La transparencia alimenticia

Por Guillermo Robles Ramírez

En ese afán de conseguir un ingreso extra y en la medida que continúen la falta de verdaderos incentivos fiscales, así como la decadencia del crecimiento productivo en el país que viene de picada año, tras año, pero sobre todo en éste sexenio del gobierno federal. La tendencia de las familias mexicanas es poner su propio changarrito.

El más popular de variedad de opciones de la economía informal, definitivamente es la del rubro de los alimentos. La compra de comida ya procesada en la cocina casera, así como aquellos establecimientos formales quienes ofrecen el servicio de ordenarlo vía telefónica para su entra a domicilio, son aparentemente los más nobles.

Aunque si bien es cierto que los domingos aprovechando el día de descanso laboral, se convive en muchos de los casos con la familia, los hijos, siendo la oportunidad de visitar a los familiares y estrechar esos vínculos de diferentes generaciones del hogar, cada hogar lo descansa de manera diferente y hasta las amas de casa también, ya que quienes piensan que el hacer el aseo o ponerse a planchar en un domingo es de mala suerte.

Algunos señores patriarcas de la casa se ponen de cocineros armando sus asadores o hay quienes tuvieron un dinerito extra mandaron hacer un asador con ladrillo especiales para aguantar el calor, pero sin importar del material del que éstos hechos se ponen a hacer su carnita asada para toda la familia.

Hay quienes prefieren desde la comodidad de la casa solicitar algún servicio a domicilio predominando como preferencia la pizza, pero existe una gran variedad de comida rápida para disfrutar con la familia.

Sin embargo, igual de cierto es que frente al crecimiento de la comercialización de comida en restaurantes, fondas, en casas particulares, en la calle, etc., se ha hecho usual la compra de comida elaborada o acudir a los restaurantes, sin tomar en cuenta del enemigo número uno que es la insalubridad, estando en duda hasta qué punto es un factor obligatorio que se inspeccione la higiene de los lugares y particularmente la elaboración de esos alimentos que se ponen a la venta y consumo del público.

Se supone, pero insistimos, se desconoce si se cumple, que cualquier tipo de establecimiento que venda comida al público sin importar dónde están ubicados, dentro de un local o en plena vía pública, tienen que ser regulados por la Secretaría de Salud y dar cumplimiento a todas sus normativas con el fin de asegurar la sanidad y evitar cualquier sustancia que sea nocivo para la salud del consumidor que viene siendo su destino final.

Uno de los principales factores que deben cuidar estos establecimientos es evitar los roedores ya que son portadores de muchos microorganismos, además que depositan excremento, orina, pelo y otras suciedades. También todo aquel insecto que busca el calor, la humedad y la obscuridad como suelen ser las famosas cucarachas. Las bacterias son un problema más grave ya que no se ven a simple vista y éstas pueden causar hasta la muerte, a diferencia de los hongos que a simple vista son localizables indicando que existe material en estado de descomposición e indicando malas prácticas sanitarias. Estos son algunos de los tantos elementos que la Secretaría de Salud trata de cuidar en cada uno de los establecimientos para evitar cualquier intoxicación de los consumidores.

La mayoría de las veces tanto los anuncios como las fachadas bonitas de éstos comerciantes en el rubro restaurantero son engañosos porque no se conoce el interior de las cocinas y menos su procedimiento de preparación de los alimentos.

Son muy pocos aquellos que dejan mostrar el interior de sus cocinas como es el caso de la cadena de los restaurantes “Martin´s”, Vip´s, aquí en Saltillo, Don “Artemio”, Mesón El Principal, El Principal, La Vaca Argentina, Pollo Loco y otros pocos más, que por estándares de calidad e higiene tienen a la vista del público en donde cocinan los alimentos, y así como éste existen otros.

Pero en la realidad son pocos los que tienen éste tipo de filosofía como símbolo de higiene, porque el resto realmente no se sabe en qué condiciones se encuentra.

La Secretaría de Salud se ha despreocupado mucho de los negocios de comida rápida o a domicilio que generalmente tienen una ventanilla especial para cualquier anomalía que se pudiese encontrar ante la falta de higiene causante de cualquier enfermedad o intoxicación y es la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios, (COFEPRIS), la encargada de recibir cualquier tipo de quejas cuando algún consumidor ha sido afectado en su salud.

Con un simple formato que poseen simplemente piden la mínima información para acudir al establecimiento para quienes nada más lucran de la venta de comida sin tomar las medidas necesarias de higiene y además con la opción de reserva de anonimato uno puede acudir a cualquier ventanilla de la Secretaría de Salud del Estado de Coahuila, donde al realizar el reporte entregan una copia para que el consumidor le dé su seguimiento.

Aunque existen autoridades para proteger la salud a la comunidad, por otro lado, el mayor peso para poder ayudar a las autoridades es acudir a ellas para denunciar aquellos negocios en donde existen dudosa procedencia de alimentos e higiene para darle herramientas a las instituciones de salud correspondientes a que puedan actuar. Porque resulta muy cómodo por parte de la población pretender culpar y deslindar toda la responsabilidad a cualquier institución, pero la más importante es, en dónde queda la tuya.

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