Crónicas Negras

Uno de los nudos más conflictivos e inoperantes de nuestra ciudad se encuentra en lo que antes era el centro histórico y comercial de Tacubaya, hoy un verdadero cochinero, nido de ratas (de dos y cuatro patas) y muestra fehaciente de la inoperancia casi congénita de la Delegación Miguel Hidalgo y el trozo de pastel que le toca al Gobierno del Distrito Federal.

En la década de los sesenta, como apunta el escritor José Emilio Pacheco, Tacubaya era una zona arbolada, con jardines, fuentes, un trazo vial que recuperaba el paisaje de casonas y haciendas del siglo XIX y un entronque donde confluían la estación de trenes que iban y veían de La Venta (Toluca), y municipios del Estado de México, y las incipientes líneas de camiones a Cuajimalpa, Santa Fe y zonas conurbadas como La Pila, Barrio Norte y Alfonso XIII.

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Hoy, desde hace tres décadas, verificamos la torpeza del gobierno local y delegacional para preservar el patrimonio histórico, la belleza del entorno y una solución viable para un buen desarrollo habitacional y comercial; sufrimos la negligencia de las instituciones para implementar un sistema de transporte efectivo y funcional, resulta necesario solventar las necesidades de la gran cantidad de gente que a diario circula por este perímetro para transportarse a sus lugares de trabajo.

No sólo eso, los comerciantes y vecinos de la zona ven con angustia como las calles, avenidas y espacios públicos han sido invadidos sin piedad por rutas de peseros, líneas de camiones y todo ello conlleva suciedad y deterioro.

Realmente es poco más que ofensivo ver el desorden, la dificultad que significa para los transeúntes desplazarse y encontrar una manera digna de abordar un transporte (me gustaría ver al señor Mancera subiéndose a un pesero a las siete de la mañana).

Ciro Márquez, vecino y comerciante quien desde hace muchos años trabaja en uno de los comercios más emblemáticos de la zona, manifiesta: “ Los peseros y las rutas de camiones invaden banquetas y calles antes tranquilas y donde la gente circulaba sin problemas, los choferes se orinan en pleno arroyo, tiran basura, estorban hasta en doble y tripe fila, hacen lo que se les da la gana y si alguien protesta le echan bronca y son montoneros; ya tenemos años sufriendo esto y la autoridad no hace nada. Hemos puesto quejas en la Delegación y se las pasan por el arco del triunfo”.

Se supone que el predio donde estuvo la Academia Militarizada, a una cuadra de la estación del metro Tacubaya, atrás del Mercado Cartagena entre avenida Observatorio y la calle Carlos Lazo, lo compró la línea caminera ADO y negoció con la Delegación Miguel Hidalgo, GDF y los encargados de CETRAM, para que allí se construyera un enorme y funcional paradero que solucionaría el problema del tránsito y transporte; y también serviría para ordenar al comercio informal, los ambulantes que ya son una plaga incontrolable.

El proyecto, según vecinos informados, tiene años en carpeta, los ex delegados Demetrio Sodi y Víctor Hugo Romo (ahora flamante diputado, con todo y su inoperancia manifiesta), demostraron una incapacidad supina, o sencillamente no estaba para nada observada y apuntada esta problemática en sus agendas de trabajo.

Así las cosas, ahora los comerciantes y habitantes del cuadrante ubicado entre avenida Jalisco, Parque Lira, la calle Tránsito, Manuel Dublán y avenida Observatorio, ya están hasta el cogote; demandan, más bien exigen a las autoridades que por fin tengan la bondad de atender este problema que para nada es menor y amenaza con crecer y volverse incontrolable, me lo dijo Pepe el taquero de la esquina: “como dice la canción¡me estás oyendo inútil!”.