¿ EL METRO ARROJA PÉRDIDAS O GANANCIAS?

Por Francisco Javier Brenes Berho

Subsidiado por todos los frentes

De todos es sabido que el Sistema de Transporte Colectivo METRO desde su inauguración en el año de 1969 ha venido operando con pérdidas y que el costo del pasaje no alcanza, ni de broma, para cubrir siquiera sus costos de operación, tanto menos para realizar inversiones de ampliación o modernización motivo por el cuál absolutamente todo el crecimiento que ha tenido a lo largo de su historia ha sido subsidiado. La página oficial de este sistema http://www.metro.df.gob.mx/ nos informa que en el año 2012 tuvo mil 608 millones 865 mil 177 usuarios de los cuáles 151 millones 478 mil 647 viajaron de gorra !Perdón! De cortesía. Así que las arcas de la ciudad tienen que cubrir todos esos costos y dudo mucho que tal situación vaya a tener cambios significativos en mucho tiempo pues dudo mucho que algún Jefe de Gobierno de la Ciudad de México esté dispuesto a pagar los descomunales costos políticos que indudablemente tendría el tener la osadía de sanear las finanzas del Metro. Pero todo lo anterior no quiere decir, ni de lejos, que no sea un gran negocio.   No para la ciudad, naturalmente, sino para los políticos, incluso los aparentemente venidos a menos como su actual director, Joel  Ortega, que lo administran, o mejor dicho, usufructúan sus 12 líneas con un total de 195 estaciones de las cuales 44 son de «Correspondencia» y que bien fungen como pequeños pero muy lucrativos mercaditos con torterías, pizzas, chocolaterías y demás antojitos, 24 Terminales que en su gran mayoría no cantan nada mal las rancheras y 115 subterráneas que parecen ser, con mucho, las preferidas por el ambulantaje para vender desde discos piratas hasta cualquier tipo de chucherías o curiosidades de manufactura china.

 

Son verdaderas mafias que luchan por mercados y territorios.

Las 3 y media de la tarde, abordo el metro en la estación Allende de la Línea 2 con rumbo a Cuatro Caminos, la estación que mayor afluencia registró en el 2012 con poquito menos de 43 millones de usuarios y que cuenta en sus exteriores con sendos paraderos de camionetas de transporte público concesionado popularmente conocidas como «micros» donde un día te asaltan y al otro también. Un anciano y particularmente andrajoso cancionero, al parecer ajeno a la mafia que controla ventas y limosnas, pretende obtener del pasaje algunas monedas «entonando» «La Puerta Negra» pero un joven y fornido vendedor de «CDs» piratas se percata de ello y decide hacerle la vida de cuadritos primero subiendo, más aún, el volumen a la bocina que carga en una mochila al hombro para opacar la voz del viejo mas como este no se dignó a darse por aludido y menos todavía por vencido el mozalbete decidió tomar acciones más agresivas a base de empujones y amenazas. La denuncia ante los policías que «resguardaban» la Estación Bellas Artes no sirvió de nada en absoluto ya que evidentemente para ellos tal situación forma parte de la vida normal en ese sistema de transporte y tienen intereses que proteger.

 

Poseen la patente de la invisibilidad.

A estos cuates deberían de darles el Premio Nobel de Física, resulta que están cubiertos por una capa de invisibilidad más efectiva que la de Harry Potter, entre estación y estación no suben menos de dos o tres vendedores de diversos chuchulucos, las más de las veces se saludan entre sí, intercambian comentarios y se ponen de acuerdo para abarcar territorios o para ir a «rescatar» a un compañero o familiar al que agarraron, porque el «pinche inspector de estación no lo reconoció», en la Estación Universidad. El dinero fluye con singular alegría minuto tras minuto, hora tras hora, día tras día. Nadie los ve, ninguna autoridad pues, para ellos son invisibles, no existen, para los pasajeros el asunto es distinto, debemos soportar en estoico silencio sus gritos, arengas, el volumen de sus grabadoras portátiles, groseras «conversaciones» y cuanto les venga en gana hacer. No es que no haya policías ni cámaras de vigilancia, lo que sucede es que contra tan poderosa capa de invisibilidad, hecha a base de billetes, nomás no hay quien pueda.  Pareciera que los policías e inspectores fungen como agentes recaudadores o empleados del sistema de recolección de cuotas, es por eso que uno no puede dejar de preguntarse ¿ EL METRO  ARROJA  PÉRDIDAS  O GANANCIAS?

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