Guillermo Robles

Nos falta mucho

Por Guillermo Robles Ramírez

A partir del 2016 se empezó a registrar un incremento de las actividades de huracanes y tormentas en la cual las autoridades daban aviso a la población para tomar sus precauciones, sin embargo, dicho aviso siempre ha sido de mayor importancia o impacto en el campo.

Por ejemplo en el presente año el Servicio Meteorológico Nacional de la Comisión Nacional del Agua, pronostico a principios del mes de mayo no menos de 36 ciclones tropicales, y de esos se estima que ocho sean hurantes de categoría uno o dos, así como también habría siete con la fuerza de la categoría 3,4 y 5.

Sobre este mismo tema, México es considerado como un país que históricamente se ha visto afectado por ciclones y huracanes porque está rodeado por dos océanos.

El tema viene al caso porque desde la óptica del gobierno federal en la que se ha eliminado todo tipo de dinero para ayuda ante catástrofes naturales por considerarlo como se ve afectado los desembolsos económicos que tienen que ver con apoyos a la población dañada por fenómenos naturales como pudieran ser lluvias, huracanes, tornados, granizadas, temblores, etc., afirmando que desde hace muchos años, México es líder en la contratación de seguros.

En lo personal difiero, ya que una cosa es que los hoteleros no solo de  todas las playas mexicanas del Pacífico y Golfo de México, se protejan con seguros y otra es que lo hagan otros giros comerciales y en particular ciudadanos.

Una demostración real para afirmar mi posición es que sin la necesidad de hacerse una encuesta y sin temor a equivocarme, de cada diez entrevistados propietarios de viviendas, máximo dos cuentan con un seguro y se me hacen muchos, siendo la mayoría que lo tienen porque se les otorgó un crédito hipotecario y los bancos exigen ese requisito para una vez terminada la casa, cada quien se la jugará por su cuenta.

Otra muestra de que en México en general no hay cultura para asegurar patrimonio alguno, lo es en el caso de los vehículos, incluyendo a Coahuila en donde aunque ya se instituyo por ley la obligatoriedad de que todos los propietarios de unidades motrices deben contar con un seguro contra accidentes de todo tipo, no son pocos, sino poquísimos los que cumplen con esta normatividad y en especial propietarios de unidades ocho o diez años.

Sucede igual situación en el campo mexicano en donde algunos agricultores particulares aseguran sus siembras, pero decir que lo hacen los ejidatarios que en la mayoría apenas alcanzan para comer, sería una total mentira.

Coahuila ha tenido alcaldes, aunque no muchos, que dentro de sus programas han implementado seguros en  determinadas situaciones como fue el caso de la Administración de Jericó Abramo Masso, cuando fue Alcalde de Saltillo, promovió con muy buenos resultados un seguro por daños naturales en los medidores de agua, sobretodo porque en tiempo de invierno “tronaban” esos aparatos por las bajas temperaturas bajo cero.

Fue regular el número de consumidores de agua que se beneficiaron con ese programa al dañarse sus medidores.

Es muy lamentable que cuando inicia la temporada de tormentas y huracanes en México, se tenga que estar leyendo en noticas y ver imágenes en los mismos noticieros de televisión local y nacional las grandes perdidas que estas causan por su paso y que afectan el patrimonio de muchas familias, así como areas de trabajo.

Por otro lado, es conveniente que las mismas agencias aseguradoras busquen esquemas accesibles para proteger patrimonios que en muchas de las ocasiones es lo único con que cuentan las familias en general.

Hay que aprender de nuestros vecinos del Norte o sea Estados Unidos, en donde sus gobiernos se encargan de restituir el daño causado por desastres naturales a su infraestructura urbana y los poseedores de viviendas lo hacen gracias a su seguro que ellos mismos contratan y pagan. (Premio Estatal de Periodismo 2011 y 2013, Presea Trayectoria Antonio Estrada Salazar 2018, finalista en Excelencia Periodística 2018 representando a México) www.intersip.org

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