Guillermo Robles Ramírez

Tiene años ayudando al prójimo

Por Guillermo Robles Ramírez

            Las especies sobre la Tierra han evolucionados durante miles de décadas, y siempre es para adaptarse, aunque a diferencia del resto el ser humano ha sido la especie dominante durante los últimos siglos.

            Muy a pesar de sus desventajas físicas a diferencia de otras especies que tienen garras o colmillos para defenderse la única herramienta que posee es la unión e inteligencia para crear herramientas para poder sobrevivir y adaptar a la inversa el medio ambiente por medio de la creación de la tecnología.

            Y es este último punto en donde el ser humano ha hecho su mejor esfuerzo para sobrevivir y lo que sucede es que el desarrollo en investigaciones científicas en torno a la salud ha permitido conocer cuán enfermos estamos como sociedad.       Ahora sabemos qué es el cáncer, algunas de sus causas, cómo es que genera y eventualmente curarlo.

            Igualmente sabemos más acerca de muchos otros padecimientos al que la idiosincrasia del mexicano le dio el concepto de castigos divinos o productos de hechicerías.

            La ciencia ha fincado no sólo este conocimiento, sino que nos ha permitido verlo de muy distinta manera. Los médicos informan ahora sobre enfermedades que antes ni se imaginaban.

            Aunque con un mejor nivel de vida sustentado en su poderosa economía y los efectos de ésta en la vida cotidiana, Estados Unidos se preocupa más que México por el estado de salud de sus ciudadanos.

            La obesidad, el cáncer, el sida, la artritis, el autismo, la infertilidad, el estrés y muchos otros males, son parte del lenguaje coloquial de esta población norteamericana. Con una frecuencia hipocondriaca, los medios de comunicación abordan los preocupantes índices de prevalencia de enfermedades en las personas.

            En México, la cultura de la prevención no llega a estos extremos de angustia, pero el uso de los conocimientos ajenos y la muy buena aplicación de los especialistas mexicanos, han logrado hacer de la salud de los mexicanos un tema que muchos envidiarían.

            Aquí podemos vivir con estrés y un nivel de vida inferior al de los estadounidenses, pero vaya que somos más felices. Nuestras costumbres y tradiciones hacen de los mexicanos un entregado a la experiencia de las emociones y sentimientos, algo mucho más apegado al espíritu del ser humano y creemos que ésta puede ser una de las mejores medicinas que usamos.

            Aún con esto, no podemos soslayar la existencia de casos verdaderamente estremecedores. En Coahuila, por hablar localmente, se recuerdan los de niños cuyos padres arman campañas de publicidad para integrar el presupuesto de una costosa cirugía para curarlos de un mal hepático.

            Aquí hay organizaciones altruistas, muchas de ellas que viven de colectas públicas y de acciones voluntarias, que trabajan para procurar atención a niños enfermos de familias pobres.

            El resultado de este trabajo ha dado algunos frutos que revelan historias lacrimógenas y derivan en la generación de confianza, un elemento fundamental para su permanencia.

            Queremos reconocer en esta ocasión el esfuerzo de una de estas organizaciones, la de Niños con Leucemia (NICLA), que ha reafirmado las esperanzas de muchos padres humildes que han tenido que enfrentar la triste realidad de ver a un niño crecer mientras se acerca a su muerte.

            La Asociación de Niños con Leucemia de Saltillo (NICLA) fundada desde el 17 de diciembre de 1997 y durante todo este tiempo ha hecho un trabajo fundamental, en el que ha vivido estos frutos y lamentables desaciertos. Pero más allá de eso, lo verdaderamente importante es saber que ahí está un grupo de personas dispuestas a dignarse ante la pena ajena y tomar como propios los problemas del prójimo más necesitado. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018) www.intersip.org

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