Sátrapas controlan las élites del poder en México: Jorge Zepeda Patterson

*El gran problema es que nuestro aparato de justicia ha sido usualmente cómplice soberano del poderoso

*La justicia, como lo sabemos, se inclina, se arrodilla frente a la élite del poder.

*El Congreso mismo, al final de todos los vaivenes, pertenece a esas mafias políticas

 

PACHUCA, Hidalgo.- Frente a la notable e insensibilidad de la sociedad en general, los comunicólogos de este nuevo milenio tienen una extraordinaria tarea para remontar toda cualidad de tiranía de los malos gobernantes, ya que si bien éstos se han enquistado como mafias convertidos en clubes de sátrapas, también controlan las élites del poder para seguir dominando  bajo una democracia fingida transformada en una perfecta dictadura.

 

Lo anterior fue interpretado a este reportero por Jorge Zepeda Paterson, durante entrevista exclusiva celebrada en el marco de la XXVIII Edición de la Feria Universitaria del Libro, que se realizó por espacio de diez días en esta bella ciudad de “los aires encontrados”, y donde su nuevo libro Milena o el Fémur más bello del Mundo.

 

Zepeda Patterson, sinaloense de nacimiento, economista, sociólogo, analista político y periodista de profesión, no se inmuta en hablar de forma clara y contundente. Es por ello que se ha convertido en uno de los prestigiados colegas que con base a sus investigaciones y fundamentaciones, se ubica en los primeros planos del periodismo mexicano y latinoamericano.

 

Dice que el periodismo -primero como oficio y luego convertido en una carrera profesional-, es un arte del saber escribir con base al análisis para plasmar proyectos literarios que se circunscriben en el desarrollo democrático y económico del país, que lamentablemente no ha sido la nación ideal que todos deseáramos que es la falta de seguridad, cuyo flagelo no se han podido evitar debido a las tragedias y peligros que se ciernen en ella.

 

Lamenta profundamente que a estas alturas del nuevo milenio, siga habiendo de forma descontrolada crímenes en contra de comunicólogos, como el caso del foto-reportero Rubén Espinosa, cuando el Estado debería de estar empeñado en hacer respetar todos los mecanismos constitucionales y la protección misma hacia los periodistas y sus propios derechos humanos.

 

Considera que cuando un periodista caer abatido correlacionado con su profesión, existen dos lecturas de análisis. Primero, si se trató de un atentado del fuero común ante la gran ola de criminalidad que vive el país; y segundo, cuando hay una motivación de origen político por lo que se escribe, es también un crimen en contra de la sociedad en su conjunto.

 

Insiste: “Desde luego, hay un riesgo por la intolerancia que ejerce el sistema y por la creciente presión de la clase política y que no acepta que haya un periodismo que le resulte incómodo”.

 

En este sentido, alerta de los riesgos en algunas regiones bravas de México; el Distrito Federal era considerado un reducto para la protección de los periodistas cuando están huyendo de la tiranía de los gobernantes de sus estados natales.

 

“La Ciudad de México dejó ese estatus –suspira- se pensaba que la capital de la República de alguna manera era una zona libre para exiliarse como fue el caso de Rubén Espinosa, con lo cual ya pone en duda esta supuesta garantía que ofrecía la gran urbe para el ejercicio periodístico”.

 

Comenta que el crimen organizado nace de las propias esferas del poder, y donde ciertos gobernadores se han convertido en verdaderos sátrapas de su territorio. “Ejercer el periodismo en Veracruz es verdaderamente heroico”, dijo admirado.

 

-¿Cómo contrarrestar este poder que se ejerce tras bambalinas?

 

-El convencimiento social en las urnas.

 

-El político Andrés Manuel López Obrador ha calificado a los feudales tener bajo su control todos los mecanismos de la mafia del poder, cuando él mismo también encabeza una mafia de poder por parte de la izquierda. ¿Cómo desplazar a esas mafias?

-Nuestras esperanzas están fincadas en la denuncia pública.

-El aparato de justicia integrado por ministros, magistrados y jueces, así como el Poder Legislativo, ¿qué tienen que hacer para proteger la vida de los periodistas en México?

-Ellos tienen muy claro lo que tiene que hacer.

En este tenor, Zepeda Paterson menciona que el gran problema es que el aparato de justicia de México, ha sido usualmente cómplice soberano del poderoso; y la justicia, como lo sabemos, se inclina, se arrodilla frente a la élite del poder. El Congreso mismo, al final de todos los vaivenes, pertenece a esas mafias políticas.

Hace notar que las esperanzas no pueden estar depositadas justamente en los responsables de la situación que vivimos; no es que, ni siquiera tenemos que buscar al político que pueda llegar y cambiar radicalmente las cosas. Parece más bien una responsabilidad de los ciudadanos, no dejar que los problemas queden indiferentes; no dejar que se conviertan en la Cosa Nostra de los propios agentes del poder, como si el patrimonio fuera de ellos.

(La Cosa Nostra es una sociedad secreta criminal. Se le denomina de esa forma por la organización de la Mafia de origen siciliano en los Estados Unidos, en donde cada barrio, ciudad o hasta estado, es dirigido por una “familia”, que está subdividida en rangos desde simples soldati, pasando por capos y consiglieri hasta llegar al más alto estatus dentro de la familia. México no es la excepción.)

 

Jorge Zepeda hace propia su protesta en el sentido que el Congreso de la Unión se ubica como un sistema amorfo.

 

Los representantes del pueblo –acusa- son extensiones de la partidocracia, de las élites de los partidos dedicados esencialmente reproductores del estatus quo. Las esperanzas en la política no son muy halagadoras. La sociedad junto con los periodistas, debemos denunciar las expresiones y excesos de la clase política, que jamás dejará de ser una infamia en contra del pueblo mismo.

 

Si bien la censura forma parte de la represión en contra de la libertad de expresión, para Zepeda Paterson no es tanto la idea de que en el ejercicio del periodismo, el Estado pudiera crear “mártires”, sino que los propios periodistas tenemos que ser absolutamente intolerantes frente a la desaparición de un profesional que muere en razones de nuestra profesión.

 

Comenta que los instrumentos mismos de investigación judicial en casos de periodistas asesinados, muchas veces están emparentadas las autoridades con los malos gobiernos, para seguir actuando con impunidad en todos los terrenos.

 

Estima finalmente que las elecciones son “capítulos menores”, tampoco tiene sentido votar cada tres o seis años, en tanto se carezca de efectos de transparencia democrática y gubernamental, sin tener sometido al Poder Legislativo federal o locales, como comparsas dictatoriales de las mafias políticas que han predominado por décadas a través de la Cosa Nostra mexicana.

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