«Mandatarios» de México, sin registro

MÉXICO, D.F., A 21 de abril.- Colaboración de Rodulfo Araujo. William Walker, que nació el 8 de mayo de 1824 y murió en Trujillo, Honduras, el 12 de septiembre de 1860. Nació en Nashville, Tennessee, Estados Unidos, el 8 de mayo, primogénito de James Walker y se recibió de médico cirujano el 31 de marzo de 1843; le decían Filibustero que se autonombró Presidente de la República de Baja California y más tarde Presidente de la República de Sonora, con capital en La Paz.
Cursó estudios de derecho y ejerció la abogacía en Nueva Orleans.
Luego en Los Cabos, y por último en Ensenada, donde fue derrotado por el ejército mexicano tras poco más de tres meses de su incursión. En Nicaragua fue más exitoso y duró 3 años en la presidencia de aquel país.
Joshua A. Norton, Se puso Norton I, Emperador de los Estados Unidos y Protector de México, desde 1859 hasta su muerte en 1880; nació en San Francisco, atrajo muchas simpatías por diversas causas, se autonombró emperador y hacía actos «protocolarios». Sus amigos le seguían el juego.
En el censo de 1870, se le cita como profesión «emperador» pero se anota también que tiene desórdenes mentales. Nunca salió de San Francisco.
El «Emperador», había llegado a California como un aventurero a mediados del siglo XIX, durante la fiebre del oro. Se cree, nació en Inglaterra y, falleció, en 1880, los cronistas calcularon que debía rondar entre los 65 y los 70 años de edad.
Nicolás Zúñiga y Miranda, «El candidato perpetuo», participó contra Porfirio Díaz en las elecciones de 1892, 1896, 1900, 1904 y 1910.
Ganaba algunos votos de simpatizantes, unos mil y siempre declaraba fraude y a don Porfirio como usurpador. Se hacía llamar «Presidente legítimo de México».
El gobierno de Díaz lo consideraba un “loquito” que divertía a la gente, más que un opositor peligroso. Continuó participando en elecciones: en 1917 contra Venustiano Carranza, en 1920 contra Álvaro Obregón y en 1924 contra Plutarco Elías Calles.
Murió un año en 1925. Decía haber inventado una máquina para predecir temblores y predijo que el 10 de agosto de 1887 la Ciudad de México sería destruida totalmente por las erupciones simultáneas del Cerro del Peñón y del Popocatépetl, lo que hizo que varios habitantes dejaran la capital en esa fecha.

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