A TIRO DE PIEDRA: LLUVIAS EN QUINTANA ROO, LO PEOR POR VENIR

El malo, cuando se finge bueno; es pésimo

Francis Bacon

 

Luego del azote de dos ondas tropicales que han dejado innumerables inundaciones en diversas partes de la entidad y, por increíble que pueda parecer, lo peor está aun por venir, no precisamente por las enfermedades asociadas al estancamiento de agua, sino por la rauda de políticos que, en los siguientes días, saldrán de la comodidad de sus cálidos y secos hogares para visitar a los que todo han perdido. Les darán despensas y cobijas; y por supuesto promesas de un futuro mejor, pues las elecciones están por venir. Faltaba más.

Ciertamente, una enormidad de quintanarroenses se encuentra aun resguardando lo poco que las lluvias no afectaron, y las autoridades están en previsión de las lluvias que aun continúan, pero una vez que amainen, aspirantes de todos los partidos políticos saldrán a tomarse fotos y abrazar afectados, promocionarán sus “altruistas” acciones y medios diversos difundirán lo “comprometidos” que se encuentran con la seguridad de la población, todo con miras a las elecciones del 05 de junio de 2016.

Pareciera un despropósito abordar el tema cuando aun no hay un recuento formal de los daños, y cuando infinidad de familias tienen aun sus viviendas inundadas, pero lamentablemente es de reconocerse que son esas necesidades  las que más de uno aprovecha para hacer promesas que no tiene intención alguna de cumplir, pues si ello se hiciere la planeación urbana no permitiría la construcción de fraccionamientos en zonas inundables, las obras de drenaje serían de calidad y la autopromoción se haría con base en hechos, no engaños.

Ejemplos hay muchos, pero baste tan sólo mencionar el ejemplo más reciente que dejó en evidencia al alcalde de Benito Juárez, Paúl Carrillo de Cáceres, pues durante su segundo informe de gobierno y en la estrategia del auto alabo por lograr la candidatura a la gubernatura estatal, colocó espectaculares en los que señalaba que “mi ciudad ya no se inunda”, pero las lluvias que azotaron a Quintana Roo lo regresaron a la terrible realidad de cada temporada lluviosa; aunque a “toro pasado” salió a las calles a tomarse fotografías y presumir su “contacto directo con la gente.” ¿Seguirá en la búsqueda del banderín?

Cabe reconocer, en contraparte, la sagacidad del alcalde capitalino, Eduardo Espinosa Abuxapqui, que sabedor también de los tiempos políticos, estuvo en las calles desde el inicio de la contingencia, no así los integrantes de su cabildo, ni siquiera el regidor y coordinador del programa Reciclando Basura por Alimentos, Israel Hernández Radilla; aun cuando es presidente de la Comisión de Seguridad Pública; o el inexistente Federico Hernández Amador, presidente de la Comisión de Protección Civil; pero ya los verá en los siguientes días con sus “fotos p’al feis.” Reitero lo que antes afirmé en este espacio, su desempeño bien puede intercambiarse por comida en el programa que coordina.

La simulación en la política es signo de los tiempos modernos y ha sido impuesta desde los mismos partidos, al designar a candidatos populares, en lugar de buscar perfiles profesionales y con experiencia. La designación con base en encuestas no garantiza necesariamente la postulación de aquellos que conocen y saben resolver la problemática que aqueja a la sociedad; sin embargo impone a los aspirantes una dinámica de “mostrarse” en lugar de mostrar capacidades, de “placearse” antes de respaldar con resultados la propia aspiración; y de “venderse” como productos de moda, antes de preocuparse por tener trayectoria, conocimiento y capacidad de gestión.

Así, mientras las lluvias continúan y el recuento de las afectaciones está aun por venir, los afectados deberán prepararse para recibir los abrazos y despensas, posarán para la fotografía y esperarán por la siguiente inundación para volver a verlos… o el siguiente proceso electoral; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra, nos leemos en la próxima.

  1. D. Bien por las autoridades que, sabedoras de su responsabilidad, atienden a los afectados y, más que “fotos p’al feis”, toman el encargo como un compromiso con quienes los eligen.

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