Seguimos fallando

Por Guillermo Robles Ramírez

En materia de incendios, las autoridades coahuilenses, junto con su comunidad, seguimos fallando. Hay ciudades de mediana importancia de la Entidad, donde ni siquiera se cuenta con máquinas apagafuegos y donde las hay, es meramente chatarra.

Cuantas veces los coahuilenses hemos visto siniestros de casas particulares, restaurantes, negocios que, en pocos minutos, quedan convertidos en cenizas, lo que lamentablemente demuestra que autoridades y sociedad civil, continúan fallando por cuanto hace a medidas de seguridad en las empresas en general.

Aunque también hay que decirlo que tanto particulares, así como dueños de negocios o cualquier tipo de comercio, no le dan importancia a llevar al pie de la letra las normativas de las autoridades locales y estatales, sobre las instalaciones correctas de luz, e infraestructura para sofocar inmediatamente cualquier incendio. Aquí cabe mencionar cosas elementales como la existencia de extintores o con el extinguidor correcto al giro del negocio o vivienda.

Hasta el momento la mayoría de los accidentes de fuego solamente se han concretado en daños materiales, y no en pérdidas humanas; pero no por eso deja de ser importante que tanto como particulares y comercio no cuentan con las más mínimas medidas de seguridad, independientemente de que sus instalaciones eléctricas estén de manera improvisada y en mal estado.

También la mayoría de los negocios o sector comercial y restaurantero no disponen de puerta de emergencia y en aquellos en donde existe no son funcionales porque no se abren o tienen puesto una cadena con candado. En fin, ese es el prototipo de los negocios mexicanos bajo la leyenda del “hay se va”; como existen muchos de lo mismo cabeceras municipales como capital coahuilense; en Torreón, Monclova, Piedras, Acuña y otras ciudades más de la Entidad.

Al señalar que seguimos fallando, autoridades y sociedad civil, en hacer cumplir la reglamentación y normativas en la apertura de nuevos negocios, me refiero precisamente a la indiferencia de las autoridades responsables de verificar que cada negocio y antes de que abra sus puertas cuente con un mínimo de seguridad para sus empleados y clientela y por cuanto hace a la sociedad civil, dentro de la cual están toda aquella persona que invierte, al igual que las cámaras empresariales, etc. A los primeros no les interesa gastar mucho y menos en medidas preventivas y a las segundas, les vale que haya negocios sin medidas de seguridad y, además, tampoco les importa que haya autoridades enérgicas y exigentes para impedir la apertura de negocios que no cuenten con extintores y otras medidas de seguridad y protección para sus clientes en caso de incendio u otro tipo de contingencia.

Por tanto, no hay quién le exija y reclame a las autoridades y el círculo vicioso se integra cuando nadie quiere hacerlo y cumplir, tampoco exigir y menos reclamar.

Seguimos fallando todos, repito, y como en otros muchos casos, vamos a andar tapando el pozo una vez ahogado el niño, es decir, cuando ocurra que no lo deseamos, un siniestro con muertos y heridos, todos nos reclamaremos la apatía que han tenido los empresarios, las autoridades y organismos empresariales.

Todo negocio, antes de recibir su autorización de apertura, debe ser sometido a la verificación estricta de todo lo que represente una garantía de que empleados y clientela no estarán expuestos a contingencias de incendios u otro tipo de percance, no solo por no contar con extintores con su correcto químico según a lo que se dedique el negocio, para apagar el fuego, sino igual por instalaciones eléctricas mal hechas; no tener puertas de emergencia y todo lo demás que reclama el brincar una seguridad para todos.

Ojalá que las cúpulas empresariales sean más exigentes y demandantes, mientras que las autoridades sean menos apáticas y tolerantes. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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