Libertad y Sociedad 1 de 2
Por Arom Leamsi.
Las demandas de la vida son muy variadas y exigentes. La lucha por la vida es de algún modo una lucha por la libertad, y esta lucha no es de ninguna manera fácil. La naturaleza nos ha otorgado mucho mecanismos que nos permiten ganar más o menos de manera efectiva la lucha por la supervivencia, pero la pervivencia en sociedad requiere de otros mecanismos que podemos decir, son más refinados y de otro orden; son de una “naturaleza” distinta.
Las herramienta necesarias para gozar de una vida digna en sociedad no se adquieren de manera gratuita, estas requieren que el individuo que convive en sociedad, el ciudadano, goce de cierta libertad, sin la cual, el individuo social está condenado al fracaso. Nacer careciendo de libertad es nacer condenado a vivir en un tercer mundo semántico.
Una condicionante para nacer sin oportunidades para desarrollarse gozando de un mínimo de dignidad es por ejemplo, el hecho de nacer en una clase social baja, de haber nacido mujer, o de haber nacido adscrito a una etnia a la que se le niegan derechos políticos fundamentales; nacer en cualquiera de estas circunstancias, tiene como consecuencia la negación de toda libertad posible en el terreno de las actividades en sociedad.
La libertad del ser humano no es una libertad natural que nos venga dada por nuestra propia condición de seres humanos, no es una prestación social, por el contrario, la razón de ser y de vivir en libertad, se ejerce y patentiza en las condiciones efectivas de una sociedad política. Las distintas formas de libertad, todas expresadas en sociedad, han de abrirse camino a través del enfrentamiento dialéctico con muchas otras realidades de nuestro entorno más inmediato.
La libertad comienza entre las orejas (Edward Abbey)
Así pues, como se desprende de estas consideraciones, la libertad no consiste en una independencia imaginaria respecto a las leyes de la naturaleza y de la sociedad, sino que esta está íntimamente relacionada con el conocimiento que se tenga de esas leyes para poder servirse de ellas en la actividad práctica:
“…en tanto que ignoramos una ley natural, esa ley, existiendo y obrando al margen y fuera de nuestro conocimiento, hace de nosotros los esclavos de la ‘ciega necesidad’. Tan pronto como conocemos esa ley, que acciona independientemente de nuestra voluntad y de nuestra conciencia, nos hacemos dueños de la naturaleza”. (Lenin, Materialismo y empiriocriticismo, p. 207, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo, 1948).
En la medida en la que el hombre no tiene conocimiento de la necesidad, actúa ciegamente, inconscientemente. Desde el momento en que toma conciencia de la necesidad de las leyes naturales, las domina y se sirve de ellas para el bien de la sociedad, empieza a tener conciencia de la libertad. Así, la actividad libre no es posible si no se funda en el conocimiento de la necesidad. La libertad es la necesidad conocida.
En la naturaleza y en la sociedad la necesidad es una realidad objetiva. El hombre primitivo, en tanto no fue capaz de penetrar en los secretos de la naturaleza, era esclavo de la necesidad no conocida, no era libre. Cuanto más iba profundizando y conociendo las leyes objetivas, tanto más consciente y libre se fue haciendo su actividad y en la misma medida fue construyendo una nuevo forma de vida: la vida en sociedad.
La libertad es el reconocimiento de la necesidad (Friedrich Engels)
La limitación de la libertad humana está condicionada por la conciencia de las relaciones de dependencia en que los hombres se encuentran no sólo respecto a la naturaleza, sino, además, respecto a las fuerzas sociales que imperan sobre ellos, a través de los conflicto dialécticos en la lucha por el poder que hay entre los grupos políticos que están enfrentados en la sociedad. Para comprender la Idea de libertad, haré una clasificación en torno a dos categorías, dos criterios que considero fundamentales : «libertad de» y «libertad para». Éstos dos formas de libertad están concatenados entre sí, y se desarrollan de forma integradora, pues siempre que un sujeto existe, dispone o no, de libertad «de» hacer algo «para» algo o alguien en un contexto o circunstancia dados. ¿Cuál es, pues, desde este conjunto de premisas, la libertad de que pueden disponer los seres humanos en una sociedad? Esto lo veremos en la segunda parte.
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