A TIRO DE PIEDRA: GUBERNATURAS DE 2016, ENTRELÍNEAS

Para quienes ambicionan el poder,

no existe una vía media entre la cumbre y el precipicio.

Tácito

Con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) a la Presidencia de la República se ha regresado también al centralismo político, pero sobre todo al doble discurso y la lectura entrelíneas para entender que lo que se declara es una cosa, y lo que ocurre –casi siempre- una cuestión distinta, por ello es que los aspirantes a las doce gubernaturas que serán renovadas en 2016 se encuentran más que pendientes de las “señales” que desde el centro se envían.

Manlio Fabio Beltrones ha señalado que los candidatos a las gubernaturas surgirán de procesos donde se consolide la cohesión y la unidad, pero en más de una entidad los enfrentamientos internos son reales y van en incremento, baste ver estados como Chihuahua, Veracruz, Puebla y hasta Quintana Roo; entidades en las que, sino se lleva a cabo una adecuada “armonización” de los intereses de los grupos políticos, las rupturas serán reales y costosas.

Por otro lado, mientras los grupos políticos se quejan de intromisiones desde el poder –a diversos niveles- para la definición de las candidaturas, el secretario técnico del Consejo Político Nacional del tricolor y ex gobernador quintanarroense, Joaquín Hendricks Díaz, dio una interesante declaración apenas el fin de semana pasado, en la que señaló que la entrega de los banderines “no será una decisión exclusiva del presidente Enrique Peña Nieto.”

Y como entrelíneas es que a los priístas les gusta hablar, debiera entonces entenderse que, aunque el partido –su dirigente, consejo o militantes notables- opinará sobre los políticos que serán abanderados, la tarea primordial será del presidente de la República. Ciertamente, con lo anterior no se dice ninguna novedad, pero otra lectura entrelíneas es que Hendricks Díaz no señaló nada sobre el rol que los gobernadores de las entidades tendrán en el proceso, aunque considerando lo dicho, no será precisamente primordial; y eso no tendría por qué resultar ofensivo para ninguno, son las reglas no escritas que el priísmo ha seguido por décadas, así que valdría la pena tomar en cuenta el dato.

“No es un asunto del presidente Peña Nieto, es del PRI. Es un asunto institucional y desde luego que el presidente puede tener una opinión, somos partido en el gobierno y tenemos comunicación constante con él, pero no es decisión exclusiva de Peña Nieto, el PRI tiene sus tiempos y procedimientos para la toma de decisiones”; dijo Hendricks Díaz, por lo que cabe entonces tener en cuenta los “usos y costumbres” de cada entidad, para tener el panorama más claro sobre los futuros candidatos.

Por ejemplo, de siete gobernadores que ha tenido Quintana Roo, cuatro han tenido experiencia legislativa previa: Miguel Borge Martín y Mario Villanueva Madrid, que surgieron del Senado; y otros dos -Félix González Canto y Roberto Borge Angulo- han sido diputados federales, ambos por cierto por el mismo Distrito federal Uno.

Todo lo anterior tiene lógica y pudiera ser tomado como “laboratorio” de lo que ocurrirá en otras entidades de la República, pues en Quintana Roo se señala a tres finalistas en la competencia por la candidatura: José Luis Toledo Medina, que actualmente es diputado federal por el Distrito Uno (del cual surgieron dos gobernadores); Mauricio Góngora Escalante, que ha hecho un esfuerzo y gasto enorme por colocarse en el ánimo público; y por último el actual subsecretario de Turismo Federal, Carlos Joaquín González, único que no es considerado allegado a los grupos de poder locales, sino del centro, al ser medio hermano del actual secretario de Energía, Pedro Joaquín Coldwell.

Hendricks Díaz aseveró que será en enero o febrero que queden ya en firme las candidaturas; en este espacio hemos recalcado que en realidad se definirán a mediados de noviembre, cuando la convocatoria para la selección sea publicada para las entidades con elecciones; pero al final queda claro que la definición de todas las candidaturas corresponderá a grupos de poder, no a militantes o simpatizantes de los aspirantes; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

Como siempre, le dejo notas que fundamentan lo expresado.

Deja un comentario