La casa pierde
Es muy común observar en los 38 municipios de Coahuila, hectáreas consideradas como terrenos ociosos, es decir aquellas hectáreas que están dentro de las ciudades ocupando espacio, sin fruto, ni provecho sustancial.
No es un problema exclusivo de la urbe sino también del campo donde las tierras agrícolas dejan de trabajarse por diferentes razones; justificándose en la actualidad la problemática del país con los precios de los alimentos básicos y primarios enfrentando una crisis profunda con la desviación de programas de apoyos como PROAGRO Productivo (antes PROCAMPO), que nunca han dado sus frutos, pero tampoco sus dueños son incentivados con el bajo costo de impuestos prediales que pagan por considerarse propiedades fuera de la ciudad.
Ese mismo panorama lo sufren las ciudades, pero imagínense sobrevolar la ciudad de Saltillo o simplemente ver en “Google Maps”, queda en evidencia kilómetros cuadrados de terrenos baldíos dejados ahí como si fuera un stock de tierras en espera de un mejor destino para ello.
Estas manchas de paisajes en nuestra ciudad, supera las necesidades tanto de espacio y viviendas. No existe duda alguna que cualquier ciudadano no se haga la misma pregunta: ¿Por qué los desarrolladores no se apresuran a construir en éstos sitios vacíos y aprovechar el mercado?; ya que la demanda del alquileres de oficinas, casas y departamentos tienen una gran demanda, aún en tiempos de crisis.
La principal razón para éste tipo de espacios territoriales y abandono dentro de la ciudad se le conoce como avaricia. El ochenta por ciento de esas propiedades “abandonadas” corresponde a dueños que no rebasa una lista de diez personas o familias que durante años se han aprovechado de los beneficios e infraestructura que el municipio ha invertido para hacer crecer la ciudad dentro de sus proyectos de planeación y urbanización del municipio.
Cuando la ciudad crece, tiende por lógica a expandirse los centros comerciales, zonas o parques industriales, hoteles, restaurantes, etc., creciendo también la demanda de la tierra aumentando los precios rápidamente.
Al ver esto los dueños se aferran a ella como una inversión para el futuro, esperando que su precio suba aún más antes de vender o rentar el predio a empresas comerciales, fraccionadoras, o en su defecto en espera a que un programa de casas de INFONAVIT se desarrolle ahí.
Estas familias saltillenses en tiempos de inflación, las adquieren como una manera de protección contra la pérdida cuando el dinero pierde su valor; pero incluso en tiempos de recesión, los que tienen los medios para hacerlo los compran como el medio más seguro de los bienes, porque no puede ser destruidos o no sufren deterioro, ni causa mantenimiento sino todo lo contrario; con el tiempo se une a una gran demanda.
Los terrenos ociosos o baldíos entre más cerca del corazón de una ciudad suben su valor, aun cuando se encuentren en su alrededor casas o edificios ya sean abandonados o en ruinas. Nunca perderá valor ese terreno que muchas de las veces es preferible destruir lo que queda de edificación para venderlo como lote baldío mejorando considerablemente el precio.
Los muy tramposos dueños de éstos terrenos ociosos, lo único que provocan es el aumento del costo de los servicios públicos, entre ellos, urbanización, limpieza pública en todos los sentidos, porque hay que quitar los matorrales o limpiar aquellos que son convertidos en basureros clandestinos; también se invierte en seguridad, alumbrado, agua potable entubada y drenaje.
La mayoría de éstos, casualmente queda en avenidas principales haciendo más grande su cotización al momento de comercializarlos, pero no existiendo éstas condiciones, los dejan sin uso mientras que las diferentes autoridades se encarguen de invertirle, convirtiéndose en puntos clave de venta para sacarle una jugosa cantidad de dinero en aquellos casos haciendo difícil de adquirir por los desarrolladores de vivienda cuando se trata de hogares populares.
Un problema para cualquier municipio en donde éstas manchas en las ciudades y sus alrededores seguirán siendo tiempos de elefantes blancos en donde en muchos de ellos pertenecen o están involucrados prestanombres para los verdaderos dueños de esas tierras en donde todo mundo sabe que son de exgobernadores, principalmente. Impuestos incobrables por ser de personas de mucho poder en donde solamente la casa pierde, es decir, los mismos Ayuntamientos. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org
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