Sobre los demás

Por Guillermo Robles Ramírez

Aunque el costo recaiga sobre los más fregados, continúan muchos empresarios mexicanos exportadores, pidiendo a gritos desesperados que el gobierno federal revalúe el dólar frente al peso mexicano para que el primero valga más y así poder, lógico, ganar más, aunque al resto de la población le perjudique en su bolsillo.

A ese grado llega el egoísmo de esos industriales dizques nacionalistas, es decir, que a costa del más fregado quieren seguir compitiendo en el extranjero, porque dicen que de lo contrario tendrán que reajustar trabajadores y el siguiente paso cerrar sus factorías porque quedan fuera del mercado internacional.

Jamás he entendido esa posición empresarial de que cuando el peso mexicano le gana terreno al dólar, como está sucediendo en las últimas semanas, inmediatamente recurren al gobierno del centro para que o les subsidien sus ventas al extranjero con extensiones de impuestos u otras canonjías o bien, que se incremente el precio del dólar para que éste cueste más comparado al peso mexicano y así tener mayores utilidades o, en último recurso, no ir a la quiebra.

Cuando el dólar cuesta menos pesos mexicanos, los industriales acusan al gobierno de estar devaluando la moneda norteamericana, según su decir, a un costo muy elevado de nuestros impuestos, pero cuando las cosas se presentan a la inversa y los empresarios exportadores están ganando y ganando dinero, ni se acuerdan de “su” gobierno y menos de pagar impuestos justos y reales y, por el contrario, si pueden le regatean contribuciones.

La moneda mexicana no solo ha sorprendido a López Obrador, sino también analistas bancarios extranjeros han visto la apreciación de nuestra moneda en buenos niveles, muy a pesar de la pandemia y recuperación de la economía mundial que ahora el peso mexicano ha recibido el apodo en el mundo de los inversionistas de Wall Street, como el “superpeso”. Muy a pesar de que las políticas internas de la Cuarta Transformación están llenas de incertidumbre, el peso mexicano ha mostrado fortaleza, aun cuando el crecimiento económico de México ha sido débil o casi nulo.

Reitero nuevamente, jamás he entendido esa actitud y menos cuando, insisto, se trata de gente que se autonombran nacionalistas y patriotas al grado de que nos echan en cara, que están arriesgando su capital en un país que desde su punto de vista y según las circunstancias y los intereses que están manejando no da garantías y seguridad a los inversionistas.

Lo que sí entiendo claramente es que cuando el dólar está más barato frente al peso mexicano se paga menos por los productos nacionales y es lógico, porque demuestra la fortaleza de nuestra moneda y en consecuencia se paga menos en moneda mexicana por las regalías de tecnologías extranjeras, por materias primas fuera del país y, en fin, se reducen los costos de producción que repercute en los precios de los artículos que compran los que menos tienen.

No es posible que, por ayudar y apoyar a unos cuantos empresarios exportadores, se pretenda dañar la economía de los mexicanos descamisados y desamparados.

Los señores empresarios nacionalistas no deben impacientarse ni tener temor a perder lo que tienen, pues eso de que el dólar cueste menos pesos mexicanos, es pasajero, no dudamos que en uno o dos meses más volvamos a tener un dólar por el que hay que pagar más pesos mexicanos y así puedan ganar más esos empresarios “nacionalistas y patriotas”. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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