Felipe Ángeles diría no a la 4T 

Por Arturo Ríos Ruiz 

*Se iría como lo hizo con Villa 

*Muy preparado, como “Fifí”  

El nombre de Felipe Ángeles, al Aeropuerto Internacional de Santa Lucía en su honor, es un buen detalle por el reconocimiento a un revolucionario brillante que lució como un gran soldado, siempre al servicio de poderosos líderes del movimiento de 1910. Pero no se sentiría bien en la 4T. 

Ángeles no hubiera sido de Morena, su alta preparación que contrastó con todos los jefes que tuvo, como resultado de un fenómeno susceptible entre él y sus superiores, el choque cultural inevitable. 

Él, pulcro, preparado en Los Estados Unidos y Francia, consecuentemente hablaba inglés, francés y hasta ruso, leía incansable, lo mismo escribía con alto nivel, en cuyas notas afloraba su inclinación idealista que lo aparaba de aquellos. 

Los jefes revolucionarios fueron ásperos, atrabancados, intuitivos y con alma de asesinos, léase Francisco Villa, más fino, pero matón Álvaro Obregón, Carranza un poco mejor que éstos, pero con alma vengativa y baladrón mediante encargos. 

Congenió y admiró con Francisco Ignacio Madero, ambos productos de escuelas extranjeras, mente evolucionada desde los padres, el coahuilense de una de las familias más ricas del país y Ángeles de rama holgada, de un padre que peleó al favor de Benito Juárez contra Maximiliano. Eran “Fifí” 

Fue aprendido al mismo tiempo que Madero y Pino Suárez y encerrado en el mismo cuarto de Palacio Nacional y se le mantuvo preso hasta el 29 de julio de 1913; fue desterrado a Francia simulando un trabajo militar. Al regresar a México en secreto y se presentó ante Venustiano Carranza. 

El Barón de Cuatro Ciénegas, Carranza, lo nombró secretario de Guerra y por intrigas, lo bajó a subsecretario, boqueado por Álvaro Obregón. Molesto por la “grilla” en su contra se retiró y se unió con su amigo Francisco Villa. Al que hizo lucir con sus aciertos de dirigente artillero con triunfos sonoros a favor de la División de norte que la hicieron más famosa. 

Villa ya no era el mismo que conoció, esta vez era sanguinario e irritable y se inclinaba por la guerra de guerrillas, contra los sistemas de Ángeles, quien ya no se sintió a gusto y decidió, regresar a los Estados Unidos donde tenía a su familia. No llego, fue detenido y luego fusilado.  

Texto de la última carta a su esposa antes de ser ejecutado: «Adorada Clarita: Estoy acostado descansando dulcemente. Oigo murmurar la voz piadosa de algunos amigos que me acompañan en mis últimas horas. Mi espíritu se encuentra en sí mismo y pienso con afecto intensísimo en ti. Hago votos fervientes porque conserves tu salud…” 

Por su parte Clara, escribía en el país vecino moribunda, sin saber la suerte de su amado: “Esperaba reencontrarme con tu amor en un futuro lejano, en un lugar donde no existía el tiempo. «Te quiero mucho» escribió Clara, que agonizaba lentamente.” Ángeles, se apararía de Morena, la que está envuelta en reyertas intestinas y Felipe ya estuviera de regreso a su tumba.  

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