Censores viralmente ideológicos; espías invasores

  • Instagram y gmail, particularmente, han cancelado millones de cuentas de usuarios por no ajustarse a sus políticas hitlerianas
  •  Firmas trasnacionales son inquisidoras por su leyenda: “Al registrarse, usted está de acuerdo con nuestros términos y política de privacidad” (…), sin dejar otra alternativa que “aceptar a ciegas”, en este mundo digitalizado
  • El cerebro del ser humano es una máquina de alta inteligencia, y la computadora ha sido creada por el hombre

 

Instagram, insensato e intolerante, está igual que gmail -el Consorcio de la World Wide Web (WWW)-, ha cancelado cuentas no solo por diversas cualidades, sino que es un censor viralmente ideológico que no acepta la crítica constructiva. Aparentemente está entrometido en asuntos políticos que pretenden vulnerar la soberanía de cada uno de los pueblos del mundo, conducir al planeta a un camino paulatino y riesgoso, para alterar la pacificación mundial.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Organización de los Estados Americanos (OEA), deberían de exhortar a las firmas de esos dos gigantes de Internet -considerados como espías invasores- a ser mesuradamente congruentes en el manejo discrecional de la tecnología informática y el sistema informático a través de sus dispositivos periféricos que han permitido que la información sea guardada para fines tal vez hasta bélicos.
Los ordenadores modernos basados ​​en circuitos integrados son millones a miles de millones de veces más capaces que las primeras máquinas, y ocupan una fracción del espacio que se convierte en eficientes dispositivos espía. Uno de ellos es la promoción de la plataforma Windows 10 con licencia condicionada, es el más reciente sistema operativo desarrollado por Microsoft como parte de la familia de sistemas operativos Windows NT.5, el cual le permite ir más allá de la recámara de los usuarios.
El sistema de direcciones IP, desarrollado en la década de los 70’s y por tanto mucho antes de que se inventase la web, utiliza un sistema numérico para que los ordenadores (o simplemente «máquinas», puedan comunicarse entre sí). Su funcionamiento es simple y robusto, y hasta ahora ha permitido que millones de máquinas nuevas se enganchasen año tras año, día tras día, a una red informe pero no informal.
Para encontrar a otra máquina, basta con saber «dónde» está, y eso se consigue, en el protocolo IPv4, con un grupo de cuatro cifras formado por cuatro números -independientes entre sí- de tres cifras cada uno y que van del 0 al 255. Un ejemplo: 62.82.178.58. El sistema, que había sufrido algunas modificaciones en los años 80 y 90 para estructurarlo mejor, estaba sin embargo llamado a desaparecer. Los navegadores reciben instrucciones para llegar a una serie de URLs. La combinación de éxitos y fracasos cuenta una historia sobre lo listo que está para cuando editores comiencen a ofrecer sus sitios web sobre IPv6, que es una herramienta más avanzada.
Si existe el internet en el mundo no es solo por ese “algo…”, sino que al acercar una herramienta de comunicación poderosa a las poblaciones, es un tanto riesgoso al imponer reglas ajenas nacionales, violentando los Estados del Derecho Internacional, constriñendo además, códigos de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.
Convencionalmente, los pueblos del mundo deberían de levantar una protesta conjunta, porque no es posible que una firma o varias de ellas que dominan las ciencias y tecnologías de la comunicación a través de los Redes Sociales -por muy poderosa que sean-, muestren sus actitudes hitlerianas, es decir, adiestramientos que Hitler, Mussolini, y todos esos dictadores universales, se quedan “chiquitos” frente a los gigantes de la Red, como gmail.
Léase el caso de la chica Jade Leboeuf, quien solo por tomarse unas fotos de su anatomía que enseñaba un desnudo pero que no dejará de ser una admirable belleza, también mostró sus dones femeninos en bikini ante los ojos del mundo. “Intolerancia total”, afirman cibernautas en sus mensajes de Facebook, cuando se ha documentado que más de 500 millones de fotos se suben cada día.
Sin embargo, para esa firma gigante de Internet, Instagram, lamentablemente deja una huella sectarista al cancelarle su cuenta y censurarla de por vida, muy a pesar de que profundamente la tecnología y la Web han cambiado nuestras vidas, y continuarán haciéndolo en el futuro.
Esas firmas trasnacionales son inquisidoras por su leyenda: “Al registrarse, usted está de acuerdo con nuestros términos y política de privacidad” (…), sin dejar otra alternativa que “aceptar a ciegas”, en este mundo digitalizado.
Millones de cibernautas han reiterado su rotundo desacuerdo con los criterios de una estrategia intrusa para prohibir todo tipo de información gráfica o escrita, en teléfonos inteligentes y tablets que si bien este sector lleva la extraordinaria carga móvil, es debido a su arrastre a lo largo de la Internet y los medios de comunicación, mismos que van cambiando vertiginosamente los usos y costumbres de todos los pueblos.
La libertad de expresión es un derecho universal, por tanto, de acuerdo a la globalización que viven los billones de seres en este planeta, debemos de elevar nuestra más profunda y conmovedora reprobación debido a las patéticas acciones de esos consorcios “que se comen al mundo”, explotando la inteligencia e iniciativas de los usuarios sin notificación o compensación remunerativa alguna. Su lucro es como un monstruo de mil cabezas dentro del imaginario mundo del Internet neoliberal.
En el vaivén de esos grandes peligros por la injerencia de Internet, ya hay una serie de dispositivos electrónicos que se utilizan e integran en las empresas y en las vidas de los consumidores.
La conexión de sensores a Internet, es con el fin de extraer y analizar datos procesales de las personas, es ya también parte de la realidad del escenario mundial de Internet en un programa denominado Todo Conectado y Comunicación, transformándose en una tendencia injerencista omnipresentemente desenfrenada, combinando políticas y procedimientos destinados a supuestamente “proteger” la privacidad y la información de clientes y empresas como un anzuelo para la utilización de la gran Red.
Se ha observado que la seguridad es un problema principal, toda vez que esos dispositivos de espionaje, pueden derivarse en el robo de identidad, que es donde se cierne las mayores amenazas políticas, económicas y financieras.
A medida que haya más innovaciones, las personas, y los datos se convierten en la conexión, el poder de la Internet, (esencialmente una red de redes), crece de manera exponencial.
La nube inteligente y la computación móvil, la BigData, se adhiere como otro gran dispositivo de la red de telecomunicaciones, desempeñándose en un cuadrante del número de usuarios conectados al gran sistema en forma instantánea.
Se estima que a finales de 2020, se espera que la base instalada de dispositivos conectados de forma inalámbrica WiFi, alcance los 36.5 mil millones, casi tres veces más que en 2013, según ABI Research.
Paradójicamente, el prohibir el acceso, ver, visualizar, transferir y/o copiar material ofensivo o inapropiado durante el uso de la red inalámbrica, pública o privada, muge cuando el neoliberalismo bajo el manto de la globalización, ha fracturado todos los esquemas de educación básica y los principios civilizados.

El impacto

¿En qué momento la gente empezó a sentir fascinación por la o el Internet? No se puede concretar fechas exactas, desde luego hace muchos años, pero sí se puede interpretar que fue en el momento en que se descubrió que existía la posibilidad de acceder a toda la información, a todas las personas, en todos los ámbitos, y esa cualidad ha impactado a millones de personas.
Antes de Internet, nuestra vida era mucho más limitada. Limitada por el lugar donde se vive, y el círculo de influencia al que llegan sus relaciones personales.
El acceso a la información era sesgado y limitado a libros de texto, enciclopedias y dos canales de televisión, todo lo cual, por supuesto, y como sigue ocurriendo venía convenientemente filtrado.
Con la llegada de lo que se llamaba IberText, se abrió una ventana informativa sin precedentes, y eso que visualmente todavía era una red bastante limitada, como una especie de Teletexto. Hoy día es diferente. Aquello fue el primer paso a un avance muy rápido en cuestión de años, hasta llegar a la Internet que ahora billones disfrutan.
Se ha aprendido, con sus peligrosas variantes, que la información es poder y es libertad, y que la red es el canal por el que circula esta especie de elixir de la vida formado por unos y ceros (1110110110101).
La población ha aprendido que desde sus ordenadores se abre una ventana al mundo, cuando observa en su pantalla o monitor, el destello de esa luz atrayente, atrapante. Hoy en día se disfruta de todo tipo de contenidos, herramientas, redes sociales. Hemos adaptado nuestras vidas sin darnos cuenta en torno a la red de redes.
Bajo un punto de vista crítico, muchos de los avances en todos los terrenos se deben en gran parte de su éxito a todo lo que Internet nos brinda para comunicarnos, pese a la existencia de la política injerencista de consorcios afines a la gran Red.
Restarían solo preguntas: ¿Cuál es la reacción a estas nuevas estrategias que ha impactado en la vida de millones, tecnológicamente hablando? ¿Se estará de acuerdo con las predicciones tecnológicas? ¿Qué habrá más allá de la fascinación del Internet? ¿Cuál es la mejor manera de adaptarse a todo este cambio? Solo el futuro, científico y tecnológico, lo irán marcando.

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