A tiro de piedra: Exabruptos presidenciales y gobernabilidad

No hay mayor mentira que la verdad mal entendida

William James

Por Julian Santiesteban

El presidente Andrés Manuel López Obrador entiende bien los ánimos revanchistas –que no justicieros- de la sociedad mexicana, pues la población de este país quiere “ver caer” a los grandes, a los enriquecidos de siempre, a los “señores del dinero y el poder”, sólo que ahora en el cargo sabe también que los “exabruptos” discursivos deberán aminorarse, porque las consecuencias en la economía o la gobernabilidad son reales.

En ese tenor se inscriben acciones como la reanudación de las obras del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México (NAICM) y la compra de bonos por mil 600 millones de dólares, pues los empresarios han hecho sentir su poder y la amenaza de indemnizaciones por más de cien mil millones de dólares por incumplimiento de contratos no es cualquier cosa. Así que la continuación de las obras –por ahora- no cancela la propuesta presidencial de construir dos pistas en el campo militar Santa Lucía, a lo mejor los mexicanos tendrán ahora pistas de sobra; sólo que la consulta ciudadana que hacían optar entre uno y otro, pues nomás sirvió para dos cosas.

Y quizá también en esa dinámica se inscriben las acciones de una docena de gobernadores que la semana anterior se manifestaron en contra de las facultades plenipotenciarias en materia de seguridad de los llamados super delegados, pues parecen haber ganado la disputa, aunque con resultados callados –nadie en su sano juicio osaría vanagloriarse de ganarle al presidente-, ahí las declaraciones respetuosas del mismo gobernador quintanarroense, Carlos Joaquín González, quien dijo que en materia de seguridad esperan tener reuniones cada semana con los enlaces federales, pero además que el próximo miércoles se instalará el comité estatal que analizará la situación local y que alimentará de información al gobierno federal; es decir, se acabó la disputa, ya no se sienten desplazados.

Así que aquellos exabruptos del que aún era presidente electo, en el sentido de que no estaría supeditado a ningún gobernador, y que mereciera la portada de prácticamente todos los periódicos nacionales de este país, luego de la queja de los mandatarios, simplemente fue uno de los últimos exabruptos discursivos, ya como presidente constitucional las cosas son diferentes y las negociaciones respetuosas en el ámbito de cada uno de los niveles de gobierno parecen haberse establecido; parafraseando al mismo Andrés Manuel López Obrador, el portar ya la banda presidencial implica responsabilidad.

Por cierto, esa misma responsabilidad se está esperando en los colaboradores de su gabinete, porque, aunque Esteban Moctezuma ya se fue a Puebla para despachar como secretario de Educación; Campeche y Quintana Roo siguen esperando que lleguen Octavio Romero Oropeza y Miguel Torruco Marqués, director de Petróleos Mexicanos (Pemex) el primero y titular de Turismo el segundo, instancias que según López Obrador, desde el primer día de su gobierno serían trasladadas a las entidades señaladas… por cierto, Yucatán también sigue esperando por la llegada de Semarnat y su titular, Josefa González Blanco.

 

COMENTARIO MORBOSO

La primera estación del Tren Maya ya ha sido definida en ubicación, se asentará en las tierras del aeropuerto internacional de Cancún, así lo declaró el titular de la Agencia de Proyectos Especiales, Eduardo Ortiz Jasso, de ahí partirán los dos ramales, tanto el que va a Mérida, como el que bajará hasta Chetumal, pero además el funcionario dijo que el gobierno estatal entregó al de López Obrador el estudio y proyectos del tren que correría de Cancún a Tulum, que es lo que ya trabajaba la administración de Carlos Joaquín González. Esa es la única parte rentable del Tren Maya hasta ahora.

Ojalá que con la entrega del proyecto original al gobierno federal no fracasen todas las etapas, porque la factibilidad de la obra en el tramo Cancún-Tulum ha sido ya estudiada y determinada, pero la política tiende a enlodar todo…ojalá no se les “canse el ganso” antes de terminar los trabajos que, por cierto, deberán iniciar en menos de un mes, el primero de enero de 2019; así se observa desde aquí, A Tiro de Piedra. Nos leemos en la próxima.

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