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La sentencia en el monte
El avestruz miraba fijamente a un hombre, totalmente pasmado en medio de la quietud de la noche y del sereno helado. El sujeto le devolvía temerosamente la mirada al animal; había una extrañeza en su fisonomía que le hacía retroceder y cada vez que daba un paso atrás, el ave avanzaba hacia él.
Redacción