Guillermo Robles

Por más que se oculte

Por Guillermo Robles Ramírez

Muy por encima del 70 por ciento de las penitenciarias que hay en el país, es decir, 419 centros penitenciarios, operan con el autogobierno; que no es otra cosa que la delincuencia convertida en la máxima autoridad en el interior de las ergástulas. Al menos eso es lo que en algunas veces han encontrado la Comisión Nacional de Derechos Humanos cada vez que hacen una revisión en los penales en México.

Sobra decir, aunque este mal, que los autogobiernos en el interior de las cárceles son males necesarios, pues es el contacto inmediato que tiene la autoridad de las anomalías que se cometen en el interior de las ergástulas, aunque no siempre es así, pues esto no se dio en el penal de Piedras Negras, Coahuila durante el sexenio anterior, cuando estaba de gobernador Rubén Moreira Valdés; en que ese lugar fue convertido en “importante” centro de exterminio, que bien pudo haber sido comparado con los creados en la época de Hitler.

Es probable que, en Piedras Negras, el autogobierno o sea la delincuencia del interior del penal, fue el que “regenteaban” la desaparición de quienes llevaban del exterior de esa penitenciaria y que debe darse como un hecho que se trataba de vendedores de drogas de la competencia, es decir, no pertenecientes al grupo que manejaban el auto gobierno de Piedras.

Por otro lado, cuando se habla por parte de las autoridades que se llevarán las cosas hasta sus últimas consecuencias, caiga quien caiga, es mera demagogia.

Estamos hablando de sucesos de hace quince años en que la mayoría de quienes fueron funcionarios e involucrados de esa época “desaparecieron” por su propia voluntad o sea que han “volado” a otros terrenos del país, pero no se encuentran en la Entidad, aplicando la misma estrategia cada vez que se encuentra algún miembro de la Iglesia pedófilo, la Santa Sede, solamente los van moviendo a capillas y/o parroquias que tienen distribuidos en todo el país, siendo imposible poder localizarlos.

La CNDH, afirma que los centros o penitenciarias donde se tiene un deficiente control en el ejercicio de las funciones de la autoridad, son los de, Campeche, Baja California Sur, Chihuahua, Chiapas, Guerrero, Durango y el de la ciudad de México.

Por otro lado, datos de World Justice Project México, detecta como las más corruptas las que se encuentran en la Ciudad de México, y Puebla, las que lideran en un abandono y por ende mayor anomalías o autogobierno.

Entre esas deficiencias figura principalmente la insuficiencia de personal como celadores y guardias de seguridad, además a la precaria atención preventiva y atención de incidentes violentos, agregando a esto que no cuentan con programas o acciones para prever fugas, motines o riñas.

Además, existe también una sobrepoblación, instalaciones en malas condiciones, operatividad ineficiente, rezago administrativo, abandono de estrategias y espacios para la readaptación social, deficiente marco jurídico; continuando la lista.

Por otro lado, la misma Comisión Nacional de Derechos Humanos, considera a los penales de Tlaxcala, Baja California, Aguascalientes y Guanajuato, como los menos conflictivos, pero deficientes en varios renglones no instituidos en los penales.

El problema de los autogobiernos se registra cuando las pretensiones de las “máximas autoridades” del auto gobierno, pretenden rebasar las canonjías pre establecidas y cuando las condiciones de “operación” en el interior de las penitenciarías, son mayores que la propia autoridad exterior o sea la marcada por los mandos de custodios y policiacos asignados previos acuerdos mutuos.

Este complicado proceso para más o menos mantener cierta tranquilidad y seguridad en el interior de las cárceles, es comprendido por ambos lados y su desviación es provocada cuando alguna de las partes pide más de lo que puede cumplirse. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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