Desafío: Candidatos Basura

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El domingo primero de mayo, en la placita de Ciudad Lerdo, una de las conurbaciones duranguenses de la lagunera Torreón, cayó gravemente herido el legendario coleta Rodolfo Rodríguez “El Pana”. Fueron infames algunos mensajes descocados alimentando el exceso de alegrarse por la desgracia de un hombre –quien quedó tetrapléjico al instante mismo de su caída en sobre el ruedo-, por una total ignorancia sobre la manera de criar toros de lidia –con excelencia no accesible para los demás bovinos-, y la importancia de la amalgama entre el carácter del torero y el instinto del toro cuya bravura es exaltada en crónicas de ensueño. A eso vamos a la plaza, por cierto: nunca a alegrarnos por la supuesta tortura a un ser “indefenso” –sólo quien conozca las astas de los cuatreños sabrá de lo que habla-, sino a homenajear su maravillosa genética que posibilita el encuentro en los lindes de la pasión.

Pero no vamos a discutir este punto sino a hablar sobre el drama del llamado “brujo de Apizaco” quien, a sus sesenta y cuatro años, no podía desprenderse del toreo como lección existencial; no sabía hacerlo porque, decía, que no sabría vivir sin la emoción que proporciona la fuerza viva de la naturaleza materializada en los riesgos del burel sobre el redondel de fuego. Y pagó el doloroso tributo en una jornada en la cual no estaba en juego sino su deseo de conocer un coso que nunca antes había pasado para ayudar a un novillero en fase de despunte.

Setenta y dos horas después, los médicos del Sanatorio Español de Torreón, a donde fue trasladado para permanecer allí unos días hasta que los fondos de la Asociación de Matadores se agotaron –lo que es un mentís a los recursos de los diestros mexicanos en contraste con las millonadas que recogen los ibéricos como si ésta fuera aún tierra de conquista-, determinaron que, dentro de la gravedad del paciente, los “signos eran estables”.

Sólo algunos se tranquilizaron pero no su fiel ayudante –mozo de estques-, “El Calafia” quien, conocedor de tantos dramas, pronosticó que lo peor estaba por ocurrir sin remedio. ¿Quién podría solventar las necesidades del torero durante los meses subsecuentes, sin fortuna acumulada ni parentela rica que le ayudara a pasar algún tiempo sobre la atadura de una silla de ruedas, también cadena espiritual?

Hace unos días, en una dinámica parecida si bien considerando al pueblo de México como el damnificado por la cornada del burel de la corrupción, el presidente enrique peña nieto, alejado de la realidad, le dijo a la cuadrapléjica comunidad nacional:

-“El empleo –como la economía- tiene buenos signos vitales”.

No está sana, diríamos, y casi inmóvil, como el torero de Tlaxcala, puede todavía abrir y cerrar los ojos para tratar de comunicarse con una clase política que ignora los guiños y se encierra en un altruismo de caricatura. Esto es: los “signos vitales” sólo prolongan, sin remedio, la agonía del colectivo en ausencia de medidas que determinen la posibilidad de alcanzar la salud y las directrices, a futuro, que permitan recuperar la perspectivas de futuro sin necesidad de acudir a la parálisis total y a la dependencia de las potencias del norte o de allende el mar para recibir el oxígeno que posibilite mantener a los mexicanos “con signos vitales” pero lastimosamente postrados. El estado fallido, sin más, es el diagnóstico para una supervivencia acartonada y cruel, acaso indeseable.

Estoy convencido de que si a “El Pana”, desde el principio de su tragedia hace apenas diecinueve días, le hubiesen preguntado sobre sus posibilidades habría escogido la de la muerte digna para solventar con ella su propia temeridad y acrecentar su paso legendario. En este punto, claro, los connacionales no podríamos ceder hasta este grado por cuanto significan la historia y la razón: sin México tampoco habría mexicanos, aunque quisiéramos levantarnos, de manera desesperada, del último rincón de la patria generosa que ha sido brutalmente agredida y violentada. Peor, sí, que una violación tumultuaria.

Nos habla peña del empleo y no dice que la generación del mismo va a la baja, como el oxígeno que va acabándose y sin fondos para colocar otro tanque junto a la cama con posibilidades de arrastrarlo por todo el hospital en donde estamos confinados, pero no explica que no hay manera de reponer los recursos para ofrecer las plazas laborales indispensables… a menos, claro, que cedamos cuanto queda de soberanía y nos convirtamos en mero “protectorado” de la Unión Americana con todas las consecuencias, destazando raíces y cercenando nuestra idiosincrasia, que fue fuerte mientras aún no arribaban los regímenes vende-patrias. ¿Por cuál comenzamos?

El señor peña habla sin coherencia desde hace mucho tempo. Por ello, ahora, discursa menos pero cuando lo hace, así sea siguiendo un guión armado por alguno de sus consejeros ignorantes, no deja de mostrar la profunda insensibilidad ante la desigualdad social entre sus compatriotas, sobajados, maltratados e ignorados, tantas veces, que ya no pueden sino sentir desprecio y guarecerse del aluvión demagógico… en el otro extremo de la democracia.

¿Por qué se teme tanto la posibilidad de llevar a juicio a un mandatario mexicano? ¿No estamos en un régimen de autonomía entre los poderes de la Unión y por ende, aunque presidencialista, con capacidad para exigirle cuentas el Ejecutivo como sucedió en Brasil, hace una semana, donde se separó por dieciocho meses de su cargo a la presidenta Dilma Rousseff, aunque ésta alegara que fue un “golpe de Estado” sin intervención militar? Y antes sucedió lo mismo en la vecina Guatemala cuando Otto Pérez Molina, el mandatario, fue incluso encarcelado en septiembre de 2015 en pleno escándalo por corrupción; por desgracia llegó con ello al poder, luego de las elecciones correspondientes, el cómico Jimmy Morales cuyo único efecto ha sido ponerse a las órdenes del “pato” Trump para ofrecerle mano de obra barata destinada a construir el muro de la infamia. De Guatemala a guatepeor.

Lo mismo se preguntaba, en los años postreros de su vida, el ilustre maestro Ignacio Burgoa Orihuela quien, considerado una lumbrera insuperable en el Derecho Constitucional –tuve la suerte de que fuese mi maestro-, e decía:

-Voy a denunciar a lópez portillo por haber generado una deuda alejada de los principios de la Carta Magna, esto es, obteniendo recursos que NO sirvieron para obras de infraestructura como se ordena.

Cumplió su palabra pero jamás recibió respuesta. ¡Él, un jurista de antología, cuya sólida argumentación merecía, cuando menos, una réplica tan depurada como el texto de su querella! Pero no. Simplemente se abandonó y arrinconó bajo el estúpido razonamiento de que la persecución a un ex mandatario –lópez portillo ya había dejado la Presidencia-, podría generar un escándalo imparable, negativo para la “paz social” de la República enferma.

Murió Burgoa y con él se fue acaso el último intento para obligar a los mandatarios federales, quien ejerce el cargo y cuantos lo dejaron, a someterse a la soberanía popular, en primera instancia, para responder, en un juicio político, a las muchas pruebas sobre la prevaricación acumulada en sus respectivos sexenios; por la inacción se dan casos tremendos como la torpe y tuerta “vindicación” de calderón por el solo hecho de compararlo con peña nieto. Un barbarismo social sin otro sustento que el hastío.

Los “signos vitales” pueden estar estables pero en los mínimos; la nación puede dejar de respirar, ahogada por la dependencia –los vilipendiados indocumentados mexicanos son un arma devastadora en manos de los irresponsables, como Trump, que niegan los equilibrios y pretenden guerrear incluso contra cuantos no piensen como él. El fascismo está por volver y México será como Austria en la Segunda Guerra Mundial: bastará conque nos pasen encima los vencedores.

¿Eso queremos? Dígannos señor peña: ¿hacia este caos nos conduce?

Debate
Di la lista de los candidatos que n debieran ser votados por sus antecedentes e intenciones; sólo hubo un reproche y vino de mi querida Tlaxcala en donde la aspirate del PAN es Adriana Dávila, de incapacidad manifiesta, a quien debemos sumar al priísta Marco Antonio Mena, prolongación de un deficitario régimen priísta. En todos los demás pronósticos no hubo queja sino buena recepción. Si las redes sociales son mejor indicativo que las encuestas tramposas, por mucho que las defienda su principal beneficiario, Roy Campos, los señalados estarían perdidos y el PRI difícilmente podría alzarse con alguna victoria, acaso en Puebla en donde el repudio se centra en Rafael Moreno Valle y su cómplice Tony Gali Fayad, panistas que debieran ser expulsados como yunes linares en Veracruz.

No entiendo cómo el PAN cayó tan bajo con yunes linares, un político cuya bajeza es comparable a la de manuel bartlett o emilio gamboa, uno del desahuciado PT con Morena y otro del PRI atenaceado por la corrupción de mayor nivel jamás vista en la historia de México. Esto es pederastas y criminales, represores y personajes sin escrúpulos, obtienen muy fácil las candidaturas negociando con cuadros desgastados incapaces de generar liderazgos limpios.

Me felicito de no estar en trance de votar en las trece entidades llamadas a ello; en la Ciudad de México la responsabilidad recaerá para elegir a los futuros constituyentes a quienes pocos conocen y todos ignoran cuál sería su papel frente a los designados por el Ejecutivo federal y el jefe del gobierno de la capital. ¿Así es cómo funciona la democracia? Aún en el caso de que las acusaciones contra Dilma Rousseff fueran injustas –lo creo-, prefiero, en todo caso, a la de Brasil, la de Guatemala, incluso la de Argentina, antes de seguir viviendo la parodia de los juegos electorales en el México de las simulaciones.

La Anécdota
En una de nuestras tertulias, allá en Apizaco –por cierto señalada entre las diez ciudades del país con mayores expectativas de vida, pese a la violencia-, le pregunté al “Brujo” Rodolfo Rodríguez:

-¿Cómo preferiría morir si fuera usted un toro de lidia? ¿En un rastro sórdido o en una plaza de toros?

No lo pensó mucho “El Pana” y con su caló inigualable respondió:

-Procuraría ser tan bravo, en la plaza, para que me indultaran.

En su caso no fue así.

Decía un viejo sabio que se puede gobernar de todas maneras menos con miedo.
Me atrevería a agregar que tampoco puede hacerse a punta de tejer demagogia
y traicionar con ella a la democracia que no termina de nacer.
En este 2016, de nueva cuenta, el fraude está más presente que la esperanza.

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