Cuestión de enfoque

Por Guillermo Robles Ramírez

Para algunos es criticable, pero para muchos, por fortuna lo más, merece respeto y reconocimiento, cuando una persona que trabaja y está casada, estudia y logra salir adelante en ese deseo y ambición de superarse. De que es difícil, lo es, porque no es muy fácil estar pensando en el sustento de la esposa e hijos, preocupándose de la renta, vestimenta y hasta en la compra de útiles escolares y, sacar adelante los estudios y más tarde, aunque pasen muchos años, el título.

Lo criticable, para muchos y los más, es que se haya estudiado y comprado el título profesional o bien que se valió de influencias para obtenerlo, eso sí es razón grave y de señalamiento. Todo es cuestión de enfoque.

También los hay aquellos que merecen el reconocimiento que estando casados, trabajan y estudian y que por razones económicas sacan su título después de muchos años. Lo digno y elogiable es que sí estudiaron y cumplieron con todos los requisitos y normativas que establece la ley. Y más encomiable lo es cuando sus aprovechamientos o calificaciones de estudios son sobresalientes.

Tengo amigos y compañeros y ex compañeros de trabajo que después de 10 y hasta 30 años de haber terminado sus estudios, siguen sin tramitar el título que bien puede obedecer por razones de trabajo o  económicos, igual por falta o limitaciones de tiempo que le permita presentar el trabajo que se exige para contar con ese título y registrarlo en la Dirección Nacional de Profesiones.

En fin, es cuestión de enfoque, porque lo que es motivo de crítica infundada para algunos, para muchos es respeto y motivo de enaltecer ese empeño y entrega por superarse profesionalmente y obtener un título de los estudios que realizó con sacrificio y limitaciones, lo mismo económicas, de tiempo y forma.

Aquellos que hubieron de trabajar y estudiar, sosteniendo las obligaciones de una familia, tienen las consideraciones de que el título es valedero obteniéndolo de inmediato o con los años, pues eso no implica que no se cuente con la inteligencia e ingenio de ser destacados y sobresalientes profesionistas, ni mucho de no tener derecho a aspirar escalones más altos que el ocupado por muchos años.

También admiro mucho a aquellas personas que por razones ya sea carencia de dinero, o prisa por ayudar a sus padres, optan en cursar una carrera técnica. En lo personal siempre he considerado que nunca se deben de sentir menos por un profesionista titulado en una licenciatura o ingeniería, como también veo con malos ojos a aquellos estudiados en universidades que ven por encima a quienes con esfuerzo estudiaron una carrera técnica.

Los años me han permitido para confirmar que muchos de esas personas que estudiaron una carrera técnica, desempeñan sus labores mejor y hasta con más profesionalismo que aquellos que cuentan no solo con licenciaturas, posgrados, sino hasta con Doctorados y hasta aquellos que toman tres o más cursos durante cada año de capacitación. Me atrevo a decir que hasta tienen mejores tomas de decisiones con mayor efectividad, capacidad y destreza.

Todo es cuestión de enfoque, por mí parte, de siempre he elogiado y reconocido aquellos que casados, toman la decisión de estudiar y titularse. Ojalá hubiese muchos de éstos.

A mí me hubiese gustado haber estudiado alguna Maestría, Doctorado o bien una doble titulación, pero no se pudo, y por eso los veo con mucha admiración y respeto, pero también entiendo a quienes por alguna razón tramitan su titulación años después, sin embargo, no se justifica no hacerlo solo porque se encuentran realizados laboralmente o como lo he escuchado muchas veces decir: “…y eso para qué sino soy Doctor o Abogado en donde sí se requiere y me va bien…” (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México, Presea Trayectoria Humberto Gaona Silva) www.intersip.org

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