Desafío: Un Día Después
- Un Día Después
- Los Escrutinios
Por Rafael Loret de Mola
Comienzan deslindes e impugnaciones. Nadie quiere parecer culpable ante los ojos del gran Tlatoani, el de Palacio Nacional, a quien no le salieron tan bien las cosas pese a su inflada popularidad reflejada en las tantas encuestas en las que aparece, dicen, como el mandatario mejor evaluado ¡del mundo! Los sabios de la 4T pueden hacer esto y todavía mucho más porque, desde luego, no fueron noqueados y se mantienen millones de seguidores deslumbrados ante las repetitivas manipulaciones desde el poder… como nunca antes.
Desde luego, hicieron todo lo posible los de arriba por alterar el curso de las elecciones hasta un nivel tal inaceptable que les revirtió sin duda. Por ejemplo, el masivo reparto de credenciales del INE –algo que podría, de investigarse, a llegar a la máxima sanción posible: el retiro del registro del partido del mandatario seductor-, los amagos a los representantes de casillas y, sobre todo, las amenazas de los sicarios a candidatos y dirigentes que culminaron con el asesinato de más de cien de éstos en lo que será recordada como la campaña más sangrienta desde los tiempos de la posrevolución.
Los vicios se quedaron y la versión actual de la democracia no es otra que una versión, corregida y aumentada como hemos evaluado, de las más oscuras artimañas del viejo priismo convertido en oposición pese a presencia dantescas como la del campechano Alito Moreno Cárdenas, señalado por desviar tres mil millones de pesos del erario de su mal gobernada entidad.
Por otra parte es ridículo que nuestro país no pueda registrar el voto de nuestros compatriotas en el extranjero; la población emigrante suma más de 12 millones en el presente, 97.5% asentada en USA, pero son más de 30 millones quienes formaron familias y ya son residentes de otras naciones “legalmente” y con raíces tan profundas que las nuevas generaciones de hijos de padres mexicanos ni siquiera hablan inglés. Bueno, pues de todos ellos solo ¡veintisiete mil compatriotas se inscribieron para votar por lo complejo de la reglamentación al respecto! Esta condición rebasa al INE.
Y el comparativo no puede ser más terrible: en México existe una población de inmigrantes de aproximadamente un millón 300 mil personas, sobre todo de Centroamérica, además del número impreciso de cuantos han entrado por la fuerza en los años recientes ante las confusas políticas al respecto del llamado mesías de Macuspana: primero les ofreció trabajo y sueldos; después los restringió para quedar bien con el “amigo” Trump y actualmente solicita auxilio a Biden, el actual mandatario de USA, para darles oportunidades de empleos en sus respectivos países… algo que NO solicita para los millones de mexicanos obligados, por necesidad, a cruzar el Bravo o las mojoneras, alambradas y muros con enorme riesgo e infinidad de humillaciones. Un calvario que parece ignorar nuestro gobierno y no solo el actual.
Lo curioso es que el reparto de credenciales del INE –no creemos que con el consentimiento de éste- fue extenso entre estos grupos desdichados cuya suerte depende, en buna medida, en poder llegar a nuestra frontera norte para “colarse” hacia el desierto donde se les persigue como animales ponzoñosos o peor aún. Total: en México pueden hasta votar… por el partido oficial bajo el agobio del más vil de los espionajes.
Si esto es democracia, la de México es ejemplar. Lo vivimos ayer, una vez más.
La Anécdota
Los escrutinios nunca terminan por la noche de la jornada electoral; suelen prolongarse para hacerse efectivo los conteos iniciales, cuando menos, hasta tres días después de las votaciones con ampliación a una semana, en este caso hasta el domingo 13 cuando se tenga claridad tras registrarse todas las actas de escrutinio y resolverse debidamente las victorias solo previsibles tras el día de los comicios.
Las impugnaciones, hasta ahora, solían surgir desde las voces de la oposición por la grosera intervención de los diversos actores de la oficialidad; ahora es al revés porque Andrés Manuel es el primer presidente que continúa siendo el más feroz de los contrarios contra las instituciones establecidas, las mismas que le dieron la victoria en 2018 con los 30 millones históricos de sufragios que tanto han cacareado sus adeptos.
Pero de ello a que lo apruebe el 70 por ciento de los mexicanos mayores de dieciocho años hay una diferencia atroz –esto sería un aval que triplicaría los votos obtenidos hace dos años y medio lo que resulta francamente grotesco con solo observar la realidad patente-. Pero él se va a dormir, cada noche, porque sueña que ya alcanzó los niveles de Morelos, Madero y Cárdenas… cuando menos.
Ya desertará a su propia pesadilla.
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