Veneno Puro

*Nostalgia en Curso

*Malos Gobernadores

*De Viejos Diputados

La vocación democrática no deviene de las circunstancias forzadas sino del convencimiento real sobre el papel protagónico de la sociedad en las decisiones de gobierno. Muchas veces olvidamos el término “soberanía popular”, que implica el sometimiento de la clase gobernante a los lineamientos trazados por la ciudadanía –una utopía, desde luego-, para exaltar la confusión sobre el mandatario, aquel que obedece, que en realidad opera como mandante, quien manda.

Las distorsiones son enormes. Recuerdo, por ejemplo, la calidez con la que un panista distinguido, el aguascalentense Felipe González González –a quien respeto por su vocación social-, cuando fungía como gobernador de su entidad, defendió la figura histórica de ernesto zedillo por considerar que éste había mantenido los controles sobre los grupos de presión, el ejército incluido, posibilitando con ello la tersura de la transición hacia la derecha en 2000:

–Actuó como demócrata –me dijo-. Y eso es de caballeros reconocerlo.

Esto es, quien prohijó las condiciones negativas, tales como la corrupción galopante y la continuidad financiera como baluarte de una alternancia convenida por el mayor poder del continente y refrendada en las urnas por cuantos creyeron en el sambenito del cambio, siendo además señalado como el elemento pernicioso que debía superarse para asegurar el tránsito feliz de las nuevas generaciones, se convirtió, por encanto de la complicidad, en el personaje central de la vindicación democrática por haberse hecho a un lado para despejarle la ruta al abanderado panista, vicente fox, todavía en trance de noviar como preámbulo al cogobierno de facto.

Fue curioso, en la misma línea, atestiguar los matices foxistas para reconocer al mismo zedillo sus “aportaciones” –aseguró que el modelo educativo era correcto y que las finanzas marchaban estupendamente como preseas sobre el cuello del priísmo hegemónico en su fase terminal-, luego de haberlo fustigado severamente para granjearse votos y apoyos variopintos de cuantos apostaban por la renovación del poder, también desde la Casa Blanca, antes de que los sacudimientos sociales se instalaran a las puertas del Palacio Nacional.

Hasta hoy esta tesis se mantiene entre los panistas privilegiados. Con un ingrediente: se brindó a aquel ex presidente el blindaje de la mayor impunidad concebible, como ahora se hace con felipe calderón, sin habilitarse querellas, ni siquiera auditorías, para establecer las tremendas desviaciones por él prohijadas. Y no hablamos, claro, de las traiciones hacia el interior de su grupo político, el PRI, que optó por olvidar para no perder los vínculos amafiados.

Con los fox la nostalgia por los autoritarismos se tradujo en la expresión, casi lastimera, sobre el papel que le atribuían a los legisladores que no secundaban, en todo y para todo, al titular del Ejecutivo: eran “un freno al cambio”. Durante décadas el PAN y sus cabilderos fustigaron al “mayoriteo” priísta que conducía a una penosa paradoja: de nada servía ganar los debates camarales si no se contaba con el visto bueno de la “superioridad” que orientaba a “sus” diputados y senadores a votar con disciplinados acentos. Si la consigna estaba determinada de antemano nada podría detenerla aun cuando se esgrimiera la razón como sustento incontestable.

Los fox subrayaron que habían enterrado al “presidencialismo autoritario” apenas un semestre después de la inauguración de su mandato en diciembre de 2000. Pese a ello, maniobraron lo suficiente para asegurarse la complicidad de los priístas en el Congreso durante el deplorable ejercicio de defenestración del jefe del gobierno defeño, en abril de 2005, que marcó el inicio de la contienda real por la Primera Magistratura. Nunca la lucha política había llegado tan bajo muy a pesar de las viejas historias de corrupción. ¡Y todavía vicente, el ex presidente, desde uno de los foros que le pagan para escuchar sus folklóricas explicaciones, se felicitó por haberle ganado al abanderado de la izquierda porque, al fin y al cabo, éste no llegó a la silla presidencial! Fue esta confesión, sin duda, la validación del antiguo formato autocrático exaltado a través de la “institución” presidencial. La nostalgia ganó la partida.

¿Y el pobre calderón, siempre tan festivo y uno de quienes compraron pasaje en el crucero de la muerte en Brasil? Pues se mantuvo también a contracorriente. Una muestra: en materia de informes presidenciales pasamos, de manera drástica, de la sacralización presidencial a la ausencia total de presidente. No hubo transición pautada ni pactada; llegamos al extremo de golpe. Primero, se dio con la puerta en las narices a los fox en septiembre de 2006 cuando vicente pretendía, con banda tricolor y todo, que nada había sucedido y, por ende, creía que sería respetado por sus “aportaciones históricas”. Fuera de foco, de la realidad más bien, intentó llegar al Pleno y se quedó en el vestíbulo con la cara y el gesto contraídos. Y, después, el mandatario se quedó fuera, en apariencia definitivamente, del recinto parlamentario.

Lo curioso del asunto es que el señor calderón, nostálgico, alegó que le agradaría, “algún día” brindar su informe en el Congreso, esto es a la vieja usanza lo que NO pudo ser, acaso para redimir con ello la vieja ilusión albergada desde niño ante el espectáculo de un hombre, con la bandera sobre el pecho, envuelto en la devoción complaciente de los cuadros políticos. Al fin, entraría al Congreso de la mano de peña nieto y con los chantajes llenando los corrillos.

¿Vocación democrática? Lo que tenemos a la vista no es sino un reacomodo para adaptarse a las circunstancias y presumir por ello, además, como si se tratara de una aportación personal a la causa de la democracia. Falacias, no convicciones.

Mirador

La política no debe confundirse como exaltación extrema de chantajes. Es otra cosa, sobre todo cuando se le observa como oportunidad para asimilar las propuestas del contrario si son convincentes sin el ánimo sectario de despedazarlas por el sólo hecho de provenir del bando opuesto. Por desgracia, la negociación ha reemplazado a los consensos y los apoyos conllevan el intercambio permanente de facturas. El México corporativo, cuyo estandarte fue hasta febrero de 2013 la novia de “Chucky”, la encerrada maestra Elba Esther Gordillo, prevalece más allá de las fútiles convocatorias proselitistas con otros personajes deslumbrantes como, por ejemplo, el pederasta emilito gamboa patrón, rey de la nueva casta divina yucateca cuyos cortesanos principales son Omar y Emilio Díaz Castellanos. Ya les hablaré de ellos.

¿Cómo reconocer la “soberanía popular” cuando el clamor generalizado, mayoritario por los cuatro costados, no fue suficiente para desterrar de los gobiernos de Oaxaca y Puebla a los ex mandatarios, perversos y oscuros, pese a los señalamientos contundentes sobre desviaciones tremendas y afanes represivos? De la misma manera, de poco sirvió demostrar el origen del gallego-madrileño-campechano Juan Camilo Mouriño Terrazo -que debió inhabilitarlo para ocupar la cartera de Secretario de Gobernación en su andar como “delfín” visible del grupo calderonista, cuando imperó, sobre todas las evidencias, la consigna presidencial… obviamente autoritaria. Y luego le sobrevino la muerte en circunstancias muy extrañas, más de lo que ustedes, amables lectores, puedan imaginar.

Y se ha retornado, tras la victoria carísima de peña, a las antiguas, malas costumbres. Pero quienes ocuparon la silla presidencial antes que él no repararon en adaptar las mismas triquiñuelas del priísmo eterno: por ejemplo, calderón decidió poner su sello al PAN y no dudó en enviarles a Germán Martínez Cázares hasta instalarlo en la presidencia del partido como si éste fuera, al igual que bajo el mandato del PRI, una mera extensión del gabinete, y se siguió con su secretario particular, César Nava Vázquez, el gran administrador de los negocios de familia. Los incondicionales, quienes luego debieron paliar las tensiones entre los fox y su sucesor perdiéndose en la ignominia, dejaron sus puestos en el gabinete con saldos bastante negativos por la ausencia de seguimientos, siquiera para corregirlos, a los graves pecados del pasado. Otra vez, la más abrigadora de las impunidades.

La sostenida imagen del mandatario en funciones con su cabestrillo –a imitación de zedillo, faltaba más-, y su rostro cada vez más enjuto y descalcificado, es el espejo más fiel de la deplorable situación actual en donde ya no concita respeto la imagen presidencial y no, precisamente, por efecto de una ruta más firme hacia la democracia. No nos confundamos: las omisiones, como las caídas y tropezones por los senderos de Los Pinos, marcan las pautas de la ineptitud no las del talento. Hay un abismo de diferencia en los conceptos.

Por las Alcobas

Corría la década de los sesenta y en Yucatán comenzaba a fortificarse el PAN como consecuencia del desaseo gubernativo y el apoyo editorial del diario de mayor cobertura en la península. El mandatario estatal, Luis Torres Mesías, optó por marginarse, cada vez más, de sus funciones para solazarse en las mieles del poder sin beber las hieles. Por ello, claro, extendió prerrogativas a sus incondicionales y cerró las puertas a quienes no entendían los mensajes desde arriba.

Fue en ese clima cuando un reportero le preguntó al diputado local, Petronilo Tzab Cucul, de origen maya, si conocía, en serio, sus funciones:

–¿Podría definirme –preguntó, artero, el enviado del periódico opositor-, qué es un diputado?

El aludido no se lo pensó mucho y respondió:

–Para que se lo sepa: los diputados somos los mejores servidores… del señor gobernador.

Dicen que los tiempos han cambiado. ¿Por efecto de las concesiones del gobierno a la comunidad deseosa de paternalismo?¿O por causa del lento proceso de madurez de la sociedad mexicana a pesar de las resistencia de las autoridades con afanes sectarios? Analícenlo, amables lectores.

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Web: www.rafael-loretdemola.mx

E-Mail: loretdemola.rafael@yahoo.com

OJALÁ QUE NO VAYAN A DECIRNOS QUE EL TÉRMINO “SOBERANÍA POPULAR” ESTÁ CADUCO. YA SABEN USTEDES CÓMO SE LAS GASTAN LOS TECNÓCRATAS QUE NOS HAN CAMBIADO HASTA EL DICCIONARIO CON TAL DE JUSTIFICARSE A SÍ MISMO CREYENDO QUE CON ELLO NOS ENGAÑAN HACIÉNDOSE PASAR POR DEMÓCRATAS. NI QUE FUÉRAMOS PÁRVULOS. POR FORTUNA, ESTÁ POR TERMINAR EL MUNDIAL DE FÚTBOL

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