Desafío
*Ciclos Tormentosos
*Tiempos Religiosos
*Apostar al Olvido
El primero de junio de 1906, los mineros esclavizados, de hecho, por la compañía “Cananea Consolidated Cooper Company (CCCC), pertenciente al coronel estadounidense William C. Greene, decidieron irse a la huelga para protestas contra las condiciones infrahumanas en las que les obligaban a trabajar mientras los técnicos, tanto norteamericanos como ingleses –los más-, vivían con todas las comodidades. Su demanda era para intentar alcanzar un salario de cinco pesos, muy inferior a lo obtenido por los extranjeros. El movimiento fue repelido a tiros por parte de los Rangers texanos, contratados ex professo por el “coronel Greene”, en contra de cualquier noción de soberanía y equidad. El saldo fue de dos trabajadores muertos y decenas de heridos. El porfiriato perdía con ello cualquier contacto con las banderas sociales e iniciaba así, con este conato, la Revolución.
El 19 de febrero de 2006, casi cien años después, en Pasta de Conchos, municipio de Sabinas, Coahuila, la explosión por gas grisú provocó una hecatombe: sesenta y cinco mineros fueron pulverizados, en cuestión de minutos, por las altas temperaturas muy superiores a los cuatro mil grados caloríficos, casi el doble de la que se requiere para incinerar los cadáveres en los hornos crematorios. Lo que siguió, en ausencia del entonces presidente Fox, fue una concatenación de demagogia execrable, alentando las esperanzas angustiantes de las familias y pretendiendo un rescate imposible: aquellos hombres, sacrificados por la ambición de sus patrones –el Grupo México de Germán Larrea Mota-Velasco, el segundo mexicano más rico del país sólo detrás de Carlos Slim Helú-, eran ya cenizas.
Nada ha variado, desde entonces, entre los obreros de la minería salvo que, con un sindicato de por medio, son arrastrados a mantener el cacicazgo bajo el supuesto de que sólo a través de éste pueden defenderse del agio desmedido de los accionistas prepotentes, verdaderos responsables de la tragedia aunque no se les fincara responsabilidades. El juego de las complicidades se complica en este punto y exhibe los niveles de la infiltración de los órganos gubernamentales por parte de quienes detentan el poder económico. Quizá por ello, igualmente, el Grupo México se estrena en la industria ferrocarrilera, con Ferromex, gracias a las generosas concesiones de la derecha a sus socios más distinguidos. ¡Y nadie los persigue! Estos son los “intocables” que el señor peña nieto no quiere ver, ni oír ni enterarse que existen. Como igualmente los hermanos Manuel y Jorge Alberto Bribiesca Sahagún, los hijitos de marta, la de las muchas faldas.
Por cierto, al respecto, vale la pena mencionar el grotesco deslinde de Fernandito Bribiesca, hermano de los mencionados hijos de marta –por no decir otra cosa-, aduciendo dos cosas: que está dedicado a las tareas legislativas en su carácter de diputado federal ¡por el PANAL fundado por hoy encarcelada Elba Esther Gordillo Morales; y que antes se concentraba en la consultoria política como socio fundador de “AVE Consulting” –para recrearse en las siglas de la “alta velocidad española”, tan seductora para los millonarios mexicanos-, amén de miembro del consejo consultivo de la fundación “Vamos México” de su impía madrecita, una de las mejores amigas y protectoras de la “maestra” Gordillo, la novia de “Chucky”.
¿Vamos atando cabos para comprender el nivel de corrupción imperante durante los doce años de administraciones panistas? Nadie niega que el PRI legó una larga secuela de amoralidades; pero el PAN ofreció una versión, corregida y aumentada, de los peores vicios del sistema. Ahora estamos confirmando lo que tanto denunciamos, en su momento, no a toro pasado como suelen hacer los mercenarios, mientras sufríamos descalificaciones miserables, obviamente sin respuestas a lo planteado, pero sin que nunca alguno d los protagonistas fuese capaz de acusarnos de mentir o difamar. Así llegamos a la perspectiva de hoy.
Fíjense, también existe una correlación cronológica entre el genocidio de octubre de 1968 y el escandaloso fraude electoral de julio de 1988: veinte años casi exactos de diferencia. Uno y otro acontecimientos colocaron a la sociedad mexicana en un plano de franca indefensión y no sólo eso: provocaron un desaliento profundo, primero en las nuevas generaciones de estudiantes acorralados durante varios lustros; y, después, en un electorado que se convirtió en escéptico hasta que los votos del miedo, en 1994, y el espejismo del cambio, en 2000, lo llevó hasta las urnas para luego ahondar en una severa decepción ciudadana que no es posible superar todavía, mucho menos después de la abierta traición a la democracia por parte de los fox en 2006. Con estas cartas, selladas por la sangre y el engaño superlativo, juega la clase política contemporánea.
Con estos precedentes no extrañan los ciclos actuales. 1994 fue, para este columnista, el año de la barbarie, esto es cuando carlos salinas, perdidos los papeles por la ambición de perpetuarse en el poder –quimera que a otros también ha subyugado-, desdeñó al candidato de su partido, Luis Donaldo Colosio, y atrajo sobre él los fríos vientos de la perversidad materializados en la figura del “doctor” Joseph-Marie Córdova Montoya, uno de los personajes más siniestros que se han apoderado de facto del dominio de la República y sin necesidad de una nueva intervención francesa. Luego vendrían los asesinatos: Colosio cayó el 23 de marzo y José Francisco Ruiz Massieu resultó victimado el 28 de septiembre. (Para compensar a la familia del segundo a la joven Claudia, su hija y treintañera se le designó secretaria de Turismo, sin el menor currículo sobre la especialidad, dentro del gabinete peñista. Callar y resignarse, por aquello de que los muertos no resucitan, es el mayor acto de cobardía que pueda darse).
Si nos percatamos, este 2014, veinte años después, comienza a ser muy parecido. La violencia se recrudece, contra la versión oficial, y los cárteles, tras la aparente caída de “El Chapo” –en realidad una entrega concertada porque había perdido los controles-, están en pleno reacomodo y con deseos de venganza extrema. Para colmo, la corrupción de los años anteriores comienza a salir de las alcantarillas –la podredumbre acumulada en este sexenio aparecerá en “su momento” cuando los mercenarios ya no le deban nada-, y los grupos más poderosos del país están en guerra por las concesiones… al tiempo que se privilegia a los consorcios extranjeros –estadounidenses y españoles, en su mayor parte-, para invertir en la desvencijada y cien veces saqueada PEMEX. Además, jurídicamente, los ex presidentes no tienen escapatoria, salvo el manto de impunidad política que les brinde el peñismo más avieso. Una perspectiva que, desde luego, amenaza con derivar, igualmente, en la barbarie… sin nadie a salvo.
Solo fallaron quienes apuntaron que la fatalidad cronológica nos llegaría a tope en 2010 siguiendo la traza de la Revolución de 1910 y de la Independencia en 1810. Pero no se olvide que uno y otro movimiento tardaron en cuajar: las tropas insurgentes entraron a la ciudad de México en septiembre de 1821 y los caudillos confluyeron hacia la institucionalidad luego de la firma de la Carta Magna de 1917 alentada por Venustiano Carranza bajo las presiones de Álvaro Obregón. Fue ésta, sin duda, la verdadera revolución, porque se modificó el perfil del modelo político, y no la de Madero cuando se pretendió evitar la idea del golpismo convirtiendo en interino al porfirista Francisco León de la Barra, queretano y completamente inútil. Tendríamos, entonces, que esperar cuando el horizonte se nubla y los miembros del gobierno, dentro de los tres poderes, no salen de su miserable sectarismo, más cercano al fascismo que a la vida democrática.
Esta es la triste realidad que no nos cuentan los voceros de Los Pinos.
Debate
El mundo católico, “siempre fiel” a los mandatos de la llamada Santa Sede –a los Nuncios, diplomáticos de la misma, les molesta el término y prefieren insistir en el Estado Vaticano como referente-, tiene sus propios tiempos históricos, a veces muy tardíos respecto a la dinámica social y a la permanente rotación histórica y de valores –aunque algunos de estos, como la civilidad elemental, no debieran cambiar nunca-, ha decidido perdonar a quienes “han abortado” durante la presente Cuaresma… por esta sola vez y con la intención de recuperar a tantas almas angustiadas.
Yo no sé cuántas mujeres se acojan a esta gracia cuando, en su mayoría, mantienen la filosofía de ser dueñas de sus cuerpos –lo son, sin el menor atisbo de duda-, y actuar en consecuencia aunque se moleste el párroco de su jurisdicción, tantas veces contaminado por los señalamientos de amoralidades sin fin que, cada día, surgen con más fuerza y a cada rato, como en el caso del rijoso Padre Goyo –Gregorio López- quien, en Apatzingán contrajo el virus de Hidalgo y, de hecho, se levantó en armas contra el alcalde, Uriel Chávez, a quien acusa de sostener nexos con “Los Caballeros Templarios”. Ni a quien creerle porque el edil le reviró enunciando delitos tan graves como la pederastia y el robo, siguiendo lo que ya va siendo una nefasta tradición pese al horror y la mano enérgica del Papa Francisco.
A Hidalgo lo ex comulgaron, pero sin que ésta surtiera efectos por cuanto a que no fue promulgada por el Sumo Pontífice, lo mismo que al gran Morelos, el gran estratega y ejecutor de una nueva legislación, libre de esclavitudes y discriminaciones, desde sus “Sentimientos de la Nación” cuando todavía México no era. Pero ellos fueron más cristianos que ningún otro al intentar y alcanzar, tras sus respectivas ejecuciones, la libertad de su pueblo. Caso muy distinto a quienes guerrean en un ámbito contaminado por el drama de las mafias corruptoras y degradantes de las condiciones humanas.
El caso es que, en los cuarenta días que ya están corriendo desde hace una semana, se vale, para la Iglesia, abortar y ser “perdonadas” las mujeres que lo soliciten. Pese a ello, ¡falta tanto para que la Iglesia se modernice de verdad! Podría comenzarse con legislar, en el derecho canónico, sobre el derecho de las mujeres a ser ministras d culto y no sólo sirvientas de los altos jerarcas y sacerdotes.
La Anécdota
Una tarde, el entonces Nuncio Apostólico –lo fue a partir de 1993 cuando se reanudaron las relaciones diplomáticas entre México y el Vaticano-, Girolamo Prigione Pozzi, insistió en la necesidad de beatificar al Padre Agustín Pro, confeso de haber fraguado un atentado contra el general Álvaro Obregón, redimiendo así a los cristeros –partes de uno de los dos fanatismos, el otro fue el de los jacobinos, que incendiaron al país-. Le comenté que era innecesario encender una hoguera apagada y me respondió:
–Bueno, eso es ya cosa del pasado y no ocurrirá nada. La gente olvida.
Pero lo mismo podría decirse en sentido contrario, esto es a favor del callismo y el maximato a quienes muchos quieren encenderles veladoras. Más ahora.
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Web: www.rafael-loretdemola.mx
E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
LAS CRONOLOGÍAS NO SON CASUALES, MÁS BIEN FORMAN PARTE DE CICLOS QUE LA SOCIEDAD ALIMENTA. SOBRE TODO CUANDO LOS HECHOS PARECEN REPETIRSE. POR ELLO, A QUIENES TENEMOS MEMORIA –COMO ESPERO SEA EL CASO DE MIS AFABLES LECTORES-, NOS PARECE QUE LOS MECANISMOS GUBERNAMENTALES ACTUALES COINCIDEN MUCHO CON LOS DEL PERIODO salinista. LO MISMO PARA VENDER EL PATRIMONIO NACIONAL QUE PARA GENERAR EL AMBIENTE PROPICIO PARA LA BARBARIE IRREFRENABLE. NO ES UNA COMPARACIÓN FEBRIL SINO UNA OBSERVACIÓN DIRECTA SOBRE LA REALIDAD.
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