Claudio Montaño

EL BACHE NUESTRO DE CADA DÍA

por Claudio Adrián Montaño Mier

“No hay nadie menos afortunado que el hombre a quien la adversidad olvida, pues no tiene oportunidad de ponerse a prueba.”
-Séneca

Una madrugada de esta semana, me dirigía en mi automovil rumbo a la escuela por una vía rápida cuando un bache se atravezó en el camino de mi llanta izquierda, la reventó y me obligó a orillarme para cambiar el neumático y continuar rumbo al trabajo. Al concluir la jornada fui a la talachería, la sorpresa fué que no tenía reparación y la compra de uno nuevo fue inminente, al menos no dañó el rin.

Mi estimado lector o lectora debe tomar en cuenta varias cosas: primero, ya conocía ese bache, está en el carril de alta y casi siempre manejo al centro pero esta vez me fue imposible cambiar; segundo, contrario a lo que estaría pensando usted no porferí ninguna maldición o mala palabra, ni regañe a mi hijo que ocupaba el lugar del copiloto,  sobre todo porque en parte fue mi responsabilidad; y tercero, una vez en lugar seguro e iluminado no demoré mas de diez minutos en poner la llanta de refacción y continuar con mis tareas habituales.

Cuando dije que era en parte mi responsabilidad, aludí al hecho de que debí manejar con un poco de más cuidado, sin embargo, la responsabilidad también es compartida con el gobierno de nuestra ciudad, en esta epoca de lluvias florecen los baches por todos lados, generando daños incontables en los bolsillos de los ciudadanos quienes tienen que reparar o comprar sus neumáticos, reparar suspensiones, gasto excesivo de gasolina, pérdidas en tiempo, accidentes viales, congestionamientos, estrés, neurosis colectiva, etc.

Algo así sucede con nuestro sistema educativo, los maestros acuden a su jornada escolar pensando en los avances que tendrán con sus alumnos, sin pensar que la fortuna les tiene planeado un bache en el camino; carga administrativa excesiva, padres de familia que se oponen a “x” estrategia, el director que le asigna una comisión de manera sopresiva, entre otros. Esto sucede en todos los niveles: directores, supervisores, jefes de sector, y asi sucesivamente y por la misma razón por la que hay baches en las calles, empleamos el método de parchar, de remendar, de buscar soluciones que resuelvan el problema momentáneamente, como esconder la basura bajo la alfombra en lugar de aprovechar las verdaderas herramientas que cualquier buen administrador emplearía: la ALTA DIRECCIÓN.

Cualquiera que ostente el cargo o comisión de director, supervisor, subsecretario, secretario en la educación, así como en el gobierno, debería tener las mínimas habilidades de alta dirección desarrollada y no porque sea una empresa cuyo fin sea el lucro, sino porque es quien dirige una organización compleja que requiere generar prácticas acorde a los tiempos actuales. Administración estratégica, planeación estratégica, pensamiento sistémico, empelo de la matriz de análisis, integración y manejo de equipo de alta dirección son habilidades que un administrador en la educación debe dominar aunado al liderazgo académico, para no entorpecer el desarrollo de la gestión.

El sistema de bacheo en las calles es obsoleto, se requiere un nuevo sistema que prevea la aparición de estos accidentes del asfalto cuya aparición es el efecto de una deficiente planeación urbana, para prevenir esto es necesario evaluar el flujo vehicular, el tipo de vehículos que transitan (calcular la carga que soportará el pavimento), el tipo de suelo, los servicios que debera ocupar el subsuelo, sistema de desalojo de caída pluvial, programar mantenimiento preventivo y una supervisión constante para evitar que cualquier persona o empresa lo rompa sin el procedimiento adecuado o la instalación de topes, etc. Algo similar sucede en el sistema educativo, es necesario el diagnóstico adecuado, la planeación, la implementación y evaluación de un sistema que tiene la finalidad de formar a los futuros ciudadanos de nuestro país, si es muy importante para las familias un camino seguro en donde transitar, más lo debe ser el sistema que formará ciudadanos.

Asumamos cada quien nuestra responsabilidad, exigiendo y sobre todo, siendo responsables y prepararnos para el encargo que nos han dado, que las dificultades, como los baches, nos saltarán al camino y no tendremos mas que poner nueva cara, poner en práctica nuestras habilidades y conocimientos para llegar a nuestro destino sin importar que tan dificil sea, lo importante es dejar nuestro mundo mejor de como lo encontramos.

«La resiliencia se entiende como la capacidad del ser humano para hacer frente a las adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas» – Edith Grotberg

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