Desafío: Vandalismo Real

*Vandalismo Real
*Soberanía Muerta
*Profecía de ALM

La cuenta reversiva llega a su final; este viernes la Casa Blanca volverá a hospedar a un magnate del mismo color y saldrá de ella la primera familia afroamericana en ocuparla, ya no como mayordomos. Las perspectivas parecen terribles para las minorías étnicas, los migrantes y las naciones satélites, como la nuestra, inmersas en la ambición pintada de xenofobia de Donald Trump Macleod, el “pato” Donald que recrea las viejas historietas de Disney con enorme penetración cultural en el orbe. El mismo objetivo desde distintos ángulos.
La envoltura del genial Walt, creador del ratón Miguelito –así le nombrábamos en México antes de que el bautizo se hiciera anglosajón para llamarle Mickey Mouse-, influía tanto en los niños que, poco a poco, fueron aumentando quienes creen que los animales pueden hablar y los colocan en un nivel superior al de los humanos concediéndoles dotes de ternura, fidelidad y hasta espiritual al contrario de sus congéneres. Pese a ello, a Disney le gustaban las corridas de toros y jamás elevó una protesta contra las mismas. Desde luego, el gran dibujante no pudo sustraerse del Tío Sam y dejó sus huellas en ruta hacia el Tercer Reich al cual parodió hasta el cansancio.
Lo mismo el “pato” de nuestro tiempo, próximo a exhibir su potencial desde el Capitolio, esta misma semana, para advertir a quienes no somos estadounidenses, por gracia de Dios, de los nuevos derroteros sin retorno posible; tanto que puede darse el lujo de admitir la intromisión cibernética de Rusia en las elecciones de noviembre pasado y seguir, como si nada pese a su ilegitimidad democrática, espantando a los fantasmas con sus arranques histriónicos. Es como un “espanta-suegras” que se va usando durante las festividades, una y otra vez, hasta romperse sin remedio, humedecido y estrujado; así me suenan los discursos de Trump… y no se diga los de peña.
Es el caso que se teme mucho la inminente gestión de Donald en la presidencia de la Unión Americana y poco se repasa, objetivamente, la actuación de sus antecesores, la mafia de los Bush, la de los Clinton y la de los Obama. Todos ellos hipnotizados por la luz del poder basado en la fuerza bruta y todos, sin excepción, con una larga cauda de dolor sembrado por todos los rincones del mundo. Sólo Barack, llamado igualmente Hussein como segundo nombre, dejó caer, bajo sus órdenes, casi 30 mil bombas sobre siete países durante su último año de administración y lega una industria armamentista sin paralelo. ¡Y lo celebran a rabiar pintando estos años con la inspiración de su esposa, Michelle, como los de un cambio de actitudes! Jamás fue así.
Desde este punto de vista debe considerarse que las advertencias de Trump –la presunta deportación de tres millones y medio de mexicanos y la edificación del muro de la ignominia, sobre todo-, no son más amargas que la pérdida de nuestra soberanía y la infiltración de las fuerzas armadas de México por marines del norte que dio lugar al primer derrape de peña al oponerse, primero, a ratificar lo acordado por calderón por debajo del agua, y luego se dejó llevar hasta la ignominia desplazando al ejército y la marina para posibilitar la silenciosa invasión norteña.
Esto sí ha sido un vandalismo irrefrenable, fundamentado en la ligereza de los últimos mandatarios mexicanos, calderón y peña, asfixiados por su desconocimiento de la geopolítica universal y blindados dentro de la vanidad extrema de portar la banda tricolor aun mancillada. Obama, sin mostrar los puños, nos hizo más daño que la mafia de los Bush que obligó a vicente fox a doblarse luego de un gesto de dignidad al no secundar, desde la presidencia del Consejo de Seguridad de la ONU, la invasión norteamericana a Iraq cuyas consecuencias apenas estamos sopesando.
Sin lugar a dudas las retorcidas conductas de fox, calderón y peña ante las presiones de los jerarcas estadounidenses –no sólo los políticos sino también los grandes consorcios empresariales-, convirtieron a los mismos en meros peones en un alambrado tablero de ajedrez sobre el cual los neófitos, es decir los mandatarios mexicanos, se vieron arrollados hasta convertir sus promesas de redención en instrumentos válidos para el mayor entreguismo de nuestra lacerada historia. Se humillaron y, con ellos, caímos todos, por desgracia, en el abismo de la insolvencia moral y política.
Obama se va dejando a peña en un enjambre violento, bajo una protesta pública generalizada y cada vez más ruidosa y enérgica que exige su renuncia, pero bajo un nivel de dependencia extrema, tanto como para poder prefabricar eventos que pueden conducir al planteo de un “estado de excepción” como fruto maligno de las imposiciones norteamericanas. No pudieron, o no quisieron, meter ni las manos los ejecutivos de nuestro país.
Nos han condenado a la asfixia y nuestros gobernantes, genocidas, corruptos y mentirosos –todos ellos pero sin llegar a los niveles actuales-, lejos de apagar las hogueras las han avivado más; así se explica la tragedia que vivimos en medio de la anarquía provocada por el mal gobierno. ¿No es esto suficiente para cambiar de ruta ya?
Debate
El vandalismo gubernamental, esto es la permanente agresión oficial a la sociedad en estado de indefensión, sin salidas posibles subrayamos, se evidencia con la atenaceada soberanía popular cuyo registro, en la Carta Magna, no tiene validez alguna en la praxis aun cuando la ciudadanía, en su inmensa mayoría, clame por vindicar las políticas sociales y exigir la salida del actual mandatario por su evidente insensibilidad y su testarudez dramática.
Un verdadero demócrata ya habría escuchado el clamor para pronunciarse, seriamente, acerca de la inconveniencia de mantenerse en un cargo que le rebasa; a diferencia de este perfil, el titular del Ejecutivo federal cae en los mismos errores, templando sus filípicas contra el mandante –el pueblo en su conjunto como expresa la Constitución- y ampliando su voracidad impositiva ya ni siquiera con el apoyo fiel de “todos” los priístas que en el léxico vulgar corresponde a “todos” los mexicanos con una visión anacrónica y fuera de contexto. Desde luego, la simpleza no cabe.
Soberanía es el poder que no admite uno superior. Esto es: si se indica que la soberanía popular está por encima de los funcionarios públicos, esto significa que en ella estriba, debe recalar, la capacidad de removerlos cuando sus acciones contraríen la voluntad mayoritaria. En el caso del presente convulso esta condición es evidente por cuanto a los reconocidos tropiezos de una presidencia manipulada a control remoto lo que será más claro a partir del viernes próximo, negro desde ahora.
La Anécdota
Va de cuento, o de chiste con el ingenio de los mexicanos. Dicen que, al morir, se encuentran en el inframundo Obama, Isabel II y peña nieto. Los dos primeros solicitan telefonear a sus respectivas sedes de poder terrenal y el demonio se los permite cobrándoles por ello altas sumas en dólares y libras, respectivamente. Entonces, el mexicano pide el auricular y hace un largo telefonema hacia su casa blanca para poder enterarse de cómo van las cosas.
Al terminar, peña solicita el costo y el diablo le responde:
–Son sólo veinticinco centavos.
–¿Y eso por qué? –replica peña, encolerizado, creyendo que se trata de una discriminación–.
–De infierno a infierno, la llamada es local y está en oferta.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
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La llamada de un pueblo que se une contra la opresión es irreversible. Así lo señala la historia. Permanecer en el poder, tercamente, será para peña el estigma mayor.

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