Guillermo Robles Ramírez

Gastronomía de Coahuila sin patentar

Por Guillermo Robles Ramírez

En Coahuila se le ha reconocido por su gente que es trabajadora y vence los obstáculos más difíciles como el propio clima que se presenta en nuestra entidad, es decir, los extremos de un territorio predominante de tierras áridas como lo es el desierto.

El vivir en estas tierras coahuilenses y sobre todo el haber nacido en Coahuila es motivo de orgullo y quienes se cuestionen el por qué su respuesta es muy sencilla.

Tenemos muchos años en donde hemos sido una entidad ejemplar en donde se nos ha copiado nuevas innovaciones en sistemas de producción, industrial y educativas.

Ahora es necesario tener que seguir el camino ejemplar de otros estados del país en donde sus principales y ancestrales costumbres y tradiciones, culturales, y artesanales, son declaradas patrimonio del Estado, algo que ningún mandatario municipal o estatal han querido voltear a ver.

Coahuila tiene muchas cosas de qué sentirse orgulloso y que solo en estas tierras cuyos orígenes de más de 400 años se traslada a los tlaxcaltecas, en donde dieron nacer a más pobladores.

Nuevo León, Zacatecas, Hidalgo, Tlaxcala y otras Entidades de la República desde hace tiempo han decretado patrimonio de su Estado entre otras actividades artículos artesanales, dulces regionales, platillos comestibles o pan.

Sin embargo, en nuestra entidad no se ha hecho nada al respecto, aunque la gente de alrededor solamente sabe de voz en voz, algo que ya no funciona, gastronomía que lo identifica como lo es el pan de pulque o bien los tamales de Ramos Arizpe.

Claro ejemplo del tema, lo es uno de los grandes distintivos de la ciudad de Saltillo, que es el famoso pan de pulque, también conocido como el pan de fiesta, que entre sus ingredientes lleva pulque y anís y que se ha convertido como una de las grandes tradiciones de la ciudad sarapera.

Es muy común que cuando uno pasa por Saltillo o que un saltillense visita alguna amistad o familiar, no falta el encarguito del panecito que hace romper cualquier disciplina de dieta por ser tan irresistible y más si va remojado con leche.

Persistimos, ¿por qué no declarar patrimonio de Coahuila el pan de pulque, el de acero, los tamales, las reconocidas e igual de tradicionales “Panochas” también conocidas como “Pan de Campo” de Torreón, esas gigantes y redondas tortillas de harina de trigo que llegan a medir hasta más de medio metro y que rellenas de algún guisado, que por años deja satisfechos a los estómagos de los Laguneros coahuilenses, ahí están los reconocidos dulces de Parras, sobre todo los de leche quemada, de higo, membrillo, manzana o durazno.

Hay mucho de que los coahuilenses podemos jactarnos y sentirnos muy, pero hartamente orgullosos. Pero sería más aun si alguna autoridad dejara una huella en la historia de alguna cabecera municipal patentando gastronomía de su localidad, así los dulces de la región, inmortalizando a una comunidad y obviamente quien lo promovió.    (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar) www.intersip.org

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