Milán, más allá de la moda y la pasarela
Por Silvia Martínez
Roma (PL) Milán evoca moda, pasarela, elegancia. El paso por las vías Montenapoleone, della Spiga, Sant’Andrea, Manzoni, Borgospesso, Santo Spirito, sorprende en sus vidrieras lo más exclusivo de Gucci, D&G, Sergio Rossi, Chanel y otros muchos diseñadores, incluyendo la Via Manzoni donde radica el prestigioso Spazio Armani, la más grande tienda del famoso estilista italiano.
Pero Milán es mucho más que el epicentro de las tendencias del vestir en el mundo. Es también centro financiero internacional, la segunda ciudad más poblada de Italia, fundada por los celtas con el nombre de Midiand o Médelhan por el año 600 antes de nuestra era.
En igual período, en el año 222, los romanos conquistaron la ciudad y la bautizaron como Mediolanum, que significa en latín «lugar en el medio de la llanura» o «lugar entre ríos» por estar ubicada entre los cauces del Olona, Lambro y Seveso.
Historia de batallas y conquistas que atesora hoy el Castillo Sforzesco, símbolo de poder, devenido complejo de museos, reliquias, testimonios del paso del tiempo y arquitectura que atraen a miles de visitantes de paso por el casco antiguo de Milán, capital de Lombardía, al norte de Italia.
Emblemático sitio cuyos orígenes se remontan al 1482, recrea y refuerza cuanto hoy se conoce, por ejemplo, del polifacético Leonardo da Vinci (1452 – 1519), quien realizó sus primeros trabajos de importancia para el mecenas y duque de Milán, Ludovico Sforza.
A Leonardo se le reconocen igualmente los estudios para la cúpula de la Catedral de Milán y la versión en arcilla para el molde de «Il Cavallo», estatua ecuestre dedicada a Francisco Sforza, padre de Ludovico, proceso interrumpido porque el bronce dedicado a ella fue utilizado para fabricar cañones y defender a la ciudad de la invasión de Carlos VII de Francia.
El Duomo di Milano, catedral gótica, es la sede episcopal de la arquidiócesis de Milán, devenido uno de los templos católicos más grande del mundo, con 157 metros de alto, capaz de acoger a 40 mil personas en su interior.
Allí está la placa conmemorativa de la colocación de la primera piedra en 1386 y cuyos detalles finales concluyeron en 1965. Templo inmenso, con cinco naves, una central y cuatro laterales, que guarda en su interior un número considerable de altares, estatuas, pinturas y retablos y sobre todo, monumentos funerarios.
El vastísimo patrimonio artístico de Milán sobresale en Italia y Europa. Incluye cientos de iglesias monumentales antiguas y museos como la Pinacoteca Brera, fundada en 1809 por decisión de Napoleón Bonaparte, la cual exhibe una de las mejores colecciones de arte de toda Italia. En Milán se muestra de manera permanente en una de las paredes de lo que fuera el comedor en época del renacimiento del convento anexo al santuario de Santa María de las Gracias, la obra maestra de Leonardo da Vinci «La última Cena».
La Galería de Víctor Manuel II, está situada a un costado de la Plaza del Duomo, llamada también El Salón de Milán, por su importancia para el encuentro y actividades sociales, edificio de dos arcadas perpendiculares con bóveda de vidrio que se cruzan y forman un octágono.
Obra de particular singularidad diseñada y construida por Guiseppe Mengoni entre 1861 y 1877 la cual acoge hoy elegantes tiendas de alta costura, joyerías, libros, pinturas, además de restaurantes, cafeterías y bares.
Está también La Scala de Milán, Via Filodrammatici, uno de los más trascendentes teatros de ópera, el cual comienza su temporada de presentaciones el 7 de diciembre, Día de San Ambrosio, patrón de la ciudad, con la característica de que todas las funciones deben concluir antes de la medianoche, para lo cual las más largas deben comenzar más temprano.
A la actual edificación le antecedió el antiguo Teatro Ducale, destruido por un incendio el 25 de febrero de 1776, luego de una gala de carnaval. Los dueños de los palcos de la sala abogaron por la construcción de uno nuevo el cual se levantó en el lugar ocupado antes por la iglesia, Santa Maria della Scala, de donde le viene el nombre.
Fue inaugurado el 3 de agosto de 1778, con el nombre de Nuovo Regio Ducal Teatro alla Scala, con la ópera en tres actos L’Europa riconosciuta, historia de amor, violencia y discordia política en tiempos antiguos, del director de orquesta italiano Antonio Salieri.
Distinguen también a esta urbe, la Feria de Milán, principal recinto de su tipo en Italia y uno de los más importantes de la Unión Europea que se realiza cada año desde 1906, compuesta por dos complejos, el FieraMilanoCity, al centro de la ciudad y el FieraMilanoRho/Pero, ubicada en las afueras, considerada la de mayor alcance.
La apertura de FieraMilanoCity coincidió con la inauguración del ya centenario Túnel de Simpione, vía ferroviaria en Los Alpes que enlaza la ciudad de Brig, en Valais, Suiza, con el pueblo piamontés italiano Domodossola, compuesto por dos galerías de 19 mil 823 metros, considerado por mucho tiempo el más largo del mundo.
En tanto, FieraMilanoRho/Pero, entre las más modernas e importantes de Europa, nació en el otoño de 2005, para reemplazar parte del espacio del antiguo recinto, y fue radicada a pocos kilómetros de FieraMilanoCity, pero en un área más espaciosa y mejor estructurada.
FieraMilanoRho/Pero posee ocho pabellones enormes, dos de ellas con dos pisos, situados en torno a la amplia avenida Corso Italia, con un área expositiva de 345 metros cuadrados al interior y 60 mil al exterior. Edificios dotados de la más moderna tectología, numerados del uno al 24, los impares colocados a la izquierda y los pares a la derecha.
Desde 2009, los espacios abiertos de la Feria se utilizan anualmente para albergar conciertos y festivales de música.
Acordar distancias en Milán, no constituye un problema, posee para ella una de las redes de transporte público más importante de la península itálica con cuatro líneas de metro y más de 121 de autobuses y tranvías.
En contraste con sus edificaciones antiquísimas, Milán se alza como una metrópoli moderna, con numerosos rascacielos, como el famoso Pirelli, construido en 1959, las Torres Allianz y Unicredit, además del Palacio Lombardía, referencias en altura, diseño y elegancia, en Italia y el mundo.
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