¿ Y el agua?, dónde quedó

Por Guillermo Robles Ramírez

Estoy en lo cierto en el sentido como lo hace público la Secretaría de Salud en Coahuila, que en muchos restaurantes de la Entidad, se han retirado de las mesas los saleros y aquellos gustosos del potasio de sodio que lo deseen agregar a sus alimentos, tienen el derecho de solicitarlo y de que regresen a la mesa el tradicional salero que invariablemente era símbolo inequívoco de los restaurantes de todo nivel.

Sin embargo, dónde ha quedado el vaso con agua que igual que la medida del salero, por ley y obligación deben llevar las y los meseros de cada restaurante como una bienvenida al negocio y al sentarse en la mesa.

Esa costumbre fue invariable y común en los pasados años, desapareciendo a raíz de la propagación del cólera hará cosa de unos 20 a 25 años en que se recomendó beber agua embotellada, dizque porque es purificada, aunque eso esta por verse, pues se han multiplicado las empresas de agua purificadora que llenan en directo y corruptamente los garrafones con una manera conectada de la tubería de agua normal, es decir, como se bebía el agua en el pasado, directamente de la toma.

Sobre sal en exceso, hay recordar que todos los extremos son malos y al prohibirse no el uso, sino que en los comercios de alimentos preparados se anteponga a los ojos de los clientes o comensales el salero, es una recomendación subliminal de que si puedes evitar usar diminutivos granitos blancos en los alimentos, aunque si es mucho sacrificio dejarlo, hazlo lo más moderado que puedas.

El consumo en demasía del potasio de sodio es responsable entre otros males para la salud de todo humano, particularmente de la hipertensión de la que se derivan complicaciones cardiacos, etc.

La recomendación hecha por las autoridades sanitarias, es por salud de nosotros, a partir de ahí depende de cada quien seguir lo que se indica por el bien los humanos y más cuando se empieza a vivir esta agradable y esplendida existencia terrenal.

La segunda meta que persigue la Secretaría de Salud en Coahuila, de acuerdo a decreto promulgado por el Congreso del Estado y que instituye sanciones económicas para el negocio que no cumpla, es el famoso vaso con agua, pero no la botella que acostumbran muchos restaurantes a poner en cada mesa para que sus clientes lo abran y lógico cobrársela. Aunque hay que aclarar que dicho decreto se hizo hace años atrás quedando en el olvido por las autoridades de salud estatal y en la actualidad la pandemia ha sido el mayor distractor para poner atención en ello.

Uno de los tantos objetivos de Salud Pública Estatal es retomar la culturización de la necesidad de beber agua cada que se pueda, pues este transparente y cristalino líquido además de hidratarnos, coadyuva a tener una vida más sana, al margen de que una vez que se consuma el vaso obligatorio y de cortesía, bajen las ansías o erradiquen totalmente el pedir una naranjada o limonada bebida endulzada y refrescante, de esas que aunque ya llevan azúcar, no faltamos aquellos que todavía le echamos una o dos cucharadas de azúcar o dos sobrecitos de Splenda, Stivia u otra marca, que son “dizque” dietética porque dicen que no engordan y claro que no, esos inofensivos sobres no engordan, el que si engorda somos nosotros, porque es mera estrategia de mercadeo de que no causan sobrepeso y menos gordura.

Si se es asiduo concurrente a comida preparada, haga valer su derecho de que le pongan en la mesa una botella de agua potable o purificada y si se la cargan a la cuenta, denuncie, porque hay que acabar y combatir a esos restaurantes que se resisten darle agua gratuitamente hasta al gallo de la pasión. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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