Guillermo Robles Ramírez

Popotes o empleos

Por Guillermo Robles Ramírez

            En las últimas semanas se ha estado intensificando una campaña a la prohibición del uso del popote. Una conductora de radio con cobertura nacional ha levantado la voz en contra de este producto contaminante y todo aquel producto hecho de material plástico.

            Un tema al que estoy muy de acuerdo en el punto que es un contaminante que tarda en degradarse aproximadamente entre 150 años y mil años, dependiente del producto ya que las bolsas de plástico tardan el primero y el segundo una botella de PET, mejor conocido de plástico.

            El plástico no solamente contamina nuestro medio ambiente terrestre, sino también el acuático, es decir, ríos, lagos, mares y océanos. Están repletos de basura tóxica, desechos humanos, materiales radioactivos, barcos antiguos de madera, metal o acero, aviones y barcos de guerra, además de desperdicios de plásticos como popotes, botellas y bolsas que matan nuestra fauna y plantas de mar.

            Al igual que la locutora de radio comparto la misma idea de separar la basura de los hogares, escuelas, y oficinas privadas como también gubernamentales en orgánica e inorgánica.

            Esta campaña en contra del uso de plástico en sus presentaciones principalmente popotes y bolsas es un inicio de tratar de hacer una campaña de concientización, y en eso no hay la menor duda.

            Alguien tiene que alzar la voz y fuerte; sin embargo, con responsabilidad porque el evitar el uso de estos productos puede generar otro problema que puede ser igual o peor hablando socialmente. Aunque no existe ningún problema con el hacer uso del poder de un micrófono, pero dando soluciones sin impacto negativo y no solamente limitarnos con una prohibición a secas.

            Solo por mencionar el año pasado en nuestro país se sacó un estimado económico de lo que representaría la reducción o suspensión del uso de popotes, siendo que la industria del plástico en México estima una afectación negativa de tres mil trecientos siete millones de pesos, además de la perdida de 725 empleos formales.

            Pero el impacto negativo no termina ahí, porque todavía falta quienes intervienen en el proceso, es decir, los directo e indirectos hasta llegar al consumidor final.

            Esto también aumentaría el empleo informal, es decir, menos ingreso no solamente las cuotas del IMSS y por ende a la Secretaria de Hacienda y Crédito Público.

            Desde otra óptica si consideramos que el rubro de la industria del plástico en nuestro país contribuye con el 0.49 por ciento del Producto Interno Bruto, ahora imaginemos sin ese porcentaje tan chiquito y aún más imaginemos que ese mismo porcentaje se convirtiera en un incremento de desempleo, o peor la situación; que ese 0.49 % se incremente en robos, violencia o sea un porciento que se a listan a cualquier grupo criminal.

            Solo hasta entonces con esa óptica y ese enfoque, creo que se pensaría muchas veces la prohibición del uso de popotes, botellas PET, o bolsas de plástico. Simplemente sería una cuestión de enfoque.

            Con respecto al tema de separar la basura en orgánica e inorgánica, más del 90 por ciento de nuestras cabeceras municipales alrededor de todo nuestro país, no saben qué hacer, sin importar que sean los ayuntamientos encargados de la limpieza o empresas particulares. Todos toman las bolsas orgánicas e inorgánicas las botan en el mismo camión de basura y comprimen para hacer más espacio antes de pasar al depósito o sección general del recolector del camión.

            No existe cultura alguna pero no con esto trato de decir, de no hacer lo contrario sino hipotéticamente suponiendo que tengamos una sociedad consciente o con cultura de separar la basura, simplemente México no está preparado aun para no mezclarla al final.

            En lugar de una prohibición o simplemente no al consumismo, es tratar de fomentar aquellas empresas existentes que hacen productos o explorar ese territorio como lo realizó un estudiante mexicano de nombre Scott Munguía, nacido en Guadalajara, quien descubrió una fibra que se puede procesar para hacer popotes biodegradables y otros materiales desechables de la semilla o hueso del aguacate.  Ese estudiante fundó su empresa mexicana en el año 2012.

            Fomentar empresarios o jóvenes estudiantes a proyectos como el mencionado anterior, tiene más impacto positivo a una falta de interés de concientización, aunque siempre tiene que existir el primero o primara persona que comience.

            Uno nunca sabe el destino que pudiera cambiar la industria del plástico hacia una tendencia con un producto que sustituya, es decir, si las empresas tabaqueras más grandes del mundo no pudieron vencer el consumo del cigarro electrónico, mejor optaron por empezar a sacar su propia línea de vaporizador o e-cig.
(Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria “Antonio Estrada Salazar” 2018) www.intersip.org