Pégale con muchas ganas

Por Guillermo Robles Ramírez

A finales de noviembre e intensificándose cada vez más a la fecha próxima a la Navidad, se ha visto el inicio de las posadas, aunque estas fiestas mexicanas deben de ser previo a la llegada de la Navidad, es decir, durante los nueve días antes para ser preciso.

Más no obstante no es ningún delito el comenzarlas antes, y tampoco hace falta ser adivino para ello puesto, ni tampoco hay necesidad de estar husmeando a los vecinos, sino a simple vista del día se ve que transitan vehículos con una, dos y hasta tres piñatas de picos, o bien camionetas Pick Up llenas de estas tradiciones mexicanas que no puede faltar en las posadas.

Cada vez que veo pasar una piñata me trae gratos recuerdos de la infancia en donde la reunión de familiares y amistades cercanas a la familia hacían las famosas posadas en donde la tradición era el canto, la comida y por supuesto no podía faltar el “dale, dale, dale…”

El origen de las piñatas en México comienza con los colonizadores españoles. El significado de la piñata es el siguiente: la piñata es el diablo y sus picos los 7 pecados capitales.

Un niño con los ojos vendados y su palo es la “fe ciega” e inquebrantable, listo para vencer al diablo, que es romper la piñata. El contenido de la piñata son todas las bienaventuradas que se ganan al vencer al diablo.

La tradicional piñata que se acostumbraba en nuestro país desde hace muchos años es la estrella de siete picos, que significa los pecados que se cometieron cuando fue crucificado Jesús o Jesucristo.

Tradición que viene desde los primeros evangelizadores que llegaron a México, quienes se enfrentaron a una forma de vida totalmente diferente a la que ellos practicaban.

La conquista fue no solo el adueñarse de los territorios de la recién descubierta América, también fue la imposición del idioma, los hábitos y costumbres españolas, y entre otros favores: la religión Católica

Para los evangelistas no fue fácil cambiar toda la ideología politeísta de las distintas etnias que poblaban en el Nuevo Mundo, en específico el ahora México.   Así que tuvieron la necesidad de crear estrategias para enseñar los misterios de Dios a nuestros antecesores.

Uno de los dogmas más complicados fue el del pecado y la manera en que Satanás nos tienta, de cómo debemos ser fuertes para vencerlo y así hacernos acreedores de los beneficios celestiales. Y con este enorme peso a cuestas, los frailes franciscanos encontraron la respuesta, «una piñata”.

Diseñaron una olla de barro rodeada de papeles de colores en forma de estrella, donde cada uno de los picos representados los pecados capitales, y que sube y baja del cielo (por eso la forma de estrella) pero molestando a la gente amenazando entre golpes y burlas nadie se escapa de tocarla y pegarle.

Hay que darle ¡duro!, vencer la tentación, romper el mal, poner toda nuestra energía y nuestra concentración en acabar con él. ¡Pero no es fácil! El pecado nos ciega los ojos, les pone una venda y son nuestros compañeros, amigos, familiares, es decir, el prójimo-próximo, quien nos guía a través de sus consejos para romper con el mal.

Entre todo el alboroto de las familias y amistades, solamente se escucha el “¡dale, dale, dale!…¡arriba..abajo!, ¡duro..duro!..!rómpela..rómpela!.., son algunos de los gritos de quienes acompañan al que le toca romper la piñata y cuando alguien bien guiado ha hecho caso al clamor popular: ¡se rompe la piñata!

Y del cielo caen las bendiciones que llueven sobre nosotros por haber hecho pedazos al pecado y saliendo frutas, dulces, juguetes, alegría inmensa que nos llena de dicha y felicidad. Esto quiere decir que el mal está derrotado, Dios está con nosotros, los evangelizadores cumplen con su tarea y los mexicanos gozamos una de nuestras tradiciones más divertidas.

La piñata se ha transformado como toda la cultura popular, y ha cambiado su forma hasta adquirir diversas formas, pasando de la tradicional estrella a ser conejo, perrito, zanahoria, betabel, piolín, Pokémon, la princesita, el burro, y como todo va en tendencias hubo en años recientes una gran demanda en “teibolera”, personajes de la política, como del “Peje” para que ahora sí le den duro con el palo, y me refiero a la piñata con la figura de AMLO y no de manera que se están imaginando.

Pero en épocas decembrinas regresa la piñata con la forma tradicional en donde unas están más lucidoras que otras con su diferente papel mache, convirtiéndose no solo el anhelo de cualquier niño sino también la de adultos.

De cartón o de barro, en época de posadas o en pleno verano, estrella o animal, las piñatas seguirán siendo por muchos años más una feliz referencia a las tradiciones mexicanas. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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