Desafío
Es el país el que convalece, no el presidente Peña Nieto, quien entró en cirugía por un problema de nódulos en la tiroides; una enfermedad que podría agravarse de ser cancerosos. No se olvide que, este mismo espacio, informamos sobre el detectado cáncer en la próstata del aspirante presidencial, cuando lo era, desde mediados de 2011, apenas unas semanas antes de definirse la designación del candidato del PRI. Como siempre me suele ocurrir me vi envuelto en una cascada de descalificaciones hasta que, poco a poco, fue confirmándose la especie y llegamos a más. En “Despeñadero”, mi libro más reciente y que estará en manos de los lectores en una semana más, doy amplia cobertura al tema y no sólo eso, relato pormenores sobre los sucesos que lo rodearon, a Peña claro, con motivo de sus males muy personales. Ya no queremos a otro adicto al Prozac en la Presidencia porque terminan promoviendo la marihuana bajo las “muchas faldas” de su señora.
¿Por qué lo hago?¿Acaso guiado por una morbosa inclinación por los “chismes de alcoba” en los que me han querido encasillar a la par con Paty Chapoy y Juan José Origel –contra quienes no tengo nada sino simplemente tomo distancia en nuestras respectivas áreas de trabajo-, para restar importancia a las denuncias que conllevan los relatos? Pues no. Procedo así por estar convencido de que es la única manera de servir de contrapeso a los abusos de poder, a los amarres íntimos en donde surgen las más tremendas complicaciones y al hecho irrefutable de que llevamos, perdidos en la frivolidad y en el uso del poder para hacer crecer a las cofradías –las supuestas hermandades en donde los ritos perversos asfixian a la inteligencia-, a costa de degradar a la política, sumir a los partidos en diferendos absurdos atenidos a los chantajes permanentes y, poco a poco, reconstruir el antiguo absolutismo sin que la opinión pública se de cuenta gracias a la mediática sonrisa del mandatario en turno. Y no pocos han caído en el juego.
Lo que no se compone es el tejido social, deteriorado por la arribazón de la derecha al poder –de la que no hemos salido como si el Palacio de Chapultepec volviese a ser el de Miramar con el emperador de pacotilla que no es sino la demagogia destructiva de los tiempos actuales-, y la constante a favor de la reconquista y la consiguiente injerencia de la gran potencia del norte que reclama su “patio trasero”, un término similar al usado por las empresas editoriales con capital español para referirse a la intención de vender aquí los ejemplares que ya no tienen mercado allende el mar, por la crisis hispana provocada por el pisoteo del Cuarto Reich, digo la Unión Europea, a costa de no publicar a los autores mexicanos críticos, dentro de los cuales no figuran quienes hablan del narcotráfico… gracias a la información oficial recibida. No hay ninguno, por ejemplo, que explique el drama desde la filosofía de los cárteles y otros grupos criminales, como los michoacanos, que han mantenido sus conceptos sociales ante la fuerza sorda del ejército, los marines y la indefinible seguridad pública, por ahora atenida a la Secretaría de Gobernación en donde despacha, como titular, un sujeto más amedrentado que calderón –minúsculas- durante su perdido y fracasado gobierno, para ofensa de los mexicanos bien nacidos, no de aquellos que usan la nacionalidad según convenga a sus intereses comerciales o incluso particulares.
¿Cuántos, entre nosotros, han llegado como corderitos a la embajada española para solicitar otra nacionalidad por el solo hecho de obtener el pasaporte de este país –gracias a su ascendencia hasta por dos generaciones-, y no tener que batallar más por sus visas norteamericanas? En este sentido, ¡qué bien hizo el presidente de Bolivia, al no bajar la cerviz como muchos de nuestros diplomáticos, y exigir una sonora disculpa por parte de cuatro naciones, España, Portugal, Italia y Francia, que impidieron aterrizar a su jet en sus aeropuertos! Cuán distinto comportamiento a la lacayuna actitud del gobierno mexicano que no ha sido capaz de vindicar la reciprocidad diplomática con Canadá –pese a que el turismo mexicano hacia allá descendió en cuarenta y siete por ciento-, por la discrecional imposición de visas para entrar a nuestro supuesto aliado en el Tratado de Libre Comercio.
Ni calderón, ni Peña, han podido revertir las cosas. Y ni siquiera lograron oponerse a exigencias tales como infiltrar al ejército mexicano con elementos estadounidenses, en el primer caso, ni frenar la insistente moción de construir setecientas millas más del muro ignominioso en nuestra frontera norte; y lo edificarán quienes pidieron y gritaron por la destrucción del Muro de Berlín, en 1989, y finalmente lo lograron. Dos caras para una misma macabra idea: en México, la barda de la miseria; en Alemania, durante años, el cerco de las ideologías irreconciliables. Lo primero, pervive; lo segundo, cuando menos, se disimula.
Maniatados, estamos a expensas de lo que determine el gigante del continente. ¡Qué bien hizo, en Brasil, el gobierno de Lula da Silva cuando aplicó el mismo trato a los estadounidenses después de que éstos comenzaron a revisar a los viajeros sudamericanos y mexicanos con radares que violentaban la intimidad! Bueno, hasta el entonces presidente de la mesa Directiva del Senado, Enrique Jackson Ramírez, sufrió la agresividad de los aduaneros y fue desnudado en el campo aéreo de Los Ángeles. ¡Y el Senado, a petición del propio vejado Jackson, no movió ni un solo dedo! Es obvia, sí la reciprocidad y la tibieza de nuestro gobierno incapaz de hacer valer, siquiera, los derechos d los emigrantes mexicanos que son tratados como bestias al otro lado de los lindes del Bravo y las mojoneras por donde ahora se alzará el muro de la ignominia, a cambio de recibir menos paga –porque trabajan allí clandestinamente-, porque no tienen oportunidades laborales en su propia nación. Y así, desde hace ya casi sesenta años. ¿Cómo hablar de independencia y libertad en tales términos y ante estas condiciones infamantes?
Es inmoral, con los antecedentes descritos, que se pretenda un “borrón y cuenta nueva” cuando el convaleciente Peña Nieto, a quien deseamos pronta recuperación para que ejerza a plenitud el cargo para el que se postuló, mintiendo sobre el verdadero estado de su salud, no ha sido sino un lastimoso seguido de los pasos tenebrosos de calderón –minúsculas- por Los Pinos. Esto es, ninguna de las mociones para modificar las cosas se dio luego de que Peña prometió, el encaminarse sin rivales a la candidatura presidencial del PRI, trocar las cosas con estrategias distintas. ¿O para qué diantres contrató al general colombiano, Óscar Naranjo Trujillo, ahora en busca de la Presidencia de su país, con el propósito de elaborar las tareas de campo necesario para poner fin a la sangrienta e inútil “guerra de calderón”? Finalmente, como Fox al llegar al poder y seguir los pasos de Ernesto Zeddillo, visto como traidor por no pocos priístas –no por reconocer la victoria de la oposición sino por entregarles a un candidato simplón, torpe y destinado al sacrificio desde un principio; me refiero, obvio, a Francisco Labastida o Lavestida Ochoa-, traicionado al presunto cambio por él propuesto desde su arranque. Lamento decirlo, pero por la misma senda va Peña Nieto quien no ha sabido honrar su palabra ante quienes creyeron en él como una especie de escoba para barrer el polvo contaminante de la derecha que jamás se ha anotado un triunfo para México, esto es en una larga crónica de fracasos mayor a la del “Chepo” de la Torre de quien ya dijimos debe ser sustituido por “El Chapo” para obtener el perdido espíritu vencedor siquiera.
Hoy, convalece. Demasiado pronto, cuando no arriba aún al fin de su noveno mes, esto es próximo a su “primer informe”. ¿A esto se refería Andrés Manuel López Obrador, acaso con información privilegiada, sobre volver en dos, tres o seis años en pos del poder? Esto es a la coyuntura que puede crear una larga enfermedad de otro presidente latinoamericano enfermo. La lista ya es larga y no hay siquiera en el aire alguna comisión internacional para unir los hilos comunes. El comentario sobraría de no existir la CIA y su prestigio en la “encomiable” labor de desestabilizar países, regiones y al mundo entero. ¿Por qué nadie quiere a los Estados Unidos? Pues, por esto, señores Obama y Biden.
Debate
es Haití, en donde estuvieron a punto de perder la vida varios colegas de la información –entre ellos, mi hijo Carlos, lo que es igual a decir que la hubiese perdido yo-, el país deseoso de homenajear, previo permiso del Senado, al miserable de calderón. ¿Cómo entenderlo si una buena parte de los mexicanos lo despreciamos y, como este columnista, escribimos su nombre en minúsculas porque usurpó el poder presidencial y luego entregó la banda tricolor, previo beso que nos recordó al de Judas?
Tiene sólo una explicación: que sea parte de las facturas electorales pendientes de cobro y pese a las millonadas invertidas en ellas, saqueando a varias entidades de México, entre ellas Coahuila la de los Moreira exaltadores del nepotismo –todavía hay varios en lisa-. Por la misma razón se le protege, lo mismo que a su execrable testaferro Genaro García Luna, ex secretario de Seguridad Pública –un cargo que ya ni siquiera existe-, bajo el cobijo de la más descarada impunidad de la que tengamos memoria.
¿O estaremos equivocados y hemos tratado mal a calderón sus críticos no reconociendo su “generosidad” –más de cien mil muertos-, ni su eficacia –perdimos, todos, seis años en cuanto al abatimiento de nuestro poder adquisitivo; esto es todas las familias, ricas y pobres, bajamos nuestra capacidad de compra y nuestros ingresos en más del doce por ciento-, ni sus obras de infraestructura –construidas para beneficio más de los narcos y sus cárteles que de la población convertida en rehén-? Debo confesarles que mi conciencia está tranquila pero mi estómago no. ¿Cómo es posible que el nuevo gobierno le permita andar como Pedro por su casa sin la menor indagatoria en su contra?¿O es que vivimos en mundos diferentes quienes integran la cúpula del poder y los que sólo aspiramos a la cópula de vez en cuando?
La Anécdota
Comienza agosto y con este mes el verano se calienta a todo lo que da. No es cuestión de climatología sino de descomposición política, con un mandatario convaleciente, un gabinete tuerto y cobarde, y el mantenimiento de una guerra cruenta e inútil: ni un gramo disminuyen las “remesas” de drogas hacia el mayor mercado de consumo del mundo en donde los cargamentos se esfuman como si cruzaran la línea del tiempo.
–El transporte y distribución de drogas debe legalizarse para cesar con la oleada de sangre –escucho entre varios colegas-.
Pero hubo uno que puso el punto final:
–Mejor no: así se quedan todos en México… como los habanos boicoteados en Washington pero que sirven de solaz a los perentorios huéspedes de la Casa Blanca.
¿Cómo sabrán los humedecidos por las becarias coquetas?
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
ALÍVIESE, SEÑOR PEÑA, Y COMIENCE A CUMPLIR CON SU DEBER MÁS ALLÁ DE PALABRERÍAS HUECAS. ¿LE MOLESTA LA CRÍTICA? TENGA POR SEGURO QUE LA TEMPESTAD ARRECIARÁ SEGÚN LOS PRONÓSTICOS DEL TIEMPO. ¿QUIERE O NO GANAR LA HISTORIA?¿O TRABAJA SÓLO PARA IMPONER MÉTODOS ABSOLUTISTAS QUE LE PERMITAN LA REELECCIÓN? YA LO SABREMOS CUANDO SALGA “DESPEÑADERO”, EN POCOS DÍAS, Y REACCIONEN SUS TESTAFERROS.
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