Veneno Puro

Por allí, un amigo español, quien conoce bastante bien a nuestro país, me tiró a quemarropa una pregunta de difícil respuesta:
–¿Y cómo es que México no tiene comunicaciones ferroviarias?
Fue como dardo al corazón porque, desde niño, siento por los trenes una especial predilección; ¿será porque mi abuelo era ferrocarrilero y tenía su hogar en la calle 46 de Mérida, justo a un costado de la “estación central”?¿O acaso el sentimiento lo heredé de mi padre quien, en su faceta de político, convenció al gobierno federal para que iniciara la titánica labor de construir el Metro en la capital de la República? Entonces, él era presidente de la Comisión de Comunicaciones del Senado y se atrevió a refutar al presidente Gustavo Díaz Ordaz cuando éste, en su cuarto informe de gobierno, decidió cancelar cualquier proyecto al respecto. Siendo como era este mandatario, no imagino siquiera la escena en la que un senador, al extenderle la mano para felicitarlo como se acostumbraba, le dijo casi al oído:
–Señor presidente, sólo hay un punto en el que discrepo…
El mandatario, en la cúspide del autoritarismo, endureció el brazo y la muñeca, para lanzar un tremendo reproche:
–¿Y eso a usted qué diablos le interesa?
–Bueno, presido la Comisión de Comunicaciones del Senado de la República.
El llamado “Primer Magistrado”, cernido a una institucionalidad enfermiza, cedió:
–¡Ah! Disculpe usted, señor senador. Cuando quiera lo discutimos.
Y así fue. Un año después, iniciadas las obras y mirando a mi padre en el Congreso de la Unión, anunció:
–Este criterio –en pro de la construcción del Metro- rectifica y amplía el sustentado por este Ejecutivo hace doce meses…
Sí, eran otros tiempos. Pero siquiera en aquellos se honraba la palabra y no se aplastaba el respeto entre los funcionarios públicos aunque el carácter, de vez en cuando, jugara malas pasadas. Pero, además, ¡Díaz Ordaz, quien asó a la historia precisamente por su soberbia ante el movimiento estudiantil de 1968 que lo manchó para siempre, era capaz de conceder la razón a otro rectificando! Algo que, desde luego, ni el nuevo PRI ni el viejo PAN ni el Mesías de la izquierda se atreven a hacer. Es penoso… pero, desde este punto de vista, ni el anunciado cambio en 2000 ni la vuelta del PRI a Los Pinos en diciembre pasado, han significado un avance sustantivo para la vida democrática. Las pruebas lo corroboran.
No hay ahora quien contradiga, ni media palabra, al presidente Peña Nieto; sus colaboradores se estremecen cuando los manda llamar, temiendo lo peor… porque los rumores ya no pueden diluirse ante la incompetencia de algunos de los más sobresalientes, como los supuestos responsables de la política interior, Miguel Ángel Osorio Chong, y de la exterior, el panista y calderonista José Antonio Meade Kuribreña. En sendos ministerios no hay decisiones de fondo que modifiquen la pérdida sustantiva de los liderazgos, hacia fuera y hacia dentro, en plena readaptación de un PRI que para andar, como la “cucaracha” de la tonada revolucionaria, necesita “marihuana que fumar”. Vicente Fox, en este sentido, convertido en pretendiente de la industria de las verdes hojas, a lo mejor termina siendo un visionario y no un farsante, gritón, sin camiseta que defender salvo la de su templo faraónico en La Estancia.
Pero hay bastante más: ¿acaso el secretario de Comunicaciones, Gerardo Ruiz Esparza, sirve para tareas distintas a las que acostumbraron sus predecesores, sobre todo Luis Téllez Kuenzler y Dionisio Pérez Jácome, como especialistas en averiguaciones de “accidentes” de altos funcionarios en los que nadie cree pero igualmente ninguno se atreve a indagar si hay elementos culposos sobresalientes. Exactamente igual que cuando murió Manuel Clouthier del Rincón, muy homenajeado por los panistas aunque ni uno sólo de éstos ha sido capaz de honrar su memoria averiguando la verdad sobre el extraño accidente de carretera, en la de México a Nogales, saliendo de Culiacán, el primero de octubre de 1989. Sobre todo porque “El Maquío” ya había anunciado a los fundadores del PRD –Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo para los olvidadizos-, su intención de incorporarse al nuevo proyecto partidista diciéndose traicionado y ultrajado por la dirigencia panista. ¡Qué pena que su hijo y su yerno –Heriberto Félix Guerra, ex secretario de Desarrollo Social-, aun reconociendo sus sospechas acerca de que el personaje fue asesinado no tengan el valor siquiera de sacar la casta por él! Y tengo sendos testimonios sobre el asunto.
Pues lo mismo ha sucedido con los ferrocarriles en México. ¡Los asesinaron a mansalva, casi en despoblado!¿Fue acaso para defender a los caciques camioneros, entre ellos los Hank, los Figueroa y ahora los Bribiesca Sahagún?¿O para posibilitar la expansión de los cargueros de la Union Pacific, empresa defendida por Ernesto Zedillo en beneficio de personajes como Carlos Slim Helú quien asegura que no es práctico el servicio para pasajeros por vías ferroviarias? Desde luego, nada de esto tiene interés para los mexicanos salvo el hecho innegable de que los trenes, modernizados en Europa, son ahora piezas de museo.
Y nunca olvidaré las lágrimas de aquel viejecito, en Aguascalientes, cuando al recorrer el Parque de las Tres Centurias sobre lo que fue la hermosa estación y la casa redonda, sin contenerse, me dijo al oído:
–Viera: toda mi vida trabajé aquí. Así que yo también ya soy como una vitrina de este museo. Muerto en vida.
Mirador
Y ahora que me acuerdo, ¿los consorcios españoles no están en plena reconquista en los rubros financieros, de comunicaciones y almacenes de ropa de firma, entre otros rubros? Vienen por todas, corren más bien, para irse librando de la crisis asfixiante de su país imbuida en una Unión Europea convertida en el Cuarto Reich con Ángela Merkel a la cabeza. Y, sin embargo, nadie le ha tirado un lazo a los constructores del AVE –Alta Velocidad Española- ni a los técnicos de RENFE, la compañía ibérica ferrocarrilera, para ver si son capaces de resucitar a nuestros muertos. Y no me refiero a Cuauhtémoc –“el águila que desciende atacando”, y no “que cae”, como bien me corrigió un amable lector-, sino a cuanto la ambición y la estulticia han dejado como herencia perversa.
Lo subrayo porque el señor Peña, en su discurso inaugural, entre sus primeras trece “decisiones presidenciales”, incluyó la rehabilitación de nuestros trenes y anunció rutas espléndidas de alta velocidad… pare luego callarse al respecto, lastimosamente. ¿Será acaso que los caciques les salieron al paso?¿O los multimillonarios reunidos allí quienes prefieren invertir en autobuses de primer mundo para que recorran carreteras cuyos cimientos duran unos cuantos años, como el supuesto “concreto hidráulico” a la salida de Querétaro que duró menos de veinte años? Siempre ganan los sinvergüenzas y los concesionarios y socios de los malhadados políticos contemporáneos que duran mucho más sorbiendo del erario que las propias obras “concesionadas”.
Y ya que hablamos de Aguascalientes, ¿se hará justicia con el predador Luis Armando Reynoso Femat, expulsado del PAN pero insistente militante del mismo, demostradas las secuelas vergonzosas que alteraron la vida de una de las entidades con fama de ser de las más pacíficas del país?
Por las Alcobas
En materia de engaños hay una vasta geografía de demagogia por nuestro México. Y no sólo sobre las vías de tren. Hace unos días, en Tepoztlán –bella, magnética, mágica-, recordé con el administrador de la Posada del Tepozteco –uno de los hoteles más bellos de la República dicho sin afán comercial alguno, sino por pura satisfacción-, me contaban sobre aquel conflicto, hace poco menos de dos décadas, sobre la construcción del Club de Golf. Entonces se alegaba que no era conveniente porque con éste se abatiría el caudal acuífero que bajaba por el cerro. No fue así, pero se sigue discutiendo.
Ahora, los comuneros de la zona, quienes no quieren aprender a jugar golf –tampoco yo sé hacerlo aunque los paisajes me cautivan-, alegan que las carreteras radiales afectan sus derechos… y siguen peleando por eso.
Mientras, claro, el tiempo pasa… y los trenes y la geopolítica se entrampan en el mismo avispero.
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E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com
NO A LA RECONQUISTA, SÍ AL DESARROLLO DE VERDAD. QUEREMOS TRENES DE ALTA VELOCIDAD. YA ES UNA PROMESA PRESIDENCIAL QUE DEBEMOS RECORDARLE, A CADA RATO, AL TITULAR DEL EJECUTIVO FEDERAL. DE LA DEMOCRACIA A LA DEMAGOGIA HAY UN SOLO PASO, EL MISMO QUE EXISTE ENTRE GANAR LA HISTORIA O PERDERLA CUANDO SE LLEGA A LOS PINOS EN PLAN DE REDENTOR… COMO CUANTOS HAN RECORRIDO SUS JARDINES, ROBADOS A CHAPULTEPEC Y A TODOS LOS MEXICANOS.

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