Hasta en las mejores escuelas

Existe un gran vacío de quejas en contra de las instituciones educativas privadas. Pero su silencio no es sinónimo de que todo marcha bien, o que están exentos e inmunes a problemas que puedan tener aquellas que pertenecen a las de gobierno estatal y federal.

Tal fue el caso de la escuela secundaria pública Profesor Federico Berrueto Ramón, de Saltillo, Coahuila cuya imagen se deterioró cuando se hizo público un video escándalo en donde una alumna practicaba sexo oral con otros de sus compañeros dentro de la misma institución. Problema que de acuerdo a la población estudiantil se ha venido practicando eso y más durante años siendo cada vez más frecuentes y unos hasta tradicionales como aquellas riñas entre escuelas, compañeros de la misma institución sin importar el sexo.

Ahora están tratando de limpiar la imagen ante la sociedad en donde la nueva corporación Fuerza Coahuila ha estado asistiendo a esta institución educativa con personal jurídico para asesoramiento de cualquier índole. Su respuesta ha sido favorable tanto por estudiantes y padres de familia, teniendo un gran interés y participación principalmente por los estudiantes.

Problemas mencionadas anteriormente son generalizadas en escuelas privadas pero su silencio pesa más por vergüenza al “..qué dirán..”, y seguir perteneciendo a un estatus dentro de un grupo chiquito de la población que se sienten la crema y nata de la sociedad.

Aunado a los problemas que comparten todas las escuelas incluyendo aquellas que presumen de ser religiosas porque hay monjas o padres quienes dirigen esas instituciones, bien dicen por ahí que las mosquitas muertas son las peores, pero bueno eso se lo dejamos a cada quién para que se confiesen y con un solo padre nuestro y un ave maría de penitencia para que se les resuelva todo.

Pero otro rubro de las instituciones educativas privadas que son amordazadas con el silencio a cambio de conservar su “dizque” estatus social y represalias en donde solamente esos “sindicatos blancos”, que hacen funciones de mesas directivas cuyo puro interés es sacarle enriquecerse a base exprimir a una clase social que pagarían cualquier cosa solamente porque sus hijos lleven un certificado de una escuela tradicional o de renombre.

No hace falta adentrarnos a una investigación profunda sino simplemente hacer un alto en nuestras vidas, para detenernos y analizar las pláticas que se tienen a diario en las afueras de las escuelas, en las reuniones cada grupo social y nos daremos cuenta que son temáticas en las conversaciones cuando socializamos y ante la impotencia de querer hacer algo para que nuestros hijos no sufran las represalias sacamos nuestras frustraciones a través de nuestras pláticas.

Pero los que cometen grandes abusos principalmente son los colegios privados de más renombre en Coahuila, que además de sus injusticias, existen institutos que lucran indebidamente, y que también sirven a la intervención ideológica estadounidense.

Por apatía o miedo, los papás de los alumnos prefieren no hablar de ello ante las autoridades y la prensa. Los pocos que acceden piden omitir su nombre. Y es por esta misma causa por la cual las diferentes autoridades a las que llegan acudir están imposibilitadas para actuar contra los abusos porque después viene el miedo de las represalias o que salga sus nombres a luz pública y no le dan continuidad en la mayor parte de los casos o en otros casos prefieren retirar la queja.

En Coahuila hay por encima de las setecientas escuelas particulares, desde maternales, hasta profesional, comerciales, idiomas, bailes, belleza, corte y confección, desde aquellas que funcionan en humildes instalaciones hasta las que cuentan con sofisticados edificios.

Las más cuestionadas son aquellas en las que se imparten dos idiomas en donde estudian hijos de familias de abolengo, aunque también los hay por decisiones inspiradas en el status social.

En algunos de ellos en teoría todo aquel padre que pague la inscripción son accionistas, prerrogativa que les da derecho a voz y voto en las decisiones del plantel y a participar de las utilidades.

El único detalle es que los papás jamás se dan por enterado de éstos derechos por lo tanto dichas instituciones nunca tendrán dueño sino sólo accionistas a quien dirigirse.

Y aunque cuenten con un consejo directivo éstos son integrados por los que manejan corporativos grandes que nada más están dando vuelta los puestos principales como presidente, secretario, etc., como si fuera el “Club de Toby.”

La complicidad es otro elemento que distingue los colegios de paga, porque en la mayoría de ellos rebasa el veinte por ciento de docentes extranjeros, aunque en la Ley Federal del Trabajo estipula no sobrepasar éste porcentaje.

Sus clases de inglés, alemán, francés o de cualquier otro idioma no cuentan con su debida autorización oficial, sin embargo, esta irregularidad se resuelve fácilmente con becas a diferentes funcionarios o aquellas personas que recurra a los medios masivos, para evitar un escándalo público.

Sus arcas son reportadas a sus diferentes países a las que pertenecen existiendo fuga de capital en el país.

Las irregularidades en dichas instituciones no se circunscriben a los cobros indebidos y otras anormalidades, sino también existen aquellas que atentan contra la Constitución Mexicana, al permitir el culto en su interior o la distribución de propaganda religiosa.

Muchos de los colegios particulares de Coahuila son instituciones fuertes e influyentes. De ahí el temor de los padres a denunciar irregularidades, sentimiento que incluso comparte gente ajena a las diferentes escuelas y no solamente a una en particular.

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