¿… Y el Sermón de la Montaña?

CARD. NORBERTO RIVERA CARRERA:

+Bienaventurados los que lloran,

porque ellos recibirán consolación

Sermón de la Montaña

¡Pues con la novedad, cardenal, de que hace una semana el propio Papa Francisco le torpedeó algunos de sus discursos predilectos…!

 

De usted y de muchísimos como usted.

 

Dijo este extraño pero espléndido Pontífice a su hermano jesuita, Antonio Spadaro, en la primera entrevista exclusiva que otorga, naturalmente, al órgano de información de su orden, la Compañía de Jesús:

 

“… No podemos seguir insistiendo solo en cuestiones referentes al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos. Es imposible. Yo he hablado mucho de estas cuestiones y he recibido reproches por ello. Pero si se habla de estas cosas hay que hacerlo en un contexto. Por lo demás, ya conocemos la opinión de la Iglesia y yo soy hijo de la Iglesia, pero no es necesario estar hablando de estas cosas sin cesar”.

 

El Papa Francisco había expresado antes, como contexto de lo que acabo de transcribir, lo siguiente, que por respeto a él debo transcribir también:

 

“Tenemos que anunciar el Evangelio en todas partes, predicando la buena noticia del Reino y curando, también con nuestra predicación, todo tipo de herida y cualquier enfermedad. En Buenos Aires recibía cartas de personas homosexuales que son verdaderos ‘heridos sociales’, porque me dicen que sienten que la Iglesia siempre les ha condenado. Pero la Iglesia no quiere hacer eso. Durante el vuelo en que regresaba de Río de Janeiro dije que si una persona homosexual tiene buena voluntad y busca a Dios, yo no soy quién para juzgarla. Al decir esto he dicho lo que dice el Catecismo. La religión tiene derecho de expresar sus propias opiniones al servicio de las personas, pero Dios en la Creación nos ha hecho libres: no es posible una injerencia espiritual en la vida personal. Una vez, una persona, por provocarme, me preguntó si yo aprobaba la homosexualidad. Yo entonces le respondí con otra pregunta: ‘Dime, Dios, cuando mira a una persona homosexual, ¿aprueba su existencia con afecto o la rechaza y la condena?’ Hay que tener siempre en cuenta a la persona. Y aquí entramos en el misterio del ser humano. En esta vida Dios acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición. Hay que acompañar con misericordia. Cuando sucede así, el Espíritu Santo inspira al sacerdote la palabra oportuna”.

 

Según entiendo lo anterior, cardenal, el papa Francisco dijo que Dios no reprueba a los homosexuales, sino que “acompaña a las personas y es nuestro deber acompañarlas a partir de su condición”. Supongo que usted, un defensor de los pederastas de la Iglesia que condena “al aborto, al matrimonio homosexual o al uso de anticonceptivos”, se encuentra entre quienes interpretaron esas palabras como “un terremoto en la Iglesia católica” y en consecuencia le pregunto qué piensa si, con todo respeto, agrego a la cuarta bienaventuranza del Sermón de la Montaña de Jesús de Nazaret, una palabra:

 

“Bienaventurados los homosexuales que lloran, porque ellos recibirán consolación”…

 

¿La condena? ¿Me condena, cardenal? ¿Nos habría condenado Jesús de Nazaret a cuantos -y somos muchos-  hemos considerado que Él los incluyó en esa que es una de las más hermosas oraciones entregadas a todos los seres humanos?

 

Debe usted haber leído y estudiado ya la entrevista del padre Spadaro al papa Francisco y quizá sentirse atribulado con diversos pasajes como el que él dice:

 

“La Iglesia a veces se ha dejado envolver en pequeñas cosas, en pequeños preceptos, cuando lo más importante es el anuncio primero: ‘¡Jesucristo te ha salvado!’ Y los ministros de la Iglesia deben ser, ante todo, ministros de misericordia. Por ejemplo, el confesor corre siempre el peligro de ser o demasiado rigorista o demasiado laxo. Ninguno de los dos es misericordioso, porque ninguno de los dos se hace de verdad cargo de la persona. El rigorista se lava las manos y lo remite a lo que está mandado. El laxo se lava las manos diciendo simplemente ‘esto nos es pecado’ o algo semejante. A las personas hay que acompañarlas, las heridas necesitan curación”.

 

¿Todos, para usted, merecen su compañía y su curación? Usted se siente bien confortando a sus amigos, los ricos mexicanos que tan bien le tratan, mientras califica, por ejemplo, a los periodistas de “prostitutas y prostitutos”…

 

De mi parte, quiero decirle que me siento feliz por haber vivido para escuchar a un pontífice católico hablando como Cristo lo hizo. Me separé de esa religión por algunos de sus ministros. Hoy, quizás haya llegado el momento, por el Papa Francisco, de regresar a ella, pero solo a su doctrina. que mis padres me enseñaron; no a su Iglesia, en donde mandan tantos como usted.

 

No se ofenda, cardenal, por favor. No he querido insultarlo; solo diagnosticarlo …

 

LOS PANISTAS SIGUEN SIN…

            … entender…  La Academia Nacional de Periodistas de Radio y  Televisión invitó a su coordinador, Jorge Luis Preciado, a reunirse con un grupo de sus integrantes… Después de algunas cancelaciones y reagendamientos, ocurrió… Luego se programó otra reunión con algunos de los demás senadores… Solo asistieron dos y se agendó una tercera, con otros…, pero se canceló y la explicación fue que por la complicación perredista por los foros sobre la Reforma Energética, que ameritó una sesión con toda la bancada para tomar definiciones… Pero la verdad siempre se conoce y ésta fue que las divergencias por el cambio de coordinador ahí siguen y todo lo complican… Incluidas reuniones con periodistas… De mi parte, que no se preocupen si reagendan la cita… Como disgustan las mentirijillas entre adultos, a mí que me den por muerto…

lmendivil@delfos.com.mx, m760531@hotmail.com

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