Desafío: Epopeyas de Arriba

*Epopeyas de Arriba
*Collado, el Socio
Por Rafael Loret de Mola


Durante el viejo régimen y su espejo, el tiempo del peñismo amoral, fue costumbre cortar algunos intestinos para tratar de rejuvenecer al paciente, esto es a México, superando la ponzoña solo en apariencia. La realidad es que los derroteros y el mal hacer no cambiaban ni se movían pero brotaba el maquillaje de las hipocresías para hacernos creer en las “diferencias” y renovar con ello la tantas veces traicionada esperanza.

Por ejemplo, López Portillo, en medio de la apoteosis por el supuesto fin del echeverriato y la represión consiguiente, mandó a prisión a dos ex secretarios de Estado, Eugenio Méndez Docurro y Félix Barra García; luego en su momento, Miguel de la Madrid hizo lo propio, por pura venganza de verdulera, con el ingeniero Jorge Díaz Serrano a quien jamás se sentenció pese a su larga estadía de cinco años en prisión y su desafuero como senador de la República.

El siguiente mandatario, el célebre “gnomo de Dublín”, Carlos Salinas, ordenó que se procesara al célebre líder petrolero, Joaquín Hernández Galicia “La Quina”, a quien el ejército sacó en calzoncillos de su casa en Ciudad Madero después de un bazukazo para cumplir así con la felonía de desquitarse por sus apoyos a Cuauhtémoc Cárdenas, el verdadero vencedor en la campaña presidencial de 1988.

Por supuesto, Ernesto Zedillo siguió el derrotero y destazó a su antecesor enviando tras las rejas al “hermano incómodo”, Raúl Salinas –quien viajó hace unos meses desde Baja California a la CDMX en clase premier mientras el presidente de la República lo hacía en turista-, vinculado con delitos contra la salud y el asesinato de su cuñado, José Francisco Ruiz Massieu. La mayor parte de las acciones judiciales se dieron en los primeros meses de cada gobierno.

El arribo de la derecha al poder fue paralela a la impunidad: en doce años ninguna figura de nivel fue acusado pese a altos actos de corrupción a la vista de todos; no se juzgó a nadie por el desastre minero de Pasta de Conchos pese a las evidencias contra el intocable Germán Larrea en 2005, ni se procedió, como debió hacerse, contra los parientes de Margarita Zavala de calderón concesionarios de la guardería ABC de Hermosillo, entre ellos Altagracia Gómez del Campo, cuya pésima infraestructura –propia más bien de un almacén mecánico- no fue inmune a la quema de papeles comprometedores del gobierno estatal del empresario priista Eduardo Bours, el 5 de junio de 2009. Qué no hablen quienes explotan la amnesia de los mexicanos.

Finalmente el señor Peña Nieto, pese a la repulsión que me da, llevó a la cárcel a la corrupta maestra Elba Esther Gordillo –a quien soltó como un regalo a quien recibió el mismo día su constancia de mayoría como presidente electo-, y posteriormente dio línea para la aprehensión de siete ex gobernadores que permanecen tras las rejas. Sólo faltó que él mismo se hiciera justicia y los acompañara.

De allí que la falsa persecución a Carlos Romero Deschamps, bajo la 4T, y la aprehensión de Rosario Robles, la cereza del pastel de la corrupción, no sean nada nuevo y representen acaso solo la intención de mostrar que la lucha contra la corrupción no es sólo palabrería hueca. La prueba mayor en contrario la tenemos con la impunidad que reina con Emilio Lozoya Austin, libre de hecho con supuestas limitaciones domiciliarias gracias a sus condiciones de soplón, en un curso sexenal que hiere por la impunidad que atesoran familiares y colaboradores del presidente en funciones.

La Anécdota

Otro detenido, el 9 de julio de 2019, es el abogado Juan Collado de quien se puede decir es el centro neurálgico de la evasión de recursos y el consiguiente lavado de dinero por cuanto puede observarse.

Varios de sus clientes, entre ellos la señora Robles y Romero Deschamps –éste le acompañaba cuando llegaron los genízaros al restaurante Morton´s donde comían con grandes lujos y se tiró al suelo, descompuesto-, se han ido al abismo; y otros esperan turno, entre ellos Diego Fernández de Cevallos y hasta Carlos Salinas, el verdadero director del clan. Pero los acuerdos bajo la mesa de AMLO prevalecen sobre una fiscalía falsamente autónoma.

Por cierto, basta repasar las listas de invitados a los otrora festines de Collado para encontrar todos los hilos conductores que llevan, sin duda, al célebre “gnomo”. ¿No han sido capaces los fiscales de encontrarlos luego de más de un año desde su captura espectacular? Por algo será como dicen los sabios viejos.


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