Desafío
*Vamos Sobreviviendo
*La Respuesta de CC
*Dislates de Mancera
Cualquiera de quienes vivimos, en nuestra lejana juventud –yo tenía quince años todavía-, el drama de Tlatelolco, no hubiéramos podido imaginar entonces que llegaríamos hasta el día de hoy con las conmemoraciones como cruces sobre el espíritu atormentado desde entonces. ¿Cuántas generaciones de jóvenes optaron por el silencio acosados por el temor?¿Cuántas más empeñaron sus libertades a cambio de un título profesional? Lo que si sé es que, acaso desde entonces, la clase política no sólo se empequeñeció sino comenzó a ser elitista, con personajes acreditados con maestrías y doctorados en el exterior aunque no conocieran el núcleo incendiario de su patria. Luego vendría lo peor: los mejores egresados optaron por el sector privado asqueados de cuanto sabían de la corrupción ingente del público… sin medir los alcances contaminantes de los grandes consorcios cuya única ética deriva del manejo efectivo del capital.
Cuarenta y cinco años ya. Pese a tanto tiempo transcurrido, el nonagenario echeverría –en minúsculas y, sin duda, uno de los responsables del genocidio pero ya exonerado por este delito como parte de los acuerdos soterrados entre el PAN y el PRI-, aún vive en su mansión de San Jerónimo o viaja hacia Cuernavaca en donde ostenta otro latifundio urbano, Los Laureles, como evocación inextinguible de Los Pinos. Allí está y, pese a las evidencias en su contra y las acusaciones incontrovertibles, sigue señalando, vergonzosamente, al presidente Gustavo Díaz Ordaz, ya muerto, como el único autor intelectual de la matanza cuando, desde luego, no fue así… como tampoco terminan los hilos conductores del magnicidio de Luis Donaldo Colosio en el desagradable personaje Joseph-Marie Córdova Montoya –cuyo rostro ajado refleja la enfermedad de su conciencia-, sino que llegan hasta lo más alto; y carlos salinas –también en minúsculas por usurpador-, retoma ahora posiciones, maniobra e intriga incluso en contra del presidente Peña Nieto a quienes los incondicionales del primero siguen observando como si fuera un títere; y así seguirá mientras el mandatario en funciones no se atreva a proceder contra la vieja mafia que llega incluso al nivel de los coordinadores del PRI en sendas Cámaras del Legislativo.
¡Cuánto ha pasado desde entonces! Si sumamos, por desgracia, lo bueno es menos que lo malo aunque nuestros ojos optimistas quisieran observar lo contrario. Alguna vez, cuando los editores mexicanos todavía imponían sus criterios a los directivos hispanos, en compañía de Rogelio Carvajal Dávila, entonces director editorial de Grijalbo, y de mi adolescente hijo mayor, visité a Miguel de la Madrid el 25 de abril de 1989, esto es apenas menos de cinco meses después de haber dejado la banda tricolor sobre el pecho de salinas para escarnio de los mexicanos de bien. Fue una larga reunión cuyos detalles he contado varias veces; pero hoy, me referiré a la conclusión de Carvajal, a la salida de la casona de Coyoacán:
–Después de haber escuchado hablar a este señor, no entiendo cómo siguen circulando los automóviles y los edificios se mantienen de pie. Su gobierno fue una catástrofe.
Y lo fue, sin duda, no sólo natural sino política, económica y socialmente. Desde los terremotos de 1985 hasta el “boom” del narcotráfico, auspiciado por Manuel Bartlett actual abanderado de la izquierda amorfa para vergüenza de quienes caminan junto a él, a costa de extender los nudos gordianos del sistema político mexicano como los llamó otro “ilustre” ex priísta, Manuel Camacho Solís. Y ahora que lo pienso una de las devastadoras tormentas recientes, la del Pacífico, se llamó “Manuel”; por algo será en la perspectiva esotérica. ¿Acaso un aviso de que los dramas están por comenzar al dejar las banderas de los antiguos liberales en manos de elementos sin la menor autoridad moral, sin la menor vergüenza y una crónica negra sobre los hombros? Causa dirigida por villanos, se pudre inevitablemente a pesar de las buenas voluntades que se dejen en el camino. Y es esto, claro, lo que aprovechan los vende-patrias en la compleja geopolítica de nuestros días.
El recuerdo, sin embargo, no evita que examinemos algunos de los hechos recientes de mayor peso con orígenes en distintas opciones partidistas. Veamos:
1.- La iniciativa de reforma energética del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, además de cuidadosa es certera y no alienta linchamientos contra el sector privado ni le entrega a éste la rectoría en el manejo del petróleo, el gran patrimonio de los mexicanos. Esta es la diferencia con las presentadas por López Obrador, cuya soberbia le impidió simplemente apoyar el trabajo del fundador del PRD para extender otro proyecto, el suyo, por la incontinencia ególatra que le atosiga y le ha convencido de ser él, sólo él, el redentor de la patria mexicana. Más allá de reformar la artículos 27 y 28 de la Carta Magna, Cárdenas Solórzano insiste en que el proyecto de Peña deja abierta la posibilidad, como es, de que el gobierno quede desplazado de los sectores petrolero y eléctrico ubicándolos fuera de los renglones estratégicos lo que posibilitaría la arribazón de grandes consorcios para apoderarse de los mismos. Esta es el trasfondo del que no habla la propaganda oficial centrada en que será más eficaz la administración de la riqueza de nuestro subsuelo si se diversifican las acciones a favor del sector privado y con la falacia de que el crudo seguirá siendo patrimonio –menor- de los mexicanos.
Además, por si fuera poco, Cárdenas subraya que, al dejar de ser estratégicos nuestro petróleo y la electricidad, tales quedarían “sujetos” a las estipulaciones del Tratado de Libre Comercio para América del Norte cuyos criterios dominantes los fija la gran potencia vecina. Pese a lo anterior, el hijo del Tata insistió en que el sector privado podría participar, entre otros rubros, en la producción de insumos para la industria petrolera e incluso incentivarse a las empresas que utilicen productos de PEMEX “en la prolongación de la cadena comercial”. No está cerrada esta iniciativa, por tanto, a la participación de particulares, ni siquiera de extranjeros, salvo cuando se trate de salvaguardar el patrimonio nacional.
2.- Desde el otro extremo, el de la derecha, vuelve a surgir un asunto indispensable e inaplazable: el de la reforma político-electoral que modifique las reglas del juego imperantes y resuelva, a favor de una mayoría legal, los comicios, sobre todo los presidenciales aunque debiera extenderse la máxima a los gobernadores. De allí la urgencia de legislar a favor de las segundas vueltas electorales. Igualmente, para reabrir polémicas en la fabricación de los escenarios más favorables para la vuelta del PAN a la Presidencia, se estima que el candidato presidencial “triunfador” que rebase sus presupuestos de campaña, así sea por un solo peso, obligará a la anulación de los comicios sin posibilidad de competir nuevamente por el cargo. Por desgracia, se asoma una mano negra: la propuesta de integrar gobiernos de coalición, en el caso de las segundas vueltas, como seguro para los partidos vencidos.
Otra de las visiones a largo plazo reafirma las intenciones de este sector: esto es la reelección, una vez, de los Senadores, y tres veces la de los diputados, esto es para que la permanencia en sendas Cámaras pueda sumar hasta doce años, o dos sexenios, confirmando con ello la permanencia de quienes integren al partido vencedor en 2018, considerando que el PRI va a la baja y el PRD se desmorona por las divisiones de la izquierda, sobre todo la de Morena.
De una manera u otra, la iniciativa atina en una cuestión básica: la necesidad de crear nuevos órganos electorales asumiendo que los actuales, IFE y TRIFE, fueron totalmente rebasados… por la misma derecha, en 2006 mediando la usurpación, y en 2012 para asegurar lo convenido ante el deterioro de la administración de calderón –minúsculas-, siguiendo la doctrina Zedillo consistente en traicionar al partido propio, dándole patadas y zancadillas, y luego colocando a un candidato sin posibilidades de ganar, para ser llamado demócrata por sus opositores.
Analicemos las corrientes y concluiremos que mientras se dan, el PRI continúa inmerso en las utilidades de la siempre redituable industria de los damnificados, numen del paternalismo y cuya prolongación es muestra, indudable, de la negligencia atroz de los malos gobiernos –desde hace ya varias décadas- que no resuelven los problemas de fondo –la adecuada infraestructura para evitar la reincidencia de los males-, ni juzga ni indaga sobre los verdaderos responsables de los efectos de las catástrofes, como la destrucción de carreteras y solares.
Concluimos: ¿cuántas generaciones se perdieron desde 1968? Y todavía no hay culpables.
Debate
La inteligente senadora priísta, Graciela Ortiz González, a quien tuve la suerte de conocer hace muchos años, puso en aprietos al ingeniero Cárdenas cuando le espetó, en el cara a cara, si creía que México debía quedarse “solo” en el mundo con una legislación sobre energéticos sumamente cerrada y poco competitiva en tales términos.
Cárdenas, como pocas veces, se mostró dubitativo y, al fin, un tanto presionado, respondió que si la intención es la búsqueda de socios para PEMEX que así se diga y se proponga; y agregó que tal no había sido consultado a sus compañeros, insistiendo en el desplazamiento del “Estado” y en la voracidad de los particulares.
Sin intentar corregir la plana a una y otro, el columnista sostiene que en el caso de nuestro petróleo perviven condiciones históricas de la mayor importancia porque el acto de la nacionalización, en 1938, confirmó la soberanía nacional consolidada por Juárez al momento de expulsar al ejército francés de nuestro suelo en 1866, luego de iniciarse en 1861. Cinco años, nada menos, de humillaciones. Pues bien, en la misma línea, el crudo mexicano es para los mexicanos un símbolo de identidad y nacionalismo; como una estampa religiosa que cuelga en las paredes del noventa por ciento de los hogares mexicanos. Tiene, por tanto, otras connotaciones.
La Anécdota
Miguel Ángel Mancera espinosa, jefe del gobierno defeño, parece extraviado, confundido y, peor, temeroso de enfrentar a algunas minorías soliviantadas. Tanto que sentenció hace unos días, cuando se comenzó hablar de regular las marchas y plantones para evitar desquiciamientos en la capital del país:
–Es difícil –pretendió ser solemne- que una ley termine con las manifestaciones sociales.
Le ganó la impronta de la incultura jurídica. El código penal, por ejemplo, existe –uno en cada entidad del país además del federal-, y no por ello han dejado de darse asesinatos, robos y demás ilícitos condenados por la legislación. Pero si, como él mismo dijo, “todo con la razón y el derecho”, parafraseando al Benemérito, debe comenzarse con regular los desmanes que van aparejados a los manifestantes que han creado una industria igualmente redituable a la de los damnificados.
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WEB: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LAS INICIATIVAS NO DEBEN RECHAZARSE POR EL SIMPLE HECHO DE QUE PROCEDAN DE LOS PARTIDOS ANTAGÓNICOS A LOS CRITERIOS OFICIALES; SI EL PAN Y EL PRD, SITUADOS EN LOS EXTREMOS, SON CAPACES DE ALIARSE ELECTORALMENTE EN UN AMALGAMA TURBIA PARA VENCER AL PRI COMO SI SÓLO EN ESTE EXISTIERA LA CORRUPCIÓN, DEBE ESPERARSE QUE IGUALMENTE ACTÚEN CUANDO SE TRATE DE PONDERAR REFORMAS ESTRATÉGICAS. DE OTRA MANERA, PARA DECIRLO CLARAMENTE, NO HAY DEMOCRACIA QUE VALGA.
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