Guillermo Robles Ramírez

Comenzó inocente y termina en pornografía

Por Guillermo Robles Ramírez

Cuando no se le pone atención a tendencias que los jóvenes inician, estos pueden causar un problema mayor hasta convertirse en algo que afecta socialmente cuando en un principio se le resto importancia como si fuera algo pasajero.

En los años noventas hubo entre la juventud las llamadas eróticas y juegos de sensualidad por vía telefónica celular. Pero no fue hasta unos años después cuando ese juego sexual se convirtió en imágenes expuestas por mensaje de texto. Pero con el mismo avance de la tecnología celular las imágenes pasaron a videos y en redes sociales cada vez más complejas y a su vez al alcance de cualquiera, e incluso hasta en menores de edad. Solo se trataba de tener a su alcance una unidad telefónica móvil.

La palabra “sexting” no tiene un significado oficial, sino es una terminología utilizado en jóvenes entre doce y quince años de edad; escribiéndola también con los modismos adolecentes como “sex T”, para acortar la palabra, pero para fines de su concepto es lo mismo. La definición de su palabra yanqui es; enviar mensajes de texto sexualmente explícito por medio de los ahora conocidos como teléfonos inteligentes.

Su palabra nació entre la sociedad estadounidense aproximadamente hace más de treinta años atrás, teniendo su “boom” entre los jóvenes de las principales ciudades más grandes de EU, como Nueva York, Los Ángeles, Chicago, y Houston en el año dos mil.

En un principio no se le dio tanta importancia, primeramente, por la falta de comunicación por parte de la juventud, porque siempre lo vieron como una forma de juego, es decir, algo inocente y seguro en el sentido que no tendrían relaciones sexuales por vía mensajes o imágenes enviadas por celulares.

El tipo de texto que iniciaron en aquel entonces, fueron con mensajitos de coqueteo, y una vez iniciada la conversación por medio de la telefonía celular, los mensajes de texto comenzaron a convertirse cada vez más “cachondos”, es decir con un contenido cada vez más cálidos, iniciando con la pregunta: ¿Qué traes puesto? Una vez contestada ésta, se desataba todo un intercambio de mensajitos haciendo una descripción total hasta del color de la ropa interior y dejando el resto a la máquina de la imaginación y la morbosidad.

 Las parejas jóvenes lo vieron como algo inofensivo ya que era como tener sexo seguro, porque nunca llegaban a tener contacto físico más que el de la imaginación quedando todos bien “cachondeados”, recurriendo tal vez a una “mano amiga” para terminar la culminación del objetivo de los mensajitos.

Conforme pasaron los años, y el avance tecnológico de los celulares empezaron a incluir en las unidades móviles el envió de fotografía.  El lenguaje sexual fue más explícito, con el intercambio de imágenes con poses sexys, hasta llegar a las sesiones de poses como Dios los trajo a la tierra.

No faltó mucho tiempo para que las grandes compañías de unidades móviles, introdujeran el Internet en sus sofisticados equipos, convirtiendo del “sexting” toda una pornografía infantil.

En la actualidad el 80 por ciento de los jóvenes estadounidenses intercambian fotos sugestionando sexo o con poses sexy entre noviazgos adolescentes.

 Para las autoridades de EU, es considerado como algo ilegal porque entra en la categoría de la pornografía infantil, mientras que los jóvenes lo ven como algo de moda y emocionante dejándolo de hacer, hasta que dichas imágenes caen en manos equivocadas o por despecho cuando terminan la relación, éstas son enviadas al ciberespacio subiéndolas principalmente en las redes sociales, y por consiguiente robadas por “hacker”, para paginas de adultos y ahora también como “packs”

La mayoría de los jóvenes consideran que es una práctica muy común de compartir ese tipo de fotografías entre parejas, y una minoría lo utiliza para hacer una cita o ligar, pero lo peor del caso es que, sí están conscientes de que pueden tener consecuencias serias, como es el subirlas en el internet, desconociendo las otras consecuencias ilegales en las que se incurre como la pornografía infantil.

Sus motivos comienzan desde la presión ejercida por los novios, donde les piden su prueba de amor con el envió de fotos sexys; otros son animados por las mismas amistades en forma de juego.

La población femenina es la que predomina en subir las fotos sexys, pero con muy poco margen de ventaja respectivamente con la de varones.

El problema ha crecido tanto en los Estados Unidos, que actualmente se está trabajando sobre propuestas de legislación de nuevas leyes, para poder implementar castigos más severos a los menores de edad, por estar incurriendo en la pornografía infantil, ya que éstos no pueden ser procesados por no tener la mayoría de edad. A lo más que pueden ser castigados son con multas arriba de los cien dólares y a realizar trabajos comunitarios.

En el país éste fenómeno, ya está empezando a ocurrir, estando todavía muy a tiempo para poder evitar la problemática que se vive en el país del norte; donde no hay un control y cobrando víctimas de violación, mientras otras se ven envueltas en el mundo de la pornografía infantil bajo el concepto de “Easy Money”.

Lo que comenzó una vez como algo “inocente” y de juego, está terminando con serios problemas fuera de control. Estamos muy a tiempo de evitar los índices que padecen los jóvenes estadounidenses tomando las medidas simples; como el tener una amplia plática de orientación sexual, pero sobre todo que los padres de familia hagan conciencia para no incentivar el “sexting” a los adolecentes con aparatos móviles inteligentes teniendo como características tecnológicas el envío de fotos y conexión de internet, siendo éstos uno de los favoritos para “premiar” a los hijos  en forma de regalos, por sacar una buena calificación, o graduación. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org

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