Semáforo epidemiológico realidad o espejismo

Por Ricardo Burgos Orozco

En junio del año pasado se empezó a establecer en México la estrategia de semáforos sanitarios por el Covid y para el control de actividades de toda índole en el país; se basan en la ocupación hospitalaria; a medida que se va reduciendo el número de camas ocupadas, también van cambiando los colores del rojo, al naranja, al amarillo y al ansiado verde.

El rojo, de alerta máxima sanitaria, significa que sólo deberán estar en operación las actividades esenciales como servicios hospitalarios y médicos, farmacias, manufacturas, mantenimiento y reparación de insumos, sanitización y limpieza de unidades médicas, administrativas básicas, minería y la industria de la construcción, entre otras.

En naranja, se mantienen actividades esenciales y se permiten otras consideradas no esenciales al aire libre, con aforo máximo permitido y seis días a la semana de martes a domingo: restaurantes, puestas en escena, gimnasios y albercas en interiores, templos e iglesias, agencias automotrices, tiendas departamentales y centros comerciales, transportes de uso turístico y cines con un máximo de 20 por ciento de capacidad.

Con amarillo, las actividades son acotadas en espacios públicos, pero la economía trabaja a plenitud y en verde, se reanudan las clases presenciales y vuelve a operar la economía y la administración pública y sus servicios de manera normal.

La semana pasada, el semáforo sanitario del país cambió de manera drástica, se acabaron los estados en rojo; ahora son 20 entidades en naranja, diez en amarillo y dos en verde nuevamente: Chiapas y Campeche donde por cierto el gobierno federal ya inmunizó contra el Covid a 20 mil profesores en preparación para las clases presenciales.

Según Ricardo Cortés Alcalá, director de Promoción de la Salud, en estos días ha habido un descenso de ocupación hospitalaria lo que permite un mapa muy promisorio para las siguientes semanas, aunque nunca habrá que bajar la guardia y mantener el uso de cubrebocas, sana distancia y todas las medidas posibles de prevención.

La Ciudad de México y el Estado de México, por su volumen de población, son los focos principales de contagios; ya habían estado hasta noviembre pasado en semáforo naranja y en diciembre regresaron al rojo, lo cual hizo desplomar aún más la economía en esas entidades en una etapa en que se supone se iba a recuperar después de casi un año de pérdidas.

Ambos estados aún tienen el riesgo de regresar al rojo, junto con Puebla, en caso que nuevamente se relajen las medidas, la gente se confíe, quiera salir libre y constantemente u organizar reuniones como antaño.

Es cierto que hay hartazgo, fastidio y cansancio después de un año con la presencia del coronavirus en México y todavía no vemos la luz al final del túnel. No hay otra más que seguir manteniendo la disciplina y quedarnos en casa si no es necesario salir. Cuando menos es satisfactorio ver un mapa sanitario sin puntos rojos. Esperemos que se mantenga así, pero depende de nosotros mismos.

Colaboración de Latitud Megalópolis

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