidos por los policías y hacer justicia donde se tenga que hacer justicia, pero no los dejen solos. El medio policiaco, como todas las demás profesiones y oficios, hay buenos y malos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org
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