MEXICO EN ESPERA DE SOLUCION A SUS PROBLEMAS
Por Rafael Maldonado T.
Para nadie es un secreto, y nadie en su sano juicio se atrevería a negar, que México se encuentra en la peor situación económica y social de las últimas décadas, aunque no podemos desconocer la existencia de una hábil mano política que ha sabido dosificar y entremezclar premios y promesas con castigos y amenazas para lograr el sometimiento y la colaboración de quienes ejercen el control económico, informativo, sindical y partidista en el país.
Con esa habilidad, el reducido grupo en el poder ha logrado tener desmantelados o férreamente controlados a los principales sindicatos, obscenamente alineados y doblegados a los administradores de las empresas comercializadoras de votos llamadas partidos políticos, y desfalleciendo por inanición a los movimientos populares de oposición. Y con todo ello ha conseguido condiciones óptimas para gobernar, excepto por la terca y cotidiana realidad.
Serios y prestigiados indicadores internacionales señalan que la falta de empleo crece originando una brutal reducción en la demanda de bienes y servicios, con lo que se cierra el perverso círculo eufemísticamente denominado desaceleración económica.
Según cifras oficiales de la propia Secretaría del Trabajo, la generación de empleos cayó más de 60% en los últimos doce meses tan sólo en los estados de México y Nuevo León, las dos entidades que encabezan la producción industrial de la República.
Por su parte, el Banco de México coincide en las señales de alarma al divulgar que las tasas de desocupación registraron un nuevo aumento y continúan en niveles mayores a los observados antes de la crisis conocida como “el catarrito” de 2008.
Como si pretendieran llevar a la realidad la extrema paradoja de apagar un fuego arrojando combustible, los gobiernos que precedieron al actual, contando con la complicidad o beneplácito de los miembros del Poder Legislativo, intentaron combatir la pobreza reduciendo la capacidad de compra de los salarios. Abandonaron el control de precios y tarifas como medida para detener la inflación. Para acabar con la violencia, desarrollaron una violenta guerra que hasta la fecha ha producido alrededor de cien mil mexicanos muertos y reportados como simples “daños colaterales”. Para implantar y perfeccionar la democracia por la vía electoral, corrompieron y desprestigiaron a las instituciones encargadas de organizar, juzgar y dictaminar los procesos.
Los nuevos equipos de gobierno ahora enfrentan los retos que tan denodadamente buscaron enfrentar. Y el tiempo ha empezado a contar. El primer semestre acabó. El presente y el futuro de la nación dependen de su capacidad y visión, pero principalmente de su honestidad. Esperanzados, deseamos que encuentren y apliquen la mejor solución.
Deja un comentario