Ni con rifas, ni descuentos, jalan

Las imposiciones o limitantes a nadie le gustan, sobre todo cuando se es adolescente formando como parte de la incomprensión por parte de los padres y discusiones cuando no queremos aprender que en cada hogar existen reglas a las que tenemos que sujetarnos.

Pero cuando se vive esa etapa de la vida se piensa que una vez cumpliendo la mayoría de la juventud.

Contrario a lo que la lógica nos pudiera decir y en un mundo imaginario, sería muy fantasioso pensar creer en la existencia de una ciudad en el mundo donde no se cobraran impuestos por parte de sus autoridades.

Sino todo lo contrario, se han establecido imposiciones a los se les llaman impuestos en cada una de las ciudades del planeta, y muy independiente hacia dónde o en qué se aplican esos recursos, en una generalidad sus objetivos primordiales son para la creación de los servicios demandados por los habitantes.

En México, con ciudades empobrecidas y a las que no alcanzan ni todos los recursos del mundo, el pago oportuno de los impuestos contribuyen en alguna medida para a paliar esas carencias y necesidades, que son muchas y muy añejas, y que las autoridades se esfuerzan en diferentes medidas, en solventar.

En Coahuila, parte de esas necesidades y carencias de las 38 cabeceras municipales que integran la entidad, se solventan con un impuesto con el que más recursos obtienen las arcas municipales de manera directa: El Impuesto Predial.

Antes de la adquisición de computadoras, en los municipios de Coahuila no se tenía un control o inclusive se carecía de un padrón catastral confiable, la falta de base de datos que facilitaran el cobro de impuestos y la omisión habitual de los contribuyentes que más propiedades tienen o que sus inmuebles tienen un valor más elevado.

Pero gracias a los recursos estatales y municipales la situación fue mejorando al integrar equipamiento de computo, en donde poco a poco fueron superando en mayor medida para quienes fácilmente quedaban impune con el pago de Impuesto Predial.

Sin embargo, se espera que los contribuyentes que más propiedades de valor tienen hagan sus pagos de manera oportuna, y los que menos tienen acudan a sufragar ese gravamen en base a rebajas y condonaciones.

Es mucha la confianza que hacen los políticos y funcionarios municipales de que la población cumpla con sus obligaciones.

No son suficientes los programas promovidos por parte de las autoridades municipales e incentivos para la obtención de recursos del Impuesto Predial, ni tampoco los sistemas establecidos en donde existe un padrón catastral cada vez más confiable, la adquisición de equipo de cómputo necesarios, y con una base de datos cada vez más veraz.

Sin embargo, esta actitud solidaria que uno espera por parte del Departamento de Catastro, de las Presidencias Municipales de Coahuila y las diferentes entidades del país, no ha sido del todo entendida por muchos munícipes que han vivido casi siempre del erario y al que en nada contribuyen como ciudadanos.

En base a esfuerzos compartidos por los gobiernos municipales, el padrón de contribuyente catastral, ha ido perfeccionando y así, se han detectado a las fincas que aún son pagadas como terrenos baldíos, los grandes terrenos que menos pagan porque están subdivididos, construcciones en predios donde se declara que no existen y otras situaciones de esa naturaleza.

Errores de un pasado a los que en la actualidad presentan nuevos problemas como es la falta de actitud solidaria del contribuyente para con la comunidad; entender que esos impuestos son para pagar servicios a la propia población, pagar el alumbrado, mejorar el equipo de seguridad pública y en fin en propio beneficio de los habitantes de cada municipio.

¿Qué falta para que la gente acuda a pagar ese impuesto predial? Ofreciendo rebajas en diversos porcentajes, promociones, rifas de carros, seguros habitacionales, y cancelaciones de adeudos e intereses moratorios a los que en lo personal no estoy de acuerdo al igual que muchos otros contribuyentes que siempre pagan a tiempo sus impuestos, pero, en fin, las autoridades hacen de todo para poder recaudar lo más que se pueda.

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