Llenos de migrantes “patito”

Por Guillermo Robles Ramírez

Los mexicanos somos especialistas y expertos para “colgarnos” como changos de cualquier moda, novedad y recurrimos de inmediato a la imitación y la presencia de tantos migrantes en Coahuila, en particular en Torreón y Saltillo, originarios preferentemente de Honduras, Guatemala y El Salvador, no han sido la excepción.

Aunque en menor cantidad a los migrantes que arriban a Saltillo, al menos por la información que se recibe, también vienen algunos de países de África que se encuentran en conflictos bélicos; de la India, etc.

La proliferación o presencia de estas personas se multiplicó en los diversos cruceros, en especial de los de mayor circulación vehicular, ya que las autoridades locales no tomo medidas al respecto, sobre todo porque la Iglesia Católica defendió a estos desdichados y recomendó a las comunidades apoyarlos y no combatirlos.

Un argumento válido en ese entonces es que llegaban a Coahuila a protegerse de las injusticias de su país y de ser extorsionados y victimizados por grupos delincuenciales de su país de origen.

Un defensor férreo y permanente lo fue el sacerdote Pedro Pantoja, fundador de la Casa del Migrante, y después de su muerte por una complicación del Covid-19, se le honró el jardín de este centro comunitario con su nombre en el presente año. Hay que reconocer que el padre Pantoja, se le reconoció por velar a todos aquellos que buscaban el sueño americano no solo era conocido en Coahuila, sino también en el resto del país, y que se les protegía dándoles alimentos y alojamiento para que no pernoctar en la vía pública, además de que fuese la Casa del Migrante, su refugio protector como así ocurrió.

Sin embargo, estos centroamericanos necesitados de ayuda y apoyo de los coahuilenses dejaron de apostarse en los cruceros porque fueron desplazados o reemplazados por grupos de vivales que vieron la oportunidad de recaudar algunos recursos económicos sin necesidad como era en el caso de los verdaderos y reales migrantes.

Esos imitadores o falsos migrantes, tras invadir los cruceros, amenazaron a los verdaderos centroamericanos de causarles daño si “invadían” el nuevo modus vivendi de estos gandayas y falsos migrantes al grado de que aprendieron hablar como si fueran originarios de algún país centroamericano y hacer las señas con los dedos de las manos hechas por los reales paisanos para solicitar una ayuda sin acercarse a los conductores y se han convertido en los “reyes de los cruceros”.

Todavía estando en vida, el padre Pedro Pantoja, denunció públicamente que esos imitadores son oportunistas, advirtiendo que la Casa del Migrante, no pide dinero y si lo hace es de manera formal y no pidiendo dádivas.

Así es que aquellos buenos samaritanos que deseen apoyar a los verdaderos desafortunados pueden hacerlo dirigiéndose a la verdadera Casa del Migrante y entregar esa ayuda que no necesariamente tiene que ser dinero, pues otra forma de apoyarlos es comprando ropa nueva, ya que la mayoría salen de su país con lo que llevan puesto y escasamente algún cambio.

Esto si queremos hacer el bien a los que en verdad necesitan del apoyo comunitario. En muchas ocasiones he visto que saltillenses se han tomado hasta la molestia de entregarles alimento preparado, y calientito, listo para comer cajas desechables de unicel y le dan una mordida al alimento, pero tan pronto desaparece de la vista esa alma caritativa, tiran al piso la comida porque no quieren alimentos, sino dinero. Así que por favor a esas personas que compran comida de buena fe, ya no desperdicie su dinero, porque lo único que está sucediendo es aportar para que estos migrantes “patito” solamente contaminen ensuciando las calles de la capital de Coahuila y lo mismo hacen con los botes de agua que una vez vacías las tiran sobre el pavimento. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva 2023) www.intersip.org

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