Juventud Divino tesoro
Esta frase acuñada desde antaño en torno a la juventud, la he escuchado infinidad de veces, en labios de muchas personas, de diferentes edades y estratos sociales.
¿Pero, hoy reflexionamos sobre lo que encierran esas tres palabras, su alcance y profundidad?; probablemente, muy poco . Creo que es un imperativo hacerlo si queremos que ese divino tesoro no sea una quimera, ante las circunstancias actuales, en un mundo cada vez más cambiante, globalizado y extremadamente complejo .
Esa etapa de la vida por donde alguna vez transitamos, o transitaremos es la más rica , la más bella y a su vez la más dinámica y compleja . En ella se deja de ser un adolecente y comienza la adultez. La energía sobra, los sueños brotan como agua de manantial, pero sobre todo es el momento de afianzar los valores que nos acompañarán para toda la existencia .En la juventud se fijan metas, se aprende, se asciende, se siguen paradigmas , se realizan grandes hazañas y en lo interno de cada quien, hay una lucha sin cuartel entre el bien y el mal. En dependencia de quien triunfe así seremos; mujeres u hombres buenos o malos . Podremos representar valores humanos, como la honradez, la humildad, la honestidad, el amor al prójimo y a la patria; o representar lo opuesto .
¿Quiénes son los encargados de moldear ese tesoro, pulirlo, despojarlo de impurezas dañinas y preservarlo? .Esta en una responsabilidad compartida pero, la primera corresponde a la familia, le sigue la escuela y en su conjunto la sociedad con su entramado de instituciones. En estos espacios se debe formar el ciudadano desde su nacimiento hasta su muerte.
La historia está demostrando con demasiada elocuencia que, las naciones poseedores de una juventud culta ,laboriosa y con valores , crecen, se desarrollan y mantienen estabilidad social .Por eso resulta de cardinal importancia que nos preocupemos por la formación de las juventudes .
Los gobiernos deben ocuparse de promulgar leyes y acciones capaces de garantizar los derechos de los jóvenes y crear espacios donde se manifiesten y canalicen sus inquietudes , para que cada día sean más quienes puedan realizar sus sueños ; lejos de las drogas, la violencia, la corrupción, el terrorismo, el pandillerismo y otros vicios que hoy amenazan como pandemia a todas las sociedades independientemente de su régimen social y sus riquezas .
Para Nuestra América es un desafío preservar a sus jóvenes en esta época de cambios , pues serán ellos quienes concreten las profundas trasformaciones sociales y democráticas que se avizoran; serán los forjadores de una América Latina nueva , solidaria y próspera, donde no existan excluidos , ni sin voz.
En Cuba revolucionaria y socialista, desde el 1ero de enero de 1959, la niñez y la juventud han sido una prioridad , un desvelo que se concreta en la atención a su educación, su formación técnica , profesional y humanista, guiada por el pensamiento de Jose Martí quien , inmerso en los trajines organizativos de la guerra necesaria contra el colonialismo español , tuvo visión y tiempo para escribir un texto como “ Los pinos nuevos” , un discurso que sintetiza el papel y el porvenir de la juventud latinoamericana.
Las ideas martianas sobre la formación de la juventud, guiaron años después precisamente a un joven abogado llamado Fidel Castro y una pléyade de jóvenes de la generación del centenario ,quienes pretendieron tomar el cielo por asalto y asombraron al mundo al atacar, el 26 de julio de 1953, el Cuartel Mocada , la segunda fortaleza militar del país.
Grandes han sido los sacrificios de la nación cubana para conquistar y mantener su independencia; pero si algo los cubanos podemos mostrar con orgullo es el hecho de en todos los tiempos los jóvenes han estado en la vanguardia del combate .Pero no podemos dormirnos en los laureles y pensar que todo ha sido logrado..
Los tiempos son otros, mucho más peliagudos en el terreno ideológico, por lo que se impone dar la batalla en el campo de las ideas; despojar a nuestras muchachas y muchachos de cosas banales, de seudoculturas y dotarlos de lo mejor del pensamiento humano, progresista y revolucionario. Este es un factor indispensable para enfrentar con éxito la construcción del nuevo modelo económico de país socialista próspero y sustentable. Nueva epopeya en la cual la juventud, ese divino tesoro, marchará en la vanguardia gallarda y victoriosa..
*El autor es sociólogo y jefe de la corresponsalía de Prensa Latina en Santiago de Cuba
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