Desafío

Desafío: Democracia Costosa

El mismo día en el que el célebre Real Madrid, a quienes se les atoran los catalanes como a los taurinos –doble motivo para reservarme mi opinión al respecto-, hizo públicos los salarios espectaculares de sus jugadores, la Casa Real de España, recuperada en 1975 tras la larga dictadura de Franco que sesgó la existencia de Don Juan de Borbón, hijo de rey y padre de rey, quien debió conformarse hasta el final con ser simplemente “el conde de Barcelona”, un título que ahora le vendría muy bien a un argentino quien deambula por allí. Vaya combinación.
Pues bien, Su Majestad Felipe VI asevera que ganará, desde este enero, 140 mil 519 euros brutos al año más ciento cincuenta mil más por gastos de representación y sin considerar los salarios del personal ni el mantenimiento de viviendas y vehículos oficiales a su servicio. Sólo para él, lo que no está nada mal aun si consideramos que sus erogaciones personales son menores a las percibidas, por ejemplo, por un Ministro de la Corte en México quien se embolsa, cada doce meses, unos 5 millones 800 mil pesos que convertidos a euros nos dan, considerando la volatilidad monetaria, unos 250 mil euros al año… más que el monarca recién estrenado, sin considerar las prebendas extras. Nuestra democracia y la consiguiente justicia salen más cara que la monarquía parlamentaria salvo por un pequeño, pero trascendente detalle.
El dinero, el gran dinero, como en los tiempos de la Roma imperial, está en el fútbol. El jugador del Madrid que menos recibe al año, y casi siempre está sentado en la banca, es el portero tercero, quien se queda con un millón de euros sin necesidad de comprarse un “cachito” de la Lotería de Navidad o la del Niño –programada para la llegada de los Reyes Magos, éstos sí exentos de auditorías y de curiosidad pública sobre sus riquezas incalculables-, mientras que el mejor pagado, Cristiano Ronaldo, portugués, se embolsa once millones de la misma divisa europea.
El circo es ahora el fútbol; y las jefaturas del Estado, en las naciones parlamentarias, son como un ajedrez de reyes y reinas siempre tambaleantes porque siempre pesarán sobre las monarquías el hastío popular y la decisión de no costear los altísimos costos de las monarquías, la de las testas coronadas o las simuladas, como la moderna aristocracia mexicana con ingresos muy superiores a los de todos los reyes europeos juntos. Porque, en efecto, los ocho millones de euros que en realidad cuesta la Casa Real española son menos que los ingresos del futbolista Ronaldo quien debe estar costeando la evolución política de su país, ya sin reyecitos, y todavía le sobran muchos euros para disfrutar en lo que le plazca mientras siga metiendo goles y ganando uno que otro título compensatorio ante su bestia negra, el Barsa, referente casi demoníaco para los blancos merengues del Bernabeú.
Sólo que, de vez en cuando, el Rey español se justifica. Lo hizo el padre del actual monarca, el jubilado y abdicado Juan Carlos en el lejano 23 de febrero de 1981, casi seis años después de la muerte del gallego tirano, cuando salió en defensa de la democracia y frenó el conato de golpe de Estado, encabezado por algunos militares que no fueron debidamente sancionados –los autores del hecho salieron poco después a la calle y alguno de los supervivientes, como el coronel Antonio Tejero Molina, el Guardia Civil que sitió al Congreso de los Diputados, suele presentarse, cada 20 de noviembre, a los actos conmemorativos por la desaparición del “caudillo” en el Valle de los Caídos-, con el que pretendieron los viejos franquistas volver a tomar las riendas y rescatar del comunismo a su patria.
Desde luego, cunde la versión acerca de que el mismo rey-padre fue quien instigó el golpe y al verlo perdido cambió los bártulos para no ser arrollado; lo hizo mejor que si se hubiese tratado del perverso “caudillo” cuyo legado permanece mientras exista una testa coronada en la Iberia dos veces republicana.
Y también Felipe VI lo hizo estas navidades cuando, en su discurso tradicional, exigió “justicia igual para todos” y condenó con ello a su cuñado, el Duque de Palma y ex jugador de balónmano, Iñaki Urdangarín, y a su consorte, la Infanta Cristina, la menor de las hermanas del soberano, a ser juzgados y condenados por más que se han buscado mil salidas para la aristócrata, por sus múltiples actos de corrupción, sobre todo por el tráfico de influencias, el posible lavado de dinero y la utilización de organizaciones no gubernamentales a la sombra de Cristina y sin otro destino que sus propias cuentas bancarias. Quizá se preparaba la pareja así cuando se acrecentó, desde 2012, la posibilidad de que su padre abdicara a favor del Príncipe de Asturias y se quedaran automáticamente fuera de la familia real sin perder su sangre azul, desde luego, pero sí las “compensaciones” a las duras tareas de “representación”.
El hecho es que el Rey no salió mal de los últimos trances. Hace unos días, con motivo de la Apertura de lasa Cortes, recibió la más larga ovación –un minuto cincuenta y ocho segundos, nada menos-, de cuantas se hayan dado en este recinto unificando a casi todos, socialistas y populares, con la excepción de los radicales vascos y otros fenómenos de la política española que se niegan a reconocer como suya… a España. La deformación no puede ser más brutal salvo porque nadie ha sido capaz de ponerle letra a la Marcha real que sirve como Himno porque los llamados “nacionalistas” saltan en susceptibilidades. Así de rota está la Iberia de nuestro tiempo. Y lo que falta por verse en este 2015 con la recesión anunciada y los indignados listos a dejar pasar las fiestas –faltaría más- antes de reiniciar su escalada de protestas ahora contra el nuevo gobierno de la derecha. Hoy mismo, quizá.
Felipe VI podría protagonizar uno de los reinados más cortos de la historia; y no puede ocultarse el paralelismo con enrique peña nieto. Basta sustituir los escenarios.
Debate
Así que en España, el Rey no protege a un miembro de su familia, ahora imputado, y en México, en cambio, las primeras familias de las época panistas y el retorno priísta siguen siendo intocables. En el pasado, con tantas truculencias, cuando menos cayeron algunas cabezas como la Rubén Zuno Arce, cuñado de Echeverría, o Raúl Salinas de Gortari, el hermano incómodo de Carlos ahora vindicado por los amorales e indecentes jueces, entre una gruesa capa de impunidad que rodeó a los peores. Pero al influjo de calderón, por ejemplo, ni siquiera se intentó investigar siquiera las tenebras del clan fox, los negocios de martita y los millonarios enjuagues de los herederos de sendas familias que se apropiaron de cuanto pudieron con el mayor descaro imaginable.
Y, claro, en la misma línea van los calderón. Si martita y los suyos se metieron de lleno al negocio de los autobuses –con la compra de Estrella Blanca-, los calderón y los Zavala Gómez del Campo, siguen maniobrando, bajo el agua, para adquirir, al menor precio posible, los rastrojos de la oficiosamente quebrada Mexicana de Aviación. De cualquier manera, la tendencia es exactamente la misma para desgracia de los mexicanos. Nada de alternancias y exequias del autoritarismo sino las mismas hechuras y los mismos métodos de los grandes prevaricadores nacionales. Así empezamos el año.
Además, los peña se han volcado en los ferrocarriles con comisiones fenomenales. Las hermanas del mandatario están llenándose los bolsillos mientras se talan a miles de árboles por la ruta hacia Toluca –dicen que sembrarán diez por cada derribado; pero veremos si cumplen-. Las malas costumbres quedan.
Quisiéramos ser optimistas… pero basta con observar la oferta de precandidatos para el 2015 que tenemos enfrente para dudar, razonablemente, sobre el futuro del país en una época que se antoja turbulenta más allá de las leyendas mayas y sus malos augurios. (En realidad, no lo olvidemos, los viejos sabios previeron el fin de una época o no calcularon más allá porque les parecía demasiado lejano el tercer milenio, pero jamás hablaron del final del mundo, dicho esto para tranquilizar a muchos amables lectores que se preguntan si tiene caso votar si puede terminarse todo por el accionar subversivo de Corea del Norte o los disparos de los meteoritos que se avecinan.
Lo que sí puede observarse, a simple vista, es que los reyes y las casas reales ya no son intocables… y el presidencialismo autoritario de la derecha sí. Algo debiéramos sacar de esta lección histórica siquiera para no seguir tropezando con la misma piedra. Por cierto, para los escépticos: siempre tendremos salidas.
La Anécdota
Me confiaron por allí –por eso le doy calidad de anécdota-, que el ex secretario de Hacienda, el todavía influyente Pedro Aspe Armella, muy consultado por los actuales priístas en el poder por cierto –antes lo hicieron los panistas-, de formación salinista y espíritu tecnocrático, se acercó a enrique peña nieto, antes de que dejara la gubernatura del Estado de México, y le preguntó:
–¿De verdad quieres ser presidente?
–Pues, claro. En eso estamos.
–Entonces, sin que me lo tomes a mal, prepárate. Porque ya no son pocos los empresarios que me dicen que sólo rascándote un poquito se aprecia un enorme vacío dentro de ti. Es decir que sólo eres carrocería…
Muy serio, peña nieto, escuchó la sentencia… pero no se puso a leer.
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E-mail: loretdemola.rafael@yahoo.com.mx
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PESE A TODO, LA REPÚBLICA SIEMPRE SERÁ MÁS DIGNA QUE LA EMPALAGOSA ARISTOCRACIA. LO PEOR, SIN EMBARGO, ES SIMULAR SER DEMOCRÁTICO Y FORMAR PARTE DE LA NUEVA CORTE EN EL PODER CON RIBETES DE REYECITOS SEXENALES INCAPACES DE TENER SENSIBILIDAD SOCIAL. POR ELLO LLEGAMOS AL 2015 CON TODAS LAS APUESTAS EN CONTRA.

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