Julian Santiesteban

A tiro de piedra: La democracia de siempre y los «Precandidatos»

Sólo hay una regla para todos los políticos del mundo:  

no digas en el poder lo que decías en la oposición 

John Galsworthy

Por Julian Santiesteban 

Ninguna inconformidad por la selección que hiciera Morena de los seis aspirantes a candidatos/as a gubernaturas ha procedido, pues es facultad partidista la designación de los y las competidores/as, pero aún falta el desarrollo de los procesos en ese mismo número de entidades que renovarán su Poder Ejecutivo, vienen ahora las rupturas y las guerras internas y las campañas en contra. Faltará ver si esos desencuentros comprometen el triunfo, el próximo 05 de junio, del partido presidencial, pero desde ahora queda la impresión de que nada ha cambiado en el país, es el mismo modelo cuasi democrático que imperó durante casi todo el siglo XX, cuando el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el mandatario en turno imponían voluntades simulando consultar a “las bases”, y es el mismo proceso de descomposición interna que llevó al fin de un régimen que duró más de 80 años. Sólo que la Cuarta Transformación Republicana (4T) parece no tendrá la misma durabilidad. 

La Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) determinó, desde finales de diciembre de 2021, desechar el recurso de inconformidad que había presentado la aspirante Maki Ortiz en el proceso de selección interna de Morena, para la candidatura a gobernador en Tamaulipas, argumentando que debe ser el mismo partido el que decida sobre dicha queja. Ortiz Domínguez señaló que el método para elegir como abanderado al senador Américo Villarreal Anaya, había sido una simulación. Además, la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia (CNHJ) de Morena resolvió sobreseer, sin entrar a un análisis de fondo, de la impugnación de Susana Harp Iturribarría,  que ella emitió sobre la candidatura de ese partido en Oaxaca. Ante ello, la senadora ha declarado que acudirá al TEPJF, pero como puede observarse, y con los antecedentes del 2021, seguramente la autoridad electoral resolverá en favor del partido y su facultad de designación, a través de los métodos que los aspirantes aceptaron. Y es casi seguro que la impugnación de Durango, que presentara el senador José Ramón Enríquez, seguirá la misma ruta. 

De hecho, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado Carrillo, dijo este viernes 08 de enero, en gira por Aguascalientes donde entregó la constancia como ganadora del proceso interno a Nora Ruvalcaba, que “inconformes siempre va a haber”, negando “amiguismo” o “influyentismo” y sosteniendo su dicho de que el proceso de designación fue inédito; pero al tiempo que declaraba, la caravana en apoyo a José Ramón Enríquez, que salió de Durango, llegaba a la Ciudad de México, en donde  el aún aspirante afirmaba que en el partido gobierna la “mafia del poder” y que se regresó a la vieja política del “dedazo” disfrazada de transparencia, con lo cual se evidencia que los conflictos internos están muy lejos de terminar. A propósito de esa “vieja política”, habremos de ver entonces que, así como ocurría con las rupturas en tiempos del PRI, ahora sea Morena el partido que termine proveyendo de candidatos a los demás partidos. Por cierto ¿ya notó que tres de los seis designados morenistas militaron en el tricolor? Hidalgo con Julio Menchaca, en Durango con Marina Vitela y Tamaulipas con Américo Villareal. ¡Chulada! 

Luego entonces, ¿cómo esperar procederes y resultados diferentes si es la misma clase política nacional? Por cierto, dado que los procesos electorales avanzan en las seis entidades que tendrán elecciones este 05 de junio, ojalá que Morena haya aprendido la lección del proceso electoral que apenas se vivió en el 2021, cuando por “errores” de procedimiento, el Instituto Nacional Electoral (INE) le canceló el registro de los 49 candidatos. 25 eran candidatos a diputados federales por varios estados, mientras que otros 6 eran candidatos a diputados locales, 16 a alcaldes y 2 a gobernador (el michoacano Raúl Morón y el guerrerense Félix Salgado). La falta, básicamente, fue no entregar informes de precampaña y no haberse registrado como precandidatos, pues el partido había ya hecho las designaciones y no hubo procesos internos, pero los sancionados aun así realizaron actos públicos. 

Eso, por cierto, ya lo destacó el escribiente en columnas anteriores, recalcando que es un error de procedimiento no aprovechar la normatividad vigente y generar competencia en los plazos establecidos; en contraparte, el partido ha nombrado a los virtuales candidatos como “coordinadores de defensa de la Cuarta Transformación”, un proceso simulado para que puedan promover su imagen. ¡Cuidado! El INE ya ha puesto en relevancia esa simulación, no vaya a ser que, en la víspera de las designaciones formales, se caiga más de una candidatura, ¿o será que a eso le apuestan para calmar los ánimos internos?  

COMENTARIO MORBOSO 

Desde mucho antes de que comenzara formalmente el proceso electoral que culminará con la elección del noveno gobierno estatal quintanarroense, se asentó en el ambiente público la impresión de que la oposición a la 4T, lejos de competir con la intención de permanecer en el poder local, en realidad trabaja para allanarle el camino a Morena, no sólo por la separación partidista al conformar la coalición que estará ahora integrada sólo por el Partido Acción Nacional (PAN) y el de la Revolución Democrática (PRD), sino también por la elección de perfiles poco competitivos para postular como candidatos/as. 

La semana que pasó, la diputada federal Laura Fernández Piña, declaró que buscará la candidatura del “panrredismo” y en el proceso interno competirá con el actor Roberto Palazuelos. Si el también empresario hotelero fuese el elegido, probablemente pudiera afirmarse que competirá en serio, además de contribuir a que esos partidos logren algunas diputaciones y con ello generar contrapesos a la futura administración; pero si es la legisladora federal, ¿en verdad podrá afirmarse que hará lo mismo? Porque, hasta hace unos cuantos meses, tanto a Mara Lezama Espinosa, probable candidata de Morena, como a Fernández Piña, se les veía como integrantes de un mismo grupo político, de hecho, en el proceso electoral de 2021, hicieron campañas juntas y no se conoce de confrontación alguna entre ellas. El único trascendido, es que la ex presidenta municipal de Puerto Morelos “cayó de la gracia” del “dueño” del Partido Verde Ecologista (PVE), Jorge Emilio González Martínez, el “no tan niño y no tan verde”, por ello el abandono de la militancia y el refugio en el PAN-PRD. 

Será hasta la tercera semana de febrero cuando se defina la postulación en la coalición PAN-PRD, pero vale dejar por sentado que, si acaso no están haciendo la tarea para que la 4T se asiente en Quintana Roo, fingen muy bien; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima. 

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