Vivir más pobre, cuando se pierde la edad

Su globalizada economía con que Coahuila sobresale a nivel nacional, hay sectores existentes en los que no se ha podido avanzar y por no renuencia, sino porque aún se carece de los mecanismos, reglas o patrones que indiquen cómo atender una situación que es tan vieja como la misma Ley Federal del Trabajo y pese a sus reformas, sigue sin resolver muchos factores que se presentan en la cuestión laboral y derechos de los trabajadores.

Entre lo que la Ley Federal de Trabajo, sigue fallando, es a ese sector de la población que ya vio pasar sus mejores años sometidos a las jornadas laborales que exige el desarrollo y que una vez que su edad para continuar activo llegó al límite, tiene que conformarse con recibir una pensión mensual, la cual apenas les permite adquirir lo más indispensable y acoplarse a vivir en una pobreza más aguda que la que por años trató de superar mientras tuvo fuerzas para ello y quienes alguna vez lograron estar a nivel de vida no de lujo, pero si sin faltantes lo más indispensable y necesario y bajar su ritmo de vida teniendo que solucionar su nueva deplorable economía con gastos no previstos como aquellos que la misma edad van requiriendo.

Mes a mes, los pensionados acuden a los sitios establecidos para recibir su beneficio a que se hicieron acreedores después de haber cotizado los años que marca la ley, misma que no alcanza a ponerse de acuerdo si es de los 60 a 65 años de edad sin poder ser una garantía porque la base para calcular la fecha de jubilación por antigüedad está regida por horas laborales.

Los pensionados y jubilados de Coahuila perciben “mesadas” inferiores a las pensiones que rigen a nivel nacional por la clasificación que esta entidad aparece ante la Comisión Nacional de Salarios Mínimos, lo que evidencia esa incongruencia de la economía tan bondadosa del Estado y que es reconocida a nivel nacional, pero que no se refleja en el bolsillo de éstas personas ya de tercera edad o adultos mayores.

Para la mayoría de ellos, dejar de trabajar significa cambiar sus hábitos de vida y limitarse al máximo para extender una pensión que muchas veces no rebasa los mil pesos mensuales y que dada la carestía de la vida, los constantes incrementos de los productos de consumo ordinario, así como los servicios, prácticamente convierten en nada el cinturón apretado, éste se ajustará más.

Otros insisten en que las pensiones deben ser sujetas a modificaciones para que no se rebase ese pobre poder adquisitivo que reciben, porque aún existen quienes cuando ya legalmente no pueden trabajar todavía son jefes de familia con la misma obligación de ser quienes contribuyan al gasto familiar y que pagar recibos de servicios como agua, luz y gas no les deja nada para comer.

Para muchos pensionados sus pensamientos son compartidos en considerarse como personas viejas y acabadas en donde nadie los mira, la ingratitud del Gobierno Federal se ve más cuando ya no hay posibilidades de trabajar que cuando son pobres, porque al menos existe el ánimo para buscar trabajo, pero ya una vez consumidos los años laborales se cierran las puertas de las empresas y se abren la de los asilos sólo para terminar sus últimos años en compañía de otras personas con las mismas condiciones.

Muchos mexicanos que se encuentran pensionados ni siquiera alcanzaron el beneficio de las Afores, cuya mecánica sigue sin estar clara de cómo funciona para quienes al día de hoy sí alcanzaron éste beneficio pero que viven con un constante temor de que algún día se acabe el capital o lo ahorrado y aquellos amenazantes comentarios ya dejaron de ser un secreto por años de que algún día va a quebrar el sistema de pensiones del Seguro Social.

Aunque existen dependencias como el DIF Estatal, hay programas muy específicos para atender a éste sector de la población y garantizar un mejor nivel de vida como una forma de agradecer su participación en el desarrollo de Coahuila.

Empero, hay que reconocer que faltan programas más específicos para traer más beneficios a los pensionados y los pocos que existen deben eficientarse porque aun cuando estas personas ya no están incluidos dentro del sector laboral, merecen un mejor nivel de vida, incluso superior al que tenían cuando eran gente del ámbito laboral y productivo.

Los pensionados se encuentran en una vulnerabilidad muy peligrosa, porque no existe una instancia que atienda sus reclamos para incrementar sus percepciones mensuales. Sobreviven con cantidades muy por abajo de las exigencias de la vida y, sin embargo, su ánimo sigue arriba y sus ganas de seguir contribuyendo en la economía es mayor, porque no se consideran un estorbo, sino el reflejo de una vida empeñada al desarrollo del Estado y país, que en correspondencia los mantiene sometidos en la más cruel de la pobreza. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013) www.intersip.org

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